xavier vilató
“Siempre ha estado en contra de la intelectualización de la pintura, del arte”
controladas, pero también de momentos festivamente delirantes y de grandes fuegos incluso infernales. Además, siempre ha estado en contra de la intelectualización de la pintura, del arte. Parece ya muy demostrado que cuanto mejor sabe contar un artista su obra, peor artista es. O tal vez no es artista. Por eso, durante muchos años, este hombre, que, aunque no lo presume, es pariente de Picasso, se ha dedicado a trabajar y no a hablar. Pasear por el Jardín Circunflejo de Xavier obliga a memorizar las muchas cosas que en el mismo acontecen. Porque en las obras de arte que interesan, que atraen, que emocionan, pasan cosas. No hace falta entenderlas. Paseando por es de su hijo Joan y de su esposa, la japonesa Mako. Comer en la vieja masía familiar con Joan, Mako, su hijo Iskao, también escultor, y con Xavier, no es solo disfrutar de la fraternidad en estos tiempos del cólera, es, además, vivir el arte como no lo sabe contar ningún intelectual.
Ladra el perro Bum y el Jardín Circunflejo se vuelve más inquietante cuando aparece la Luna. En ese momento Joan habla de Picasso, Miró, Buñuel o Chagall. Es también en ese momento cuando Xavier recuerda un poema de Andrèe Chedid, aquella egipcia, de origen cristiano libanés que, aunque murió a los 90 años, nunca quiso cometer el delito de la longevidad.