Los yihadistas muertos en Libia que nadie quiere
Un depósito de cadáveres improvisado en la ciudad libia de Misrata conserva desde hace un año unos 700 cuerpos de yihadistas del autoproclamado Estado Islámico (EI) que nadie reclama. Se trata de combatientes caídos en Sirte, que fue plaza fuerte del EI en Libia y donde están enterrados entre 1.500 y 2.000 cadáveres, muchos de los cuales permanecieron durante días tirados en las calles o bajo los escombros dejados por los bombardeos cuando fue recuperada la ciudad, el año pasado. En la sede de un organismo dedicado a la lucha contra el crimen organizado en Misrata hay siete cámaras frigoríficas, pero cuatro están averiadas, lo que ha obligado a “repartir los cuerpos entre las que funcionan”, explicó a Afp el responsable de esta morgue, Ali Tuaileb. Los cortes frecuentes de fluido eléctrico, y por tanto la dependencia de generadores, son un problema. Tuaileb señala: “No tenemos frigoríficos suficientes; si no habríamos podido exhumar todos los cuerpos” que fueron enterrados en Sirte. Guardados a temperaturas de entre -18 y -20 grados, los cuerpos están metidos en bolsas de plástico, con sus documentos, si los tienen. El problema es que nadie se interesa por ellos, ni siquiera para su identificación. Según Ali Tuaileb, a partir de los papeles se ha podido saber que se trata de tunecinos, egipcios, sudaneses y libios. Sus datos son remitidos al fiscal general de Trípoli, “que debe decidir la suerte de estos cuerpos, si se les debe enterrar o no –afirma–. No sabemos si esos países se han puesto en contacto con el fiscal para recuperar los cadáveres de sus ciudadanos, pero nadie ha venido a visitarnos para tratar de identificarlos”. Preguntado varias veces por Afp, el fiscal general no se pronunció sobre el asunto. “De momento se quedan aquí –dice Ali Tuaileb–. Algunas empresas que nos han prestado las cámaras frigoríficas quieren recuperarlas. Y yo cada vez les digo que si quieren llevárselas, tendrá que ser con su contenido”.