Collboni aún se pregunta por qué la alcaldesa no defendió su alianza
VIENE DE LA PÁGINA ANTERIOR caldesa dijo que esperaba que salieran de prisión para que dieran cuenta de sus “mentiras”. Ciurana, que adoptó un tono más duro que el de Bosch, no mostró muchas esperanzas en que los comunes puedan hacer este acto de contrición, pero destacó que no hay otro modo de desatascar la ciudad. A los del PDECat aún les escuecen las descalificaciones que les propinaron los comunes en la última campaña electoral. Y Bosch, luego de orientar toda la actividad política municipal hacia cuestiones relacionadas con el proceso independentista, aseguró que “en las últimas elecciones municipales los barceloneses apostaron por las fuerzas del cambio, y Colau debería haberlo considerado. Desde el principio dijimos que el pacto con el PSC era un error, que tenía que fijarse en nosotros y la CUP”. Ahora, dada la extraordinaria situación que atraviesa Catalunya, Bosch entiende que el gobierno del Ayuntamiento de Barcelona, de la principal institución catalana que conserva su autonomía, también ha de considerar entenderse con el PDECat.
De todas formas la CUP tampoco parece dispuesta a facilitar el día a día de los comunes. Sus tres concejales únicamente apoyarán al gobierno municipal cuando emprenda políticas de veras rupturistas, cuando Colau abandone sus ambigüedades entre la aplicación del 155 y la DUI “y apueste por el bando de los oprimidos, por quienes están sufriendo el ataque a las instituciones catalanas”.
Entre tanto las palabras de la alcaldesa no ayudan a intuir sus próximas decisiones. Estos días no tuvo problemas en lanzar unos cuantos dardos tanto contra el PDECat como contra ERC, y además ayer declinó señalar qué votó en la consulta. Este proceder cada día molesta más al socialista Jaume Collboni. “Colau ha estado más pendiente de lo que opinan los independentistas que de lo que piensan los ciudadanos de Barcelona, y ya se ha visto a quién satisface el fin del pacto: a los independentistas y al PP”. El todavía segundo teniente de alcalde tachó de “error histórico” la decisión de Colau y lamentó que se rompa “uno de los pocos puentes que quedaban en pie en Catalunya. Es la primera alcaldesa que no defiende su propio gobierno ante el electorado”. Collboni no entiende cómo sus hasta ahora socios dejaron en manos de 3.800 militantes un acuerdo de gobierno que tanto la alcaldesa como muchos de sus ediles reconocían que funcionaba. Tras año y medio en el gobierno, los socialistas regresan a la oposición con el compromiso de realizar “una oposición clara, constructiva y en clave de ciudad”. En este sentido, la tramitación de los presupuestos en la comisión de Economía de este mismo martes será la primera prueba. Collboni ha sido el principal defensor de la candidatura de Barcelona para acoger la Agencia Europea del Medicamento y asegura que la continuará defendiendo “por tierra, mar y aire” pero reconoce que si las cosas ya pintaban mal por la situación política de Catalunya, ahora “la ruptura del gobierno no envía un mensaje de credibilidad institucional”.
Ciutadans y PP también se muestran muy dispuestos a apretarle las clavijas a la alcaldesa durante lo
La alcaldesa declina señalar qué votó en la consulta a las bases de su partido
Cs y PP entienden que el fin del pacto es una concesión a las fuerzas independentistas
que queda de mandato. Ambas formaciones consideran la ruptura del pacto como una concesión al independentismo, e interpretarán en estos mismos términos cualquier acercamiento de los comunes al PDECat, ERC y la CUP. Según la concejal de Cs Marilén Barceló, “la ruptura del pacto con el PSC no es más que el paso previo del pacto de Colau con los partidos separatistas. La alcaldesa está sacrificando Barcelona en beneficio de su calculadora electoral”. La formación morada también exige a los comunes un cambio de actitud. “Gobernar implica dialogar, tomar decisiones y trabajar para todos los barceloneses, no únicamente para aquellos que te votaron”.
El popular Alberto Fernández también redobló ayer sus acostumbrados ataques y subrayó que “dejar un gobierno municipal roto y una ciudad divida e inestable una semana antes de que se conozca qué ciudad acogerá la Agencia Europea del Medicamento es la última frívola irresponsabilidad de Colau. La alcaldesa está hundiendo Barcelona y haciendo independentismo”. El líder del Partido Popular también quiso meter la los dedos en la herida que los comunes arrastran desde que ganaron las elecciones. “Colau volverá a gobernar con la minoría más absoluta de la democracia de Barcelona. Nunca tan pocos habían gobernado tanto y además de un modo tan totalitario”, añadió.