La Vanguardia (1ª edición)

Los mundos paralelos de Víctor Ferrer

El chef, que aprendió junto a Alain Ducasse o Santi Santamaria, abre Bicnic, al lado de su exitoso Betlem-Miscel·lània Gastronòmi­ca

- CRISTINA JOLONCH Barcelona

Los guisos suculentos, la cocina de los fondos intensos y de las salsas, de los caldos o de las carnes jugosas, va ganando terreno frente al bocado inconsiste­nte o el tapeo en serie. La fiebre veggie, las hamburgues­erías gourmet, el ramen y otras foodietend­encias tienen su resistenci­a: en Barcelona no dejan de abrirse restaurant­es en los que el comensal vuelve a necesitar tenedor, cuchillo y, casi la habíamos olvidado, también cuchara.

Abren nuevas tabernas y locales de lujo (en las últimas semanas en estas páginas se han recogido novedades como el Sofía Be So o el Rilke, cuyos cocineros estaban deseando volver a preparar platos clásicos en espacios que invitan a desempolva­r la vieja cocina burguesa). Son platos que apetecen, sea en un entorno de techos artesonado­s y paredes tapizadas, de lujosa modernidad o en interiores sencillos y funcionale­s.

¿Es posible esa cocina de guisos reconforta­ntes en formato de picnic entre amigos? La respuesta de Víctor Ferrer es sí. O eso pensó cuando adquirió el espacio de la antigua tienda de maniquís vecina a su exitoso local de platillos Betlem Miscel·lània Gastronòmi­ca (Girona, 70). El nuevo Bicnic (Girona, 68) hereda el nombre y el concepto del foodtruck que él mismo capitanea desde hace dos años y del que ahora ha querido crear una versión sin ruedas en forma de un restaurant­e amplio, dividido en dos ambientes.

El comedor principal se inspira en esa idea de la comida campestre con un mantel sobre la hierba y bajo la sombra de un árbol, y por ello en el interioris­mo se juega con la presencia de maderas que se encaraman por las paredes como si fueran ramas. Junto a esa zona para saborear sin prisas, otra para comer rápido en la barra. Y, frente a la amplia cocina, una mesa del chef para quienes buscan el vivo y el directo. En las catacumbas del local, que albergaron una vaquería, habrá bodega y, segurament­e, una única mesa.

La carrera de Ferrer, nacido en Madrid , empezó recogiendo vasos en una discoteca: “Luego eché una mano en un restaurant­e los fines des de semana y acabé marchándom­e a Aviñón donde estudié hostelería: soy hostelero y me gusta el servicio”. Descubrió la disciplina y también el estrés trabajando en restaurant­es estrellado­s. “Me fascinó la técnica, la disciplina, la base de cocina muy clásica”. Esperó pacienteme­nte, mientras practicaba en otras casas, hasta que consiguió entrar en la órbita de Ducasse, en el parisino Plaza Athénée. “Ducasse es un ideólogo, un gran cocinero, alguien que domina la organizaci­ón, que exige la calidad máxima del producto; es la búsqueda; el clasicismo llevado al extremo; la mediterran­eidad. Una máquina que funciona a la perfección”.

Acabó extenuado, confiesa pero aprendió muchísimo. Pasó ocho años en Francia y al regresar a Madrid pasó por el restaurant­e de Sergi Arola. “Pero llevaba tanto tiempo en Francia que allí no me acababa de encontrar. Su segunda gran escuela fue el desapareci­do Can Fabes, en Sant Celoni “Pasé cuatro años allí, además de una etapa en el madrileño Santceloni”. Si con Ducasse vivió un aprendizaj­e de coci-

Bicnic cuenta con dos espacios: uno para cocina rápida en una barra y un comedor para compartir platos

na con Santi Santamaria fue un crecimient­o como persona: “Guardo un gran recuerdo de momentos como ir a la lonja a buscar el pescado recién llegado o como recibir al hombre que te traía las setas recién cogidas. Fue una experienci­a de alta cocina”. Pero Ferrer no eligió continuar en la alta cocina. Se asoció con su amigo desde los tres años, Nacho Rodríguez Teubal, para quedarse la tienda de comestible­s de sus tíos. Fue retirando la venta de productos para ir ampliando una carta de platillos (tortilla de ceps, carrillera al vino tinto, calamares a la andaluza...) que sigue triunfando. “Gracias a eso hemos podido dar este paso, asociándon­os con el equipo de la agencia Thourmix”. El ravioli de jarrete de ternera con caldo de setas shitake (guauu) y el tártaro de vaca y anguila ahumada sobre tuétano (guauuu) justifican la visita y el regreso a Bicnic; el calamar relleno de buey de mar y panceta con jengibre o la terrina de cordero son buenísimos; el tiradito de atún más corriente. Una propuesta suculenta en la que sólo se echa de menos un respiro vegetal.

 ??  ??
 ?? LLIBERT TEIXIDÓ ?? Betlem Miscel·lània Gastronòmi­ca
Girona, 70. Ferrer transformó el antiguo colmado que regentaron los tíos, en un edificio de 1892 al que también pertenece el Bicnic, en un exitoso local de platillos
LLIBERT TEIXIDÓ Betlem Miscel·lània Gastronòmi­ca Girona, 70. Ferrer transformó el antiguo colmado que regentaron los tíos, en un edificio de 1892 al que también pertenece el Bicnic, en un exitoso local de platillos
 ?? LLIBERT TEIXIDÓ ??
LLIBERT TEIXIDÓ
 ??  ??
 ?? LLIBERT TEIXIDÓ ?? Bicnic.Girona, 68. El chef Víctor Ferrer en la amplia cocina frente a la que hay una mesa en la que los comensales pueden verlo trabajar junto a su equipo. Abajo el tartar de vaca y anguila ahumada sobre tuétano (16,2 euros) y el super-ravioli de...
LLIBERT TEIXIDÓ Bicnic.Girona, 68. El chef Víctor Ferrer en la amplia cocina frente a la que hay una mesa en la que los comensales pueden verlo trabajar junto a su equipo. Abajo el tartar de vaca y anguila ahumada sobre tuétano (16,2 euros) y el super-ravioli de...

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain