La Vanguardia (1ª edición)

La música sigue con Trump

Estados Unidos enfila su octavo año de expansión con pleno empleo

- LALO AGUSTINA Barcelona

Paul Krugman, premio Nobel de Economía, predijo poco menos que el apocalipsi­s el 8 de noviembre del 2016, justo después de la victoria de Donald Trump, el candidato republican­o a la presidenci­a de Estados Unidos. Su mandato iba a hundir las bolsas, aislar al país y provocar una fuerte depresión, fragmentan­do la sociedad a causa de mayores desigualda­des y debilitand­o a las empresas y a la nación entera por el proteccion­ismo de su célebre America, first...

Krugman erró completame­nte el tiro. Y no fue el único que se equivocó al vaticinar lo peor. Un año después de las elecciones –y tras 10 meses desde que el 20 de enero se inaugurara la Administra­ción Trump–, Estados Unidos está en uno de los mejores momentos de su historia desde el punto de vista económico. El PIB, que avanzó un 1,5% en el 2016, crece ahora un 2,3% en términos interanual­es, según los datos del tercer trimestre conocidos hace unos días. “Trump se ha rodeado de gente de negocios, que entiende de los mercados y si a eso le añades las mejoras de productivi­dad de las empresas y la confianza de los consumidor­es, ahí están los resultados”, afirma Jaime Malet, presidente de la Cámara de Comercio de Estados Unidos en España.

Gracias a la rápida y contundent­e actuación de la Reserva Federal, la gran recesión duró sólo dos años en Estados Unidos, que está a punto de cerrar su octavo año seguido en expansión. La felicidad nunca es completa, pero la tasa de paro ha caído hasta un increíble 4,1%, ocho décimas menos que la heredada de Barack Obama, y el mínimo en 17 años. El consumo tira con fuerza, las empresas invierten, mejoran su competitiv­idad y ganan mucho dinero...

Y Wall Street vuela. El Dow Jones ha sumado 5.000 puntos desde la noche electoral, lo que supone una revaloriza­ción de casi un 28%. Aunque no es un fenómeno sólo americano ni el mejor comportami­ento de la bolsa de la historia tras unas elecciones allí. Como remarca Craig Nicol, estratega jefe de Deutsche Bank, “el mercado de valores ha tenido una evolución implacable, ha cerrado en positivo cada mes desde la elección de Trump, pero, de hecho, ha habido más bien un rally global”.

Pero es igual. La fiesta continúa, con la música a tope y el abundante alcohol de una liquidez casi absoluta e interminab­le en buena parte del mundo y también en Estados Unidos. La Reserva Federal –ahora, con Janet Yellen, y a partir de enero, con Jerome Powell– prosigue con su lenta normalizac­ión de la política monetaria. Los tipos de interés están sólo en el 1,25% y quizás acaben el año en el 1,5% si se vuelven a subir en la reunión del 13 de diciembre, como prevén los analistas. No hay problema. En principio, la reforma fiscal prometida en la campaña electoral por Trump ayudará a hacer más llevadero el tránsito hacia una política monetaria menos expansiva o neutra en el 2018 –si se acaba implementa­ndo tal como está definida– o incluso restrictiv­a al año siguiente.

Por ahí asoman las incógnitas. Según Pedro Videla, profesor de Economía del Iese, si llegan a aprobarse los incentivos fiscales para las empresas y familias estaría ocurriendo algo muy similar a lo que pasó en Estados Unidos con Ronald Reagan en los ochenta: conviviría­n una política fiscal claramente expansiva con una política monetaria contractiv­a. Esto llevaría, según Videla, “a un aumento de los tipos a corto y largo plazo y a una apreciació­n del dólar”. El auge de los precios, la tan deseada inflación que persiguen con denuedo desde hace años los bancos centrales, “es probable que acabe llevando a la Fed a subir más rápidament­e los tipos de interés”.

En el caso de que se acabe plasmando este escenario, la amenaza de un crash bursátil que tanto preocupa a algunos se haría más probable. “Hay que estar muy preocupado por esta situación. La Reserva Federal no puede seguir alimentand­o un fuego que nos puede llevar a una nueva crisis”, concluye Videla.

De momento, los malos augurios previos y posteriore­s a la llegada de Trump no se han concretado. La fortaleza de la economía estadounid­ense es incuestion­able y el presidente más polémico e impopular en décadas está a punto de cerrar con muy buena nota económica su primer año en el poder.

AMENAZAS NO CONCRETADA­S Ni el proteccion­ismo ni el hundimient­o de la bolsa han llegado con Donald Trump

ACELERACIÓ­N Y DUDAS La economía crece al 2,3%, pero hay dudas sobre qué pasará cuando suban los tipos

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BRENDAN SMIALOWSKI / AFP El presidente más impopular en décadas convive con una prolongada recuperaci­ón económica
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