El último maestro del humor
GREGORIO SÁNCHEZ, ‘CHIQUITO DE LA CALZADA’ (1932-2017) Artista
Pocas personas pueden vanagloriarse de haber creado un lenguaje propio. Gregorio Esteban Sánchez Fernández, Chiquito de
la Calzada, fue una de esas pocas. Un lenguaje propio y un relato peculiar en su forma de contar sus chistes, donde lo que menos importaba era el final y la gracia estaba en el desarrollo. Chiquito de la Calzada murió en la madrugada del sábado en el hospital Regional de Málaga, ciudad en la que había nacido hacía 85 años.
En los últimos días, el cómico español por antonomasia había pasado momentos difíciles, donde sobresalía su soledad. Una caída fortuita en su domicilio le tuvo varias horas incomunicado porque nadie tuvo conocimiento del hecho. Fueron los bomberos quienes tuvieron que socorrerle. Ingresó en el hospital, mejoró, sufrió una angina de pecho y finalmente recayó con una infección generalizada que ha acabado con su vida.
Chiquito de la Calzada llegó al mundo del humor de rebote. Su primera pasión fue el flamenco, arte con el que tuvo su primer contacto a los ocho años, dedicándose desde su primera edad al cante. Hijo de un electricista y segundo de tres hermanos, no se le daba mal. Formó parte del grupo Capullitos Malagueños, donde cantaba por fandangos y malagueñas. Contratado por diversos cuadros flamencos, Chiquito vivió durante dos años en Japón, en la década de los años setenta del siglo pasado, como integrante de uno de esos cuadros de fama reconocida más en el exterior que en la propia España.
La fama le llegó cuando ya contaba con 62 años y participó en el programa de televisión Genio y
Figura, un programa de chistes de Antena 3 donde le descubrió el productor Tomás Summers y donde los espectadores se quedaron prendados de su lenguaje surrealista, de movimientos imposibles y camisas multicolores. Lenguaje y movimientos que empezaron a ser imitados en todos los rincones del país. En ningún momento se dejó avasallar por la fama, que le llevó incluso a participar en algunas películas que han quedado para el archivo de los incondicionales, pero no pasarán al olimpo de la cinematografía.
Chiquito de la Calzada utilizó siempre su fama en beneficio de los demás, fue un hombre tremendamente solidario que puso su figura y sus chistes al servicio de todas las causas humanitarias que se lo solicitaban. Eso y promocionar el nombre de su ciudad, Málaga, allá donde estuviera.
En el año 2012 Chiquito de la Calzada sufrió el golpe más duro con la muerte de su mujer, Josefa García Gómez, con la que llevaba más de cincuenta años casado. Pepita, como la conocía todo el mundo, fue la esposa, pero sobre todo la compañera de toda la vida y, aunque no tenían hijos, la pareja era considerada como un claro ejemplo de amor inmarchitable. En una entrevista al diario La
Opinión de Málaga, el humorista aseguraba que “hay que derrochar mucho arte y mucho cariño para que un matrimonio dure tantos años”, y recordaba cómo conoció a Pepita durante una actuación: “Cuando vi a esa mujer en primera fila me dije: ¡Hasta luego, Lucas!, esta ya no se me va”.
Muchos consideran que el genio de Chiquito de la Calzada estaba a la altura de los grandes humoristas internacionales como el francés Jacques Tati, el británico Benny Hill o el norteamericano Jerry Lewis. Incluso se le considera parejo a Charles Chaplin o Mario Moreno, Cantinflas, representantes todos de una de los artes más difíciles de conseguir, arrancar la carcajada de los espectadores.
En los últimos años, Chiquito de la Calzada se refugiaba en el restaurante Chinitas de Málaga, al que acudía a comer con frecuencia y donde aprovechaba para hacerse fotos con quienes lo solicitaban.
Memorable es la definición que hizo de su término fistro en una entrevista del año 2008. “Es una palabra planetaria, y como yo soy géminis, procede de una galaxia de 1801”, señalaba.
La fama le llegó cuando ya contaba con 62 años y participó en un programa de televisión