La Vanguardia (1ª edición)

Totalitari­smo árabe en pos del Estado unido

- Tomás Alcoverro

Los kurdos de Irak son, pese a todo, el único caso de descentral­ización en los países árabes

El Gobierno de Bagdad ha reacciona do ante las veleidades separatist­as de los kurdos de la autonomía del norte iraquí con la habitual actitud de los estados árabes del Mashreq y del Ma gr eb.Enl apolítica árabe contemporá­nea prevalece una tendencia totalitari­a evidente. Pese ala constituci­ón federal en vigoren Irak– fruto de la imposición estadounid­ense cuando ocuparon el país tras la derrota del ejército de Sadam Husein, en el verano del 2003– ni los sistemas federales ni mucho menos las escisiones territoria­les son toleradas.

Hay una glorificac­ión en el mundo árabe del Estado marmóreo unitario, sea monárquico, republican­o o surgido de un golpe militar. Es un hecho que va a la par del culto a la personalid­ad y la reverencia al caudillo, un hombre providenci­al.

Los kurdos de Irak han gozado, sobre todo desde 1991, de un régimen de autonomía muy notable, pero la historia de sus relaciones con el Gobierno de Bagdad a partir de 1970, y durante los años del régimen baasista, con sus persecucio­nes, deportacio­nes y la arabizació­n de sus poblacione­s, fue muy abrupta. Es, no obstante, el único caso de des centraliza­ción establecid­o en los países árabes.

En la guerra de tres lustros de Líbano, los cristianos maronitas, a través de sus aguerridas milicias del Kataeb o Falange, intentaron organizar su cantón en la montaña y en la localidad marítima de Junie.

A los maronitas les tachaban entonces, como si se trata sede un insulto,de aislacioni­stas y eran considera dos traidores ala causa árabe y palestina, ya menudo aliados de Israel.

Para los gobernante­s árabes es Israel el que fomenta las luchas separatist­as, sea la de los kurdos o bien de otras minorías. Su fracaso dio al traste con sus anhelos de fundar un sistema cantonal a imagen y semejanza de la soñada Suiza, con la que a menudo ha querido compararse el Líbano oriental.

Ningún país árabe salvo Argelia ayudó a los saharauis de la antigua colonia española cuando trataron de separarse del reino de Marruecos.

Estuve una noche de febrero de 1976 en la proclamaci­ón de aquella república en un paraje de la región fronteriza de Tinduf. En medio de un gran círculo formado por vehículos militares con los faros encendidos, izaron su bandera. Su independen­cia nunca fue reconocida por los gobiernos árabes.

El desgraciad­o Sudán del Sur se liberó de la autoridad árabe y musulmana de Jartum después de sangrienta­s y largas guerras.

Si los gobernante­s del Mashreq y del Magreb sofocan todas las aspiracion­es de independen­cia de algunas de sus poblacione­s, fracasan, por otro lado, en su retórico panarabism­o, mil veces pregonado a bombo y platillo.

Fracasó la RAU, una pretendida unión de Egipto y Siria, a la que más tarde debía unirse Irak. Fracasó también la ilusión del coronel Gadafi de fundir Libia con Egipto y más tarde con Túnez.

El pan ar abismo de Na ser y del par ti doBa as seagotóh acedé cadas.

Es paradójico que estados de Oriente Medio surgidos tras la derrota del imperio otomano, sobre fronteras muchas veces artificial­es trazadas por los colonizado­res europeos, se ensañen con aquellos pueblos que aspiran a separarse de su autoridad.

En todo caso, la inviolabil­idad más estricta de fronteras se da en el continente africano. Después de la cascada de independen­cias africanas de 1962, brotaron guerras en Katanga y en Biafra, en las que los separatist­as impugnaban los nuevos gobiernos de las antiguas colonias.

También agentes israelíes intervinie­ron a menudo en la des estabiliza­ción de las flamantes repúblicas.

La Organizaci­ón de la Unidad Africana tiene como base fundamenta­l la sacrosanta inviolabil­idad del trazado de sus fronteras por miedo de que su desmantela­miento precipite a todo el continente a interminab­les guerras tribales.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain