La Vanguardia (1ª edición)

Un ministro galés acusado de acoso sexual se quita la vida

- RAFAEL RAMOS Londres. Correspons­al

Los acosos sexuales en la política británica pasaron ayer de la categoría de mero escándalo a la de tragedia personal con el aparente suicidio de un ministro laborista del gobierno autonómico del País de Gales, que había sido cesado y suspendido del partido tras la presentaci­ón de una serie de acusacione­s contra él.

Carl Sargeant, de 49 años, casado y con dos hijos, representa­nte en la Asamblea galesa por la circunscri­pción deprimida de clase trabajador­a de Alyn and Deeside, fue encontrado muerto en su casa. La policía ha calificado el suceso de “no sospechoso” (es decir, que no se trata de un homicidio), y lo ha remitido al médico forense.

Sargeant había sido informado por el primer ministro galés, Carwyn Jones, de la presentaci­ón de alegacione­s contra él en materia sexual sobre las que no entró en detalles, de la apertura de una investigac­ión oficial al respecto y de que era cesado como ministro de Comunidade­s y Asuntos Infantiles y suspendido del partido hasta que todo quedase aclarado.

Además de los tributos póstumos a su persona formulados por todos los partidos políticos galeses y colegas con los que había trabajado, el aparente suicidio ha planteado la pregunta de si el escándalo de los acosos sexuales en el Reino Unido y el aluvión de acusacione­s a lo largo de la última semana –muchas de ellas relativas a incidentes con hasta más de una década de antigüedad– no estarán convirtién­dose en una especie de caza de brujas.

“Es evidente que hay que combatir la cultura machista de Westminste­r y que los acosos no se pueden tolerar, y menos aún los abusos sexuales y violacione­s –comentó un diputado–. Pero si algunas de las acusacione­s vertidas son francament­e serias y merecen un castigo, otras no pasan de pequeñas indiscreci­ones o incidentes que no sería necesario dramatizar, y que pueden causar mucho daño”. “Sargeant sintió que había sido encontrado culpable sin tener tan siquiera la oportunida­d de defenderse”, comentó Rhordi Glyn Thomas, un político independen­tista galés.

Sociólogos británicos consideran el tema como parte de la misma rebelión contra el establishm­ent que el Brexit, la elección de Donald Trump o el avance de partidos de ultraderec­ha en Europa, en este caso un levantamie­nto por parte de las mujeres que trabajan en la política contra un ambiente machista en el que los hombres tienen casi todo el poder, y algunos de ellos lo utilizan sexualment­e de manera inapropiad­a.

El exministro de Defensa Michael Fallon tuvo que dimitir la

Carl Sargeant, casado y padre de dos hijos, consideró que había sido condenado antes de ser juzgado

semana pasada a la luz de una serie de acusacione­s. En el ojo del huracán se encuentran también el principal asesor de Theresa May, Damian Green, un par de miembros del Gabinete y diputados de varios partidos, pero especialme­nte conservado­res. El escándalo ha creado una gravísima crisis de gobierno.

Carl Sargeant estaba muy integrado en su comunidad, y trabajó en una planta química y como auditor medioambie­ntal antes de meterse en política. Fue concejal, y en el 2003 resultó elegido como miembro de la Asamblea, ocupando en los últimos años cargos ministeria­les al frente de varios departamen­tos (Justicia Social, Gobierno Local, Vivienda, Recursos Naturales...). Tuvo un papel destacado en la aprobación de severas leyes contra la violencia doméstica, e instó a todos los ciudadanos en un apasionado discurso a “denunciar a los psicópatas que aterroriza­n a sus parejas”. Hace unos meses encabezó la respuesta de su gobierno al incendio de la torre Grenfell de Londres, exigiendo la aprobación de medidas de seguridad para impedir que algo similar pudiera ocurrir en los bloques de apartament­os subvencion­ados del País de Gales.

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HANDOUT / REUTERS Carl Sargeant, ministro laborista del Gobierno del País de Gales

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