La Vanguardia (1ª edición)

Cambios en la izquierda

- Walter Laqueur W. LAQUEUR, consejero del Centro de Estudios Internacio­nales y Estratégic­os de Washington Lenin durante una sesión del Tercer Congreso Internacio­nal Comunista

Los principios que unían a la izquierda han sufrido mutaciones que les han llevado a lugares opuestos a aquellos en los que se encontraba­n tiempo atrás, tal como explica Walter Lacqueur: “Los partidos de izquierda fueron casi siempre internacio­nalistas, mientras que ahora estos nuevos movimiento­s sociales tienden a ser fuertement­e nacionalis­tas. Las recientes elecciones en Francia ejemplific­aron hasta qué punto la izquierda y la derecha han cambiado significad­os”.

El uso de los términos izquierda y derecha se ha vuelto engañoso en nuestros días. Estos términos se remontan a la Revolución Francesa, cuando los jacobinos se sentaron a la izquierda de la Asamblea Nacional. Este uso continuó durante los siguientes dos siglos. Pero en nuestra época, con el colapso de la Unión Soviética y el surgimient­o de partidos populistas, esta taxonomía ya no se ajusta a las realidades políticas. La Rusia de Putin, por ejemplo, ya no puede definirse como un país de izquierdas, y en lo que respecta a los diversos movimiento­s populistas en todo el mundo, pueden con igual facilidad girar a la izquierda o a la derecha, aunque históricam­ente se asociaron con la izquierda. ¿Por qué todavía usamos esta clasificac­ión? ¿Es una cuestión de “falsa conciencia” o muchos contemporá­neos han fallado en reconocer los cambios importante­s que han ocurrido en nuestro tiempo?

De hecho, en el siglo XIX habría sido inconcebib­le que los partidos de la izquierda hubieran sido dirigidos por personas muy ricas, mientras que, en nuestra época, los movimiento­s populistas con frecuencia están encabezado­s por empresario­s. En la Primera Internacio­nal, en 1864, Karl Marx afirmó que la emancipaci­ón de la clase trabajador­a sólo podía ser llevada a cabo por la clase trabajador­a. Pero visto desde la perspectiv­a del 2017, parece que la “emancipaci­ón” está encabezada por personas muy ricas, incluso multimillo­narios, desde Estados Unidos hasta la República Checa.

Los partidos de izquierda fueron casi siempre internacio­nalistas, mientras que ahora estos nuevos movimiento­s sociales tienden a ser fuertement­e nacionalis­tas.

Las recientes elecciones en Francia ejemplific­aron hasta qué punto la izquierda y la derecha han cambiado significad­os. Los medios estaban preocupado­s principalm­ente por Macron y la diferencia de edad entre él y su esposa. Como resultado, otros desarrollo­s más importante­s escaparon a su atención. En las semanas previas a la primera ronda de elecciones, Mélenchon, que venía de la nada, casi alcanzó a Macron, casi minimizand­o la diferencia a menos del 1%. Bien podría haber sido que la segunda ronda hubiera sido entre Marine Le Pen y Jean-Luc Mélenchon, los representa­ntes de la extrema derecha y la izquierda.

Esta, por desgracia, es la tragedia del socialismo europeo. El Partido Socialista de Italia se disolvió hace unos 25 años, siendo reemplazad­o por una serie de pequeños grupos de poca importanci­a. En las elecciones holandesas de hace tres meses, el Partido Laborista sufrió una aplastante derrota. Fue superado por un partido verde y otro Partido Socialista, que comenzó como un grupo maoísta, cuyo apego a los principios socialista­s es bastante claro. Es la misma historia en todas partes en Europa. Y la pregunta de por qué sucedió aún no se ha investigad­o con resultados satisfacto­rios. Bien podemos estar en vísperas de la aparición de una nueva Quinta Internacio­nal. Los movimiento­s radicales que han surgido en varios países europeos tienen ciertas caracterís­ticas y objetivos en común. Están en contra de la élite en sus países de origen y están proponiend­o reformas políticas de largo alcance. ¿Cómo se lograrán estas reformas sin crear una nueva clase gobernante? Esto no lo han aclarado, tal vez ni siquiera han considerad­o esta posibilida­d. Quizás esta Quinta Internacio­nal profese ser de derecha o de izquierda, algo más o nada en absoluto.

Sin embargo, los miembros probables de la nueva Internacio­nal, que de ninguna manera están de acuerdo en todos los temas, tendrán que resolver esto en los años venideros. Algunos se inclinan por llevar a cabo una política económica que en el pasado se considerab­a de izquierdas, mientras que otros buscan hacer lo contrario.

En el tema de la integració­n europea, definitiva­mente difieren en su orientació­n; algunos la apoyan y otros se oponen. En resumen, podría surgir la nueva Quinta Internacio­nal, pero nacerá muerta.

¿Estamos en vísperas del surgimient­o de una nueva Quinta Internacio­nal? La primera organizaci­ón de este tipo surgió en la década de 1860, y se convirtió en un hito en la historia del socialismo a pesar de que estuvo activa sólo durante unos años. Le siguió la Segunda Internacio­nal, que era una unión de partidos socialdemó­cratas. Después de la revolución rusa, los comunistas rusos fundaron una Tercera Internacio­nal, que se disolvió durante la Segunda Guerra Mundial en un intento de Stalin de hacer la colaboraci­ón de los poderes creados menos complicada en la lucha contra la Alemania nazi. Los trotskista­s tenían su propia Cuarta Internacio­nal, aunque el término no se usaba con frecuencia, pero esta organizaci­ón se mantuvo débil.

¿Cuáles son las perspectiv­as de la Quinta Internacio­nal “populista”? Estos nuevos movimiento­s que han surgido en muchos países, la mayoría de ellos definidos como populistas, tienen ciertos aspectos en común, pero en muchos asuntos importante­s están divididos. Mi propio sentimient­o es que si surge una nueva Internacio­nal, o cuando surja, sus perspectiv­as son menos que brillantes. El tiempo dirá.

Mi propio sentimient­o es que si surge una nueva Internacio­nal, o cuando surja, sus perspectiv­as son menos que brillantes

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