Alivios y temores
La decisión adoptada por el Tribunal Supremo sobre los miembros de la Mesa del Parlament acusados de rebelión; y la preocupación ante la posibilidad de que el Mobile World Congress pueda abandonar Barcelona.
LA inestabilidad política y social en Catalunya derivada del proceso independentista puede tener todavía efectos económicos más desastrosos a medio plazo de los que se han registrado hasta la fecha. Ahora es el Mobile World Congress, la cita internacional más importante que acoge Barcelona, y que ha hecho de la capital catalana un referente mundial del móvil, la que peligra. Sus organizadores han expresado preocupación por la situación que vive el país y señalan que podrían buscar otra sede a partir del 2019 porque este gran congreso necesita seguridad y estabilidad política y social.
La imagen que dio Catalunya el pasado miércoles, con más de setenta carreteras cortadas y vías del ferrocarril bloqueadas, coincidió con la reunión del patronato de la Fundación Barcelona Mobile World Capital y contribuyó a aumentar la preocupación por la celebración del congreso mundial del móvil. Barcelona, y con ella Catalunya, necesita urgentemente mejorar su imagen ante el mundo si quiere seguir manteniendo la gran cifra de visitantes internacionales que recibe. Sólo la cita anual del móvil atrae cada año más de cien mil directivos y altos ejecutivos de las principales empresas tecnológicas del planeta. Para Barcelona la pérdida del congreso del móvil sería un golpe de muerte para su imagen internacional, para la economía y para el empleo.
De momento, y esa es la buena noticia, la próxima edición del Mobile World Congress, que se celebrará entre el 26 de febrero y el 1 de marzo del 2018, está garantizada y los preparativos van a buen ritmo. Esta es la ocasión ideal para que toda la ciudad reaccione y contribuya a que el congreso se desarrolle a la perfección, y que pueda ser el mejor de su historia, de modo que los organizadores no tengan excusa alguna para caer en la tentación de cambiar de sede el año siguiente. Eso, al margen de que la situación política pueda normalizarse a partir de las próximas elecciones autonómicas, exige que todos los estamentos políticos, económicos y sociales se pongan ya las pilas, con el Ayuntamiento a la cabeza. La principal preocupación de los asistentes al congreso –especialmente los asiáticos, que son más de la mitad– se centra en los eventuales disturbios y la inseguridad que pudiera haber en las calles. Por ello es muy necesario que, entre otras cuestiones, se pacte un escenario de tranquilidad ciudadana con todos los sectores potencialmente conflictivos, ya sean políticos o sindicales, con objeto de evitar huelgas en los días en que se celebre el Mobile World Congress. No hay duda de que ese esfuerzo sería convenientemente valorado por los organizadores, y la ciudad de Barcelona, y Catalunya en su conjunto, podrían seguir liderando ese gran acontecimiento internacional que tantos beneficios reporta para el país.