Rajoy pone sus líneas rojas a una futura reforma de la Constitución
El presidente exige no tocar la soberanía nacional y consenso para hacer cambios
No se ha empezado ni a discutir, pero el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que no oculta que por él no habría una reforma constitucional, se muestra dispuesto “a hablar de ella”, pero con líneas rojas si se aborda el cambio. La primera, que “no se rompa la soberanía nacional”, y que “lo que sea España lo decidan todos los españoles”, es decir, oposición total a reconocer el derecho a decidir, algo en lo que están de acuerdo socialistas y Ciudadanos, pero no Podemos, lo que hace muy difícil la reforma.
Rajoy cree que el debate sobre la reforma constitucional no tiene sentido, y además es “surrealista”, porque quienes caminan por esa senda, en referencia a los socialistas, no acaban de definir su propuesta, con lo que se quiere abrir una reforma sin decir qué se quiere reformar, por qué, para quién y por quiénes. Lo que se teme el presidente del Gobierno es que en el fondo de las propuestas de reforma constitucional se esconda el deseo de intentar contentar a quienes, a su juicio, no se van a contentar con ninguna reforma constitucional, es decir, los independentistas, y en especial los de Catalunya. “No entiendo esa filosofía de hacernos los simpáticos con quienes no lo son”, dijo Rajoy en una conversación informal con periodistas.
En declaraciones públicas, el jefe del Ejecutivo, acompañado por prácticamente todo su Gobierno y numerosos presidentes autonómicos, puso en valor el actual texto constitucional: “Es una Constitución de la que podemos sentirnos orgullosos, porque garantiza los derechos y las libertades de los españoles”, asegura la democracia y “los principios y valores que son nuestra seña de identidad”. En un aniversario como este, Rajoy no podía dejar de hacer referencia a la aplicación del artículo 155 en Catalunya: “La Constitución puede defenderse cuando es objeto de ataque como ha ocurrido este año”, dijo, y lo hace con un artículo “plenamente constitucional y democrático” que sólo se aplica en “momentos excepcionales”, como excepcional ha sido lo ocurrido en Catalunya.
Pero pese a su clara posición de no promover esa reforma, insistió en que está dispuesto a hablar “siempre que no se haga para contentar a los que la quieren liquidar y que no están dispuestos a cumplirla”. Pero su disposición tiene unos límites: “No aceptaré que se rompa la soberanía nacional; lo que sea España lo decidirán todos los españoles; que la reforma se haga con un consenso generalizado como en
El jefe del Gobierno cree que el verdadero cambio constitucional lo está haciendo Europa con sus reformas
1978, por mayoría no se puede reformar, y que todo el mundo nos diga lo que hay que reformar”, antes de abrir ese proceso de cambio.
Sin embargo, Rajoy tiene una visión muy especial de cómo y por qué se debe producir la reforma de la Constitución. De hecho, está convencido de que la Constitución se está reformando de hecho. “En Europa es donde se está produciendo la verdadera reforma de la Constitución”, dijo. Porque Europa y el euro y la supresión de la peseta ha supuesto la más importante reforma que se ha producido en España, y ahora se están abordando más cambios, de los que él es partidario, y que serán más importantes que cualquier reforma constitucional. Entre ellos citó la existencia de un presupuesto europeo, la creación de eurobonos, que mutualizarán la deuda, y que haya un ministro de Finanzas europeos. Aun así, está dispuesto a replantearse su posición sobre la reforma constitucional cuando la comisión que analizará el funcionamiento del modelo autonómico saque sus conclusiones.