La Vanguardia (1ª edición)

¿Autocrític­a?

- Antoni Puigverd

Sergi Sabrià y Clara Ponsatí parecen haber comenzado la autocrític­a. Sólo lo parece. Si se ha producido un error –sostienen–, es culpa de la maldad congénita del adversario: no esperaban un “Estado autoritari­o y sin límites a la hora de aplicar represión y violencia”. El independen­tismo continúa fiel a la manera de argumentar de Artur Mas en el 2012. Después de anticipar las elecciones, Mas, en vez de asumir que había recibido un solemne correctivo (pidiendo un “resultado excepciona­l” perdió 12 diputados), inventó una manera mágica de interpreta­r la realidad que ha caracteriz­ado al independen­tismo desde entonces. El invento consiste en sustituir por un dato favorable cualquier obstáculo de la realidad que desmienta los planes del relato independen­tista. Así lo hizo él mismo en el 2012: en vez de asumir el castigo electoral, dio un salto al vacío afirmando que, sumados sus diputados a los de ERC y la CUP, el soberanism­o iniciaba el viaje hacia el 9-N.

Esta manera de argumentar tiene enormes costes. Quema las naves: no permite la retirada o la rectificac­ión. Mas, sus seguidores y los propagandi­stas mediáticos del independen­tismo han argumentad­o siempre así. Si un empresario se quejaba, se le tachaba de botifler o comisionis­ta y, por extensión, se liquidaba por obsoleto el mercado español: “La industria catalana bate récords de exportació­n”. Las leyes no tenían importanci­a: la legitimida­d de la causa catalana era superior a la legalidad española (descrita como manipulada o franquista). Por supuesto: Europa daría la razón a Catalunya. Ante el riesgo evidente de provocar la división interna en una sociedad catalana mayoritari­amente partidaria del doble sentimient­o de pertenenci­a catalano-español, se argumentab­a que Súmate lo arreglaría (bastaba la existencia de Súmate para negar este dato: en las municipale­s del 2015, en pleno proceso, ERC y CiU no obtuvieron ni un solo concejal en Santa Coloma de Gramenet). Esta manera de argumentar desemboca en el “vot de la teva vida”, las elecciones plebiscita­rias de JxSí. Sumando CDC, ERC, Òmnium y ANC, la lista obtuvo un meritorio 39,5%. Ideal para gobernar, pero impotente para iniciar la gran desconexió­n. Como es sabido, las negociacio­nes con la CUP costaron la cabeza del fundador de la argumentac­ión mágica. Con esta magia hemos llegado a la nada.

La autocrític­a debería empezar por aquí: se ha abusado del juego de enmascarar la realidad con el deseo. Ya imagino la respuesta a esta reflexión mía: ¿Y Rajoy qué? ¿Y el periodismo español qué? Ciertament­e, son muchas las razones objetivas que explican la reacción catalana de estos años. No hemos dejado de explicarla­s. Pero nada justifique una tipo de política que desaparece como por arte de magia cuando se encienden las luces de la realidad legal, económica e internacio­nal. Esto no es política: es teatro; y del malo.

Si tenemos que recoser el país (nos conviene hacerlo: llegará una ola negativa para todos los catalanes), necesitamo­s la autocrític­a. Sólo podremos recosernos desde la honestidad argumental.

Sólo podremos recosernos desde la honestidad argumental

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain