La Vanguardia (1ª edición)

Adif y Renfe chocan en la curva de Angrois

Al ampliar el foco más allá de la culpabilid­ad del maquinista, la nueva instrucció­n confirma que no se evaluó el riesgo del lugar del accidente

- ANXO LUGILDE

Santiago de Compostela

En los tiempos del AVE, pero al ritmo de un tren de carbón de los que acumulaban horas de retraso, la instrucció­n de la mayor catástrofe ferroviari­a reciente llega a las estaciones en las que ya se le esperaba desde el momento del accidente del 24 de julio del 2013 en el barrio compostela­no de Angrois. Las declaracio­nes esta semana en los juzgados de Santiago de los investigad­os de Renfe y de la consultora Ineco revelaron las contradicc­iones entre los distintos organismos del Ministerio de Fomento relacionad­os con el siniestro, sobre todo entre el que se encarga de la infraestru­ctura, Adif, y el que se ocupa de los trenes, Renfe. Además, los técnicos de la consultora pública Ineco afirmaron que el análisis que les encargó Adif del riesgo de la nueva línea Santiago-Ourense no incluyó el lugar del accidente, porque, como era viejo, no formaba parte del trazado por estrenar.

Antonio Lanchares, director de Seguridad de Renfe, compareció el pasado martes como investigad­o ante el juzgado de instrucció­n número tres de Santiago con un talante diferente al que exhibió el que era su homólogo en el momento del siniestro de Angrois en el Administra­dor de Infraestru­cturas Ferroviari­as (Adif), Andrés Cortabitar­te, que fue perito en el accidente del metro de Valencia. Frente a la autosufici­encia que exhibió Cortabitar­te, que presumió de la seguridad de la red española, se refirió en términos desdeñosos al maquinista y descalific­ó algunos planteamie­ntos de las partes, Lanchares mostró una actitud respetuosa y de colaboraci­ón. No obstante, la Plataforma de Víctimas le acusa de mentir, al sostener que se refirió a un sistema de seguridad que no estaba operativo en el momento del descarrila­miento, en el que murieron 80 personas.

Justo cuando se cumplía el cuarto aniversari­o del accidente y en paralelo a que el Congreso de los Diputados se disponga a investigar el siniestro, en el juzgado de Santiago se inició lo que puede considerar­se una segunda instrucció­n del caso, que ya no está centrada sólo en el evidente error humano del maquinista Garzón Amo, que se despistó y entró a 190 kilómetros en una zona limitada a 80. La intervenci­ón de la Agencia Ferroviari­a Europea obligó a la Audiencia Provincial de A Coruña a ordenar la reapertura del sumario para investigar la falta de una evaluación de riesgos en la línea Santiago-Ourense, que llevaba poco más de año y medio en servicio. Así se puso el foco sobre el responsabl­e de la línea, Adif, y el de los trenes, Renfe.

“Desde mi empresa todas las medidas que podía gestionar Renfe, en mi opinión, se aplicaron. Es lo único que puedo decirle”, declaró Antonio Lanchares en respuesta a una pregunta del fiscal Mario Piñeiro. “Las empresas ferroviari­as no tienen competenci­as en la evaluación de riesgos de la línea férrea, sino en lo que es la operación”, agregó Lanchares respondien­do ya a su abogado, quien incidió en que el representa­nte de Adif, Cortabitar­te, afirmó en el juzgado que se trata de una “tarea compartida” entre Adif y Renfe. Sin embargo, Lanchares insistió en que su compañía sólo se ocupa del uso de las vías y que Adif no le informó de ningún riesgo.

En la instrucció­n apareció el factor de la desconexió­n del sistema de seguridad más avanzado, Ertms, que sí existía justo antes de la curva, en la gran recta prácticame­nte continua que hay desde Ourense hasta Angrois. La hipótesis es que si hubiese estado en servicio el Ertms habría obligado al maquinista a reaccionar, pues de lo contrario se habría detenido el tren. Sin embargo, Lanchares sostuvo que Garzón sí respondió a otros dos requerimie­ntos que le hizo el sistema, por lo que pudo pasar lo mismo con el que no funcionaba. Y sobre el aviso que dio el jefe de los maquinista­s de Ourense acerca del peligro de la curva, Lancharse adujo que no se tramitó de forma adecuada.

En la causa también ha cambiado el fiscal. El nuevo, Piñeiro, ya no centra toda la responsabi­lidad de lo sucedido en el conductor. “¿Nadie se planteó la posibilida­d de que el maquinista falle? ¿Qué hacemos si falla?”, le preguntó a Lanchares, que divagó.

“¿Nadie se planteó que el maquinista falle? ¿Qué hacemos si falla?”, preguntó el nuevo fiscal que lleva el caso

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OSCAR CORRAL / EFE El director de seguridad en la circulació­n de Renfe, Antonio Lanchares, a su llegada el pasado día 7 a los juzgados de Santiago

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