La Vanguardia (1ª edición)

Trump invita a la mesa a Kim

El líder de EE.UU. insta a Pyongyang a pactar y recuerda su fuerza militar

- ISIDRE AMBRÓS

Cambio de tono. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, mostró ayer una imagen poco habitual en él a la hora de hablar de Corea del Norte. Aparcó sus habituales declaracio­nes agresivas y exhibió una actitud más conciliado­ra. No dejó de advertir al régimen de Pyongyang que está dispuesto a utilizar todo su poderío militar para detener cualquier ataque, pero emplazó a su líder, Kim Jong Un, a sentarse a negociar un acuerdo sobre el programa nuclear norcoreano.

Donald Trump sorprendió a propios y extraños en Seúl, la etapa más sensible de su gira asiática, a menos de cien kilómetros de la frontera con Corea del Norte. En una rueda de prensa conjunta con su homólogo surcoreano, Mun Jae In, dejó de lado sus habituales comentario­s envenenado­s –como el de llamar hombre

cohete a Kim Jong Un– y en un tono más conciliado­r abrió la puerta a un compromiso pactado.

“Tiene sentido que Corea del Norte decidiera sentarse a la mesa de negociacio­nes para buscar un acuerdo que es bueno para los norcoreano­s y para el mundo entero (…) Es cierto que veo movimiento­s, sí, veremos a dónde conducen”, dijo el líder de EE.UU.

El inquilino de la Casa Blanca atribuyó esta coyuntura a los “fuertes progresos” que llevan a cabo en este campo EE.UU. y sus aliados y se refirió, en concreto, al presidente chino, Xi Jinping, de quien afirmó que estaba haciendo un trabajo “muy útil, realmente muy útil”. Y es que China es el principal interlocut­or internacio­nal del régimen norcoreano y por ello Pekín es objeto de las presiones de Washington para que ejerza un mayor control sobre Kim Jong Un. Un trabajo que rece estar realizando con éxito a la vista de que Pyongyang no ha llevado a cabo ningún nuevo lanzamient­o de misiles en los últimos 53 días, el mayor periodo de calma en lo que va de año.

No obstante, el hecho de que Trump evitara mostrarse agresivo no supuso que dejara de exhibir músculo militar. El comandante en jefe reiteró que su país está preparado para utilizar “todas sus capacidade­s militares contra Corea del Norte si fuera necesario” y recordó que el Pentágono siempre tiene a punto un despliegue operativo en el Pacífico capaz de aniquilar el régimen norcoreano. “Espero por Dios que no tengamos que utilizarlo nunca”, afirmó también en tono conciliado­r, si bien no dejó de calificar a Pyongyang como “una amenaza mundial que reclama un acción mundial”.

Habrá que ver, sin embargo, la respuesta –si la hay– de Corea del Norte. Donald Trump dio a entender ayer que busca una solución negociada al programa nuclear de Pyongyang, pero, por otro lado, sigue armando a Corea del Sur, lo que sin duda provocará la ira de Kim Jong Un. El presidente de EE.UU. y su colega surcoreano acordaron eliminar el límite de carga explosiva de los misiles balísticos surcoreano­s, lo que supone un medida destinada a fortalecer la potencia de disuasión conjunta contra las provocacio­nes de Pyongyang.

Y el Gobierno surcoreano informó, asimismo, que los dos estadistas se pusieron de acuerdo en comenzar las negociacio­nes para la compra, por parte de Seúl, de submarinos de propulsión nuclear, capaces de intercepta­r los misiles lanzados por el ejército norcoreano.

Este compromiso formaría parte del objetivo de Donald Trump de promociona­r la industria militar de su país durante esta gira asiática, con el fin de paliar el déficit comercial que EE.UU. tiene con los países de esta región. Aprovecha la amenaza norcoreana par intentar vender equipos militares de última generación a sus aliados de la zona. Ayer insistió de nuevo en proclamar que las empresas de su país fabrican los mejores equipos militares del planeta y en que Corea del Sur haría bien en gastar miles de millones de dólares en estos activos, porque suponen seguridad para los surcoreano­s y trabajo y reducción del déficit comercial para Estados Unidos.

Por otra parte, Trump, que llegó al mediodía a la base aérea de Osan y de allí se trasladó a Camp Humphreys, donde se hallan la mayoría de los 28.500 soldados que EE.UU. mantiene en este territorio, tampoco dejó pasar la ocasión de confirmar el compromiso de su país con la defensa de Corea del Sur. “No podemos permitir que Corea del Norte amenace todo lo que nos ha costado tanto construir juntos y estamos orgullosos de haberlo hecho”, dijo, y reiteró que EE.UU. está preparado para defenderse a sí mismo y a sus aliados utilizando toda su capacidad militar si es necesario.

El presidente de Corea del Sur, Mun Jae In, no obstante, pidió a Washington que, llegado el caso, no emprenda ninguna acción militar contra Pyongyang sin el consentimi­ento previo de las autoridade­s surcoreana­s.

El presidente dice que su país está preparado para utilizar toda su capacidad militar Corea del Norte lleva 53 días sin lanzar ningún misil, el mayor periodo de calma del año

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WOOHAE CHO / GETTY Donald Trump besa a su esposa, Melania, tras aterrizar en la base aérea de Osan, en Pyeongtaek (Corea del Sur)

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