Los vándalos se ensañan con el parque de María Luisa en Sevilla
Ningún monumento está a salvo, pero los vándalos tienen en Sevilla su área de acción preferida en el histórico parque de María Luisa. Los jardines que el arquitecto paisajista Nicolás Forestier diseñara para la infanta María Luisa Fernanda de Borbón son objeto habitual de actos de violencia de quienes sienten un extraño placer en destrozar el patrimonio. Y dentro del parque, la cerámica de columnas y balaustradas de la plaza de España, levantada para la Expo del 29, uno de los enclaves más visitados, sufre a menudo los ataques de quienes, amparados en la falta de vigilancia, aprovechan para llevarse pedazos a sus casas o disfrutan con su destrozo. Tras una gran obra de restauración, la plaza de España apenas ha conseguido lucir su nueva cara unos pocos meses. El Ayuntamiento destina cada año un mínimo de 200.000 euros para arreglarlo. El fenómeno no es exclusivo de Sevilla sino que se extiende por otras ciudades como Córdoba o Cádiz.
Manuel Hernández, experto en patrimonio histórico y conductas humanas, considera que no se trata sólo de un “gamberrismo gratuito y sin sentido”, sino que en ocasiones refleja la actitud de personas para las que “la ciudad se ha vuelto una realidad hostil” y desarrollan “una relación de odio donde la violencia se convierte en uno de sus lenguajes”.