La defensa de ‘La Manada’ espió a la víctima tras la agresión
El seguimiento se hizo a los dos meses de los hechos y se ha admitido como prueba
Ocurrió el primer fin de semana de septiembre del año pasado. La supuesta víctima de la violación en grupo ocurrida en los Sanfermines del 2016 fue seguida durante dos días por unos detectives privados contratados por la defensa, una acción que ha derivado en un informe que ahora es parte del juicio. Según adelantó ayer el Diario de
Noticias, la sala ha admitido estos documentos como prueba en el proceso que se desarrolla estos días en el Palacio de Justicia de Pamplona y donde ayer testificó la joven madrileña, así como la pareja que la encontró en un banco poco después de la supuesta agresión.
Las defensas de los cinco acusados ya habían presentado el trabajo de los detectives dentro de la instrucción de la causa, pero el lunes, día de consideraciones previas, ampliaron el dossier con una publicación de la víctima con “connotaciones festivas” que al parecer compartió en las redes sociales. Esta suma, confirmada por fuentes jurídicas, engrosa el informe elaborado con el seguimiento que los investigadores privados hicieron a la joven durante todo un fin de semana y de la información extraída de sus publicaciones en redes, una estrategia que buscaría demostrar que dos meses después de los hechos tenía una “vida normal”.
La denunciante testificó ayer en la segunda jornada de un proceso que se está celebrando íntegramente a puerta cerrada y en el que ya no participará más. La joven llegó en un furgón policial acompañada de sus padres y una tía y, siguiendo el protocolo establecido para preservar la imagen de todos los implicados en el caso, fue trasladada a la sala segunda a través de los accesos internos del edificio, al igual que se está haciendo con los cinco acusados, conocidos como La Manada.
Al comienzo de la sesión tuvo lugar un receso tras la solicitud de la fiscal de que no se proyectaran los vídeos de la supuesta agresión mientras la joven estuviese presente. La petición afectaba a los seis fragmentos de 96 segundos en total grabados por los acusados, prueba de cargo que para las acusaciones avala la violación mientras que para las defensas supone que las relaciones fueron “consentidas”. El tribunal dirimió que las piezas sí podían ser reproducidas, aunque optó por que, de hacerse, fuese sólo una vez cada una y sin parones ni posibilidad de rebobinar. Finalmente no se recurrió a los vídeos ya que ninguna de las partes lo solicitó. “Nadie lo ha considerado necesario”, explicó el abogado Agustín Martínez Becerra, quien defiende a tres de los acusados –los otros dos, un militar y un guardia civil, tienen cada uno su propio letrado–.
La comparecencia de la joven, obligada a responder a todas las partes al estar citada como denunciante y testigo, se prolongó durante tres horas y media. Mientras, los acusados fueron trasladados a una estancia anexa y siguieron el testimonio por videoconferencia. En ningún momento coincidieron con ella.
La joven abandonó el Palacio de Justicia con la misma discreción con la que llegó media hora antes del inicio de la sesión en una furgoneta policial. Tras su testimonio fue el turno de la pareja que la encontró la madrugada del 7 de julio en un banco de la calle Paulino Caballero, cercano al portal donde ocurrieron los hechos. Al verla llorando y tras explicarles la joven lo ocurrido, fueron quienes llamaron al 112.
El juicio continúa hoy con el testimonio de cuatro agentes de la policía municipal, que identificaron a cuatro de los agresores a través de las cámaras instaladas en el recorrido del encierro, y otros tres de la policía foral.
El proceso está rodeado por una gran expectación mediática y por fuertes medidas de seguridad. Según fuentes jurídicas, la vista, dividida en diez jornadas y cuyo último día era el 24 de noviembre, se prolongará una sesión más, y finalizará el lunes 27. Los cinco acusados, que en la primera jornada se declararon inocentes de la agresión sexual –uno admitió el robo del móvil de la joven–, testificarán el próximo miércoles.
En las más de tres horas que duró la declaración de la mujer, ninguna de las partes pidió que se visualizaran los vídeos