Un estudio investigará si los bosques son curativos
El proyecto se centra en los árboles del parque del Montseny
Los pinos, los alcornoques, las encinas, las hayas, los robles ... del parque natural del Montseny dibujan el escenario de un estudio pionero para averiguar cómo los compuestos volátiles liberados por los árboles se incorporan y metabolizan en el cuerpo humano. El objetivo final es determinar si una suerte de inmersión forestal y por tanto de contacto con estas sustancias mejora la salud de las personas, y en tal caso averiguar cuáles son los mecanismos químicos y físicos que se producen para conseguir tal capacidad curativa. Para abundar en este tema tan en boga, el Institut de Ciència i Tecnologia Ambientals de la UAB (ICTA-UAB), el Centre de Recerca Ecològica i Aplicacions Forestals (Creaf) y la Fundació Bancària La Caixa impulsan el proyecto “Bosques sanos para una sociedad saludable”, presentado ayer en el Palau Macaya.
La iniciativa responde al creciente interés social por actividades que fomentan el contacto con espacios naturales para disfrutar de un mayor bienestar. Esta tendencia ha propiciado la proliferación de empresas y entidades especializadas en ofertar los Shinrin-yoku, los baños de bosque impulsados en la década de los 80 en Japón como una práctica terapéutica para favorecer un estado de relajación a una población urbana muy estresada.
Martí Boada, profesor del ICTA-UAB, subraya que nadie pone en duda que las salidas al bosque aportan bienestar, pero que para ir más allá y poder afirmar que el bosque cura hay que demostrarlo con evidencias científicas. Durante este 2017 se están recogiendo muestras de las sustancias químicas que desprenden los árboles, en el Montseny, y que posteriormente se analizan en el laboratorio, detalla Albert Bach, investigador del ICTA-UAB. Durante el 2018 se someterá a un número por determinar de personas a dichos compuestos orgánicos volátiles y después se les tomarán muestras de sangre y orina. De esta manera se observarán los cambios que experimenta cada individuo antes y después de entrar en contacto con el bosque.
Una segunda línea de investigación, que más adelante se complementará con la citada, está encaminada a trazar un mapa de la salud de los bosques catalanes. Tal como explica Jordi Vayreda, del Creaf, se creará una comunidad ciudadana para que participe en un sistema de alertas forestales (www.alertaforestal.com). Esta plataforma se nutrirá de la información que recaben desinteresadamente las personas que salgan al monte y detecten masas forestales afectadas por la procesionaria, la sequía, los vendavales, incendios, contaminación... “Pedimos que cuelguen una foto panorámica, fijen la ubicación y detallen el nivel de afectación. Con toda la información realizaremos modelos matemáticos que ayudarán a determinar cómo evoluciona el estado de los árboles. Necesitamos muchos datos y durante muchos años”, añade Vayreda.
Todo ello ayudará a adivinar cómo estarán los bosques en el futuro y cuáles tendrán las características necesarias para incidir en el bienestar humano.
Los científicos piden la colaboración ciudadana para evaluar la salud de las arboledas de Catalunya