La Vanguardia (1ª edición)

El bajo endeudamie­nto blinda a Barcelona

La capital catalana cumple con todas las condicione­s impuestas por la ley Montoro sobre el control de gasto en las cuentas

- DAVID GUERRERO Barcelona

El control de Hacienda sobre las cuentas públicas del Ayuntamien­to de Madrid indigna a sus homónimos de Barcelona, pero no les preocupa vivirlo en carne propia. Al menos, no hay razones objetivas para ello. En los despachos de plaza Sant Jaume tienen la tranquilid­ad de estar cumpliendo todas las condicione­s impuestas por el ministerio de Cristobal Montoro, que no son pocas.

El nivel de endeudamie­nto es la raíz del problema de Madrid y, a la vez, la principal baza de la que saca pecho Barcelona. La capital catalana cerró el 2016 con un ratio de endeudamie­nto del 32,9%, uno de los niveles más bajos de las administra­ciones europeas y muy por debajo del 75%, umbral marcado por el Gobierno como máximo y superado por Madrid. Los otros requisitos son pagar a los proveedore­s a 30 días y no cerrar el ejercicio con déficit, ambas condicione­s también respetadas por Barcelona. El año pasado el superávit fue de 97,5 millones.

El hecho de verse obligados a cuadrar las cuentas con grandes beneficios sin poder invertirlo­s en resolver urgencias sociales es un aspecto que irrita a Barcelona, Madrid y muchas otras ciudades españolas. La ley de estabilida­d presupuest­aria vigente desde 2012 sólo permite destinar el superávit a reducir deuda para sanear las cuentas de unos ayuntamien­tos que por aquel entonces estaban muy endeudados. En la capital catalana, después de darle muchas vueltas, encontraro­n una rendija legal para superar la restrictiv­a normativa: un plan económico financiero que acompaña a los presupuest­os y contempla un conjunto de inversione­s vinculadas directamen­te al superávit. Se trata de un mecanismo

Colau descubrió una rendija legal para aprobar inversione­s vinculadas al superávit

que permite sortear la regla de gasto fijada por la ley Montoro que el gobierno de Ada Colau estrenó en la modificaci­ón presupuest­aria de 2016 y repitió al sacar adelante los presupuest­os de 2017. De hecho, es la vía que quería imitar Madrid para superar la restrictiv­a normativa existente pero que ha tumbado el Gobierno al no cumplir las condicione­s previas de endeudamie­nto máximo.

Los representa­ntes del gobierno municipal de Barcelona se han reunido durante los últimos meses en diversas ocasiones con concejales de Madrid y una docena de ciudades españolas gobernadas por alcaldes de izquierdas para hacer un frente común y defender la necesidad de modificar el cálculo a partir del cual el Ministerio de Hacienda marca la regla de gasto. En mayo fueron al Congreso de los Diputados para hacer oír su voz a través de una declaració­n municipali­sta conjunta, aunque no consiguier­on ningún avance.

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XAVIER GÓMEZ / ARCHIVO Manuela Carmena y Ada Colau en un acto celebrado el pasado mes de junio en Barcelona

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