La Vanguardia (1ª edición)

La empresaria que vivió en el harén de Khashoggi

ERA MODELO EN PARÍS CUANDO CONOCIÓ A KHASHOGGI. DESLUMBRAD­A POR EL PERSONAJE, FIRMÓ UN ACUERDO PARA SER UNA DE SUS ‘ESPOSAS DE PLACER’. NO AGUANTÓ MUCHO, PERO SACÓ EL DINERO PARA ESTUDIAR MODA Y FUNDAR LA FIRMA SURFERA ROXY. DESDE SU NUEVA VIDA LO CUENTA

- FÁTIMA EL BOUKRE Barcelona

Han pasado más de treinta años desde aquella noche en Cannes que cambió su vida. Jill Dodd, nacida en Los Ángeles, diseñadora y empresaria de 58 años, fundadora de la marca de ropa surfera Roxy, ha decidido contar su historia en

The currency of love, una autobiogra­fía en la que relata sus aventuras como joven modelo en París a principios de la década de los ochenta y desvela que fue una de las mujeres de placer del multimillo­nario traficante de armas saudí Adnan Khashoggi.

Dodd vive en la actualidad en el norte de California, con Jeff, su marido desde hace dos décadas, y sus tres hijos. Es pintora y asegura que ahora ha vuelto a practicar sus habilidade­s con la cerámica y la pintura al óleo. Le gusta caminar en la naturaleza y practicar yoga. Pero tiene todas sus esperanzas puestas en las suculentas memorias en las que relata como fueron sus días con Khashoggi. “Espero vender muchos libros y que mi historia se convierta en una película”, confiesa en una conversaci­ón con La Vanguardia.

Y es que su apacible vida actual tiene poco que ver con lo que vivió en su juventud. Con 21 años decidió emprender su propio camino para salir de un hogar difícil. Armada de un deseo de libertad e independen­cia puso rumbo a un territorio desconocid­o: la industria de la moda parisina, donde se vio rodeada de focos y cámaras, pero también de todo lo que rodea al mundo de las modelos.

De esa etapa, Dodd confiesa que se alegra de que tuviera lugar antes de que existieran las redes sociales. “Aquellos tiempos fueron mucho más personales y privados. No tenías la sensación de estar siendo fotografia­da en todo momento como ocurre ahora”, describe. También asegura que quiere contar lo que conoce sobre el acoso sexual en este oficio, del que en las últimas semanas se están conociendo nuevos episodios tras destaparse el caso Harvey Weinstein en la industria del cine de Hollywood.

Volviendo a aquellos años, a aquella joven a la que le apasionaba el arte, la fotografía, la moda y el maquillaje le ocurrió algo que cambió su vida. En el momento álgido de su carrera como modelo, cuando se prodigaba en editoriale­s de moda de revistas como Vo-

gue y Marie Claire, fue invitada a una fiesta en la Costa Azul donde conoció a Adnan Khashoggi durante un baile. Así relata cómo fue el encuentro: “De repente, mi pareja de baile se detuvo, cogió una silla y la tiró al fuego. Yo también arrojé una. Nos reíamos y nos cruzamos como dos imanes”, afirma. “Con ternura me subió la manga y con las yemas de los dedos me escribió ‘te quiero’ en rojo en el antebrazo” con sangre. La joven Jill Dodd quedó tan impresiona­da que el gesto le pareció tierno.

Al día siguiente el multimillo­nario la invitó a conocer su yate

Nabila. Y a las pocas semanas le pidió que fuera una de sus mujeres: “Quiero hacer un contrato contigo de cinco años. Te daré todo lo que quieras y estarás a mi disposició­n las 24 horas del día”, le dijo. En aquel momento, ella solamente

“Yo era joven, naíf, solitaria y vulnerable. Estaba buscando un hogar seguro al que pertenecer”, asegura

deseaba estar con él, así que aceptó y se fue a vivir con él.

Dodd explica que ella era “increíblem­ente joven, naíf, solitaria y vulnerable”. Cree que estaba buscando un hogar seguro al que pertenecer y sintió que él la valoraba y la amaba. Le gustaba su intelecto y su sentido del humor, “tenía encanto y personalid­ad”, asegura. Le gustaba que Khashoggi estuviera interesado en su mente, añade. “Tuvimos conversaci­ones increíbles”.

Respecto al hecho de haberse convertido en una de sus esposas de placer, ella afirma que en un primer momento no le molestó, pero luego no pudo soportar tener que compartirl­o. “Al principio no lo vi con otras mujeres, trató de mantenerno­s alejadas las unas de las otras, pero a medida que pasaba el tiempo, los vi y odié aquello. Finalmente, no pude compartirl­o con otras y me fui”, describe.

La relación de la joven de 21 años y el multimillo­nario de 44 llegó a su fin. “El enorme mundo de riqueza no fue tan divertido como parecía al principio. Lo encontré superficia­l y aislante. Quería hacer mi propio camino en la vida y tener dinero sin fin creó confusión dentro de mi sistema de valores y mi ambición personal”, confiesa. No se sentía satisfecha y acabó de convencers­e de que tenía que alejarse del magnate cuando supo que había pagado una tarifa a su agencia de modelos para que se produjera el encuentro entre ambos. Se trataba de una selección de compra de la modelo, “todo fue una trampa”, confiesa. Se sintió enfadada e insultada. “Manipuló todo, incluida yo. Cuando me enteré, me rompió el corazón y tuve que irme”, sostiene.

Roto el cuento de hadas y siendo consciente de que no podían mantener una relación sentimenta­l como ella quería, Dodd buscó mantener una amistad con él. Después de la ruptura siguieron en contacto a través del teléfono durante años y asegura que Khashoggi le pedía que volviera con él. Ella, sin embargo, se negó. Necesitaba ser independie­nte y seguir su camino.

Pero sentía cariño y agradecimi­ento hacia él. Khashoggi le pagó la matrícula en la escuela de diseño de moda FIDM y esos estudios fueron el germen de su futuro como empresaria. Le permitió tener su propio dinero, ser indepen- diente y vivir según sus propias condicione­s, destaca.

Explicar su historia en el libro es una forma de terapia. “Creo que ocultar la verdad es doloroso y guardar secretos dificulta la curación”, indica, confiando en el apoyo de su familia, que conoce todo acerca de su pasado.

Khashoggi falleció el pasado 6 de junio, casualment­e el mismo día que Jill Dodd publicó The

currency of love. El millonario no llegó a leer sus memorias. “Desearía que hubiese podido leer mi libro. Creo que se hubiera reído y ojalá le hubiera ayudado a entender por lo que pasé debido a nues- tra relación’’, señala Jill Dodd.

“Aprender, curar, amar y seguir adelante a través de los desafíos de la vida son mis mayores éxitos”. Dodd cuenta que creció en un hogar difícil que no la preparó para tener relaciones sentimenta­les saludables. “Me casé con dos hombres abusadores después de dejar a Adnan. Por eso quiero insistir en que es muy importante luchar contra la violencia doméstica y apoyar a las mujeres en su búsqueda de la libertad. También luchar contra el acoso sexual en la industria de la moda. Mi matrimonio feliz, mis hijos y mi vida familiar son mis mayores logros”, concluye.

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FOTOS: JILL_DODD / INSTAGRAM Jill Dodd trabajó en editoriale­s de moda para Wilhelmina Models, Vogue, Cosmopolit­an y American Glamour. Ha dedicado siete años a escribir sus memorias
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RON GALELLA, LTD. / WIREIMAGE Considerad­o uno de los hombres más ricos del mundo, Khashoggi fue mediador en la venta de armas entre Occidente y Oriente Medio en los años 70 y 80

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