El diván del alcalde
El edil socialista de Calafell se instala de nuevo en la calle para ‘anotar’ las quejas ciudadanas
Alcalde, las racholas del paseo andan sueltas y otra cosa, las personas mayores como yo no podemos andar por la playa porque la arena tiene mucha pendiente”, suelta Conchita. “Es que este año hemos tenido temporales de sur...”, intenta explicar el alcalde. Pero ella contraataca: “Bueno, da igual, que no podemos caminar, ¡coña! Y el paseo está muy feo”. Conchita fue una de las vecinas que ayer aprovecharon la iniciativa del alcalde de Calafell. El socialista Ramon Ferré –que gobierna con el PP– instaló un sofá en la calle para atender a los ciudadanos: Que si las obras, que si la basura, que si la iluminación, que si la playa... Dos horas y ni rastro de independencia, ni del 155, ni de prisión, ni de Bruselas.
Nadie diría que la tarde anterior Ferré estuvo toreando casi cuatro horas en un pleno de lo más tensionado. Pese a no ser la lista más votada –lo fue la de CiU que tiene seis concejales–, los cinco ediles socialistas pactaron con los dos del PP y los dos de Unió i Alternativa Municipal (UAM). Y la investidura salió adelante con los votos de Ciutadans. En el pleno del lunes, los diez concejales de la oposición (PDECat, ERC y CUP) pedían a Ferré que rompiera el pacto de gobierno. Los republicanos quieren su dimisión. También le piden que rompa el carnet, como han hecho otros alcaldes socialistas. Unas horas más tarde, en la calle, ni un solo ciudadano se refirió al procés. Ni república, ni Catalunya, ni España. En el sofá, baldosas y obras que no acaban.
“No puede ser que levanten dos calles a la vez y yo no pueda entrar en mi parking desde agosto...”, se queja Alfonso. “Un poco de paciencia, luego cuando acaben las obras veréis la mejora...”, contesta el alcalde. Al abrir la calle Major para suprimir las aceras, aparecieron unas tuberías que no constaban en los planos y las obras se han retrasado. “Alcalde, ¿quieres un churro? Los acabo de comprar...”, dice otra vecina que pasa por ahí. El sofá está junto al mercado municipal y como es martes, también hay mercadillo.
Ferré, arquitecto de profesión, no se esconde: “Me siento cómodo, orgulloso y bien representado en el PSC”, dice, pero se ha adherido al manifiesto impulsado por Núria Parlon, la alcaldesa de Santa Coloma, reclamando a los socialistas que no avalen el 155. Y el día del referéndum, Ferré también se acercó al colegio electoral: “Nos dijeron que venía la Guardia Civil...”.
“A nivel municipal lo que importa son las personas... Es verdad que el pacto no es fácil y menos en este momento tan complejo... Pero yo espero que todo se vaya tranquilizando”, asegura. Empezó a sacar el sofá a la calle cuando estaba en la oposición. De las quejas de los vecinos sacó su programa electoral. Y ha seguido haciéndolo como alcalde. Ha habido algún momento, de tensión, “pero muy, muy pocos”, insiste. Uno de ellos, cuando era concejal, con los activistas de la Plataforma Afectados por la Hipoteca. “Pero la gente que se acerca lo hace con educación”, dice. Desde lejos cae alguna que otra mirada poco amigable, pero a corta distancia... “Alcalde, ¿para cuándo un trozo de playa para llevar a los perros?”.
En el pleno del lunes reinó la tensión por la situación política; en la calle, ni una mención a la independencia