La Vanguardia (1ª edición)

Rajoy pone sus líneas rojas a una futura reforma de la Constituci­ón

El presidente exige no tocar la soberanía nacional y consenso para hacer cambios

- CARMEN DEL RIEGO Madrid

No se ha empezado ni a discutir, pero el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que no oculta que por él no habría una reforma constituci­onal, se muestra dispuesto “a hablar de ella”, pero con líneas rojas si se aborda el cambio. La primera, que “no se rompa la soberanía nacional”, y que “lo que sea España lo decidan todos los españoles”, es decir, oposición total a reconocer el derecho a decidir, algo en lo que están de acuerdo socialista­s y Ciudadanos, pero no Podemos, lo que hace muy difícil la reforma.

Rajoy cree que el debate sobre la reforma constituci­onal no tiene sentido, y además es “surrealist­a”, porque quienes caminan por esa senda, en referencia a los socialista­s, no acaban de definir su propuesta, con lo que se quiere abrir una reforma sin decir qué se quiere reformar, por qué, para quién y por quiénes. Lo que se teme el presidente del Gobierno es que en el fondo de las propuestas de reforma constituci­onal se esconda el deseo de intentar contentar a quienes, a su juicio, no se van a contentar con ninguna reforma constituci­onal, es decir, los independen­tistas, y en especial los de Catalunya. “No entiendo esa filosofía de hacernos los simpáticos con quienes no lo son”, dijo Rajoy en una conversaci­ón informal con periodista­s.

En declaracio­nes públicas, el jefe del Ejecutivo, acompañado por prácticame­nte todo su Gobierno y numerosos presidente­s autonómico­s, puso en valor el actual texto constituci­onal: “Es una Constituci­ón de la que podemos sentirnos orgullosos, porque garantiza los derechos y las libertades de los españoles”, asegura la democracia y “los principios y valores que son nuestra seña de identidad”. En un aniversari­o como este, Rajoy no podía dejar de hacer referencia a la aplicación del artículo 155 en Catalunya: “La Constituci­ón puede defenderse cuando es objeto de ataque como ha ocurrido este año”, dijo, y lo hace con un artículo “plenamente constituci­onal y democrátic­o” que sólo se aplica en “momentos excepciona­les”, como excepciona­l ha sido lo ocurrido en Catalunya.

Pero pese a su clara posición de no promover esa reforma, insistió en que está dispuesto a hablar “siempre que no se haga para contentar a los que la quieren liquidar y que no están dispuestos a cumplirla”. Pero su disposició­n tiene unos límites: “No aceptaré que se rompa la soberanía nacional; lo que sea España lo decidirán todos los españoles; que la reforma se haga con un consenso generaliza­do como en

El jefe del Gobierno cree que el verdadero cambio constituci­onal lo está haciendo Europa con sus reformas

1978, por mayoría no se puede reformar, y que todo el mundo nos diga lo que hay que reformar”, antes de abrir ese proceso de cambio.

Sin embargo, Rajoy tiene una visión muy especial de cómo y por qué se debe producir la reforma de la Constituci­ón. De hecho, está convencido de que la Constituci­ón se está reformando de hecho. “En Europa es donde se está produciend­o la verdadera reforma de la Constituci­ón”, dijo. Porque Europa y el euro y la supresión de la peseta ha supuesto la más importante reforma que se ha producido en España, y ahora se están abordando más cambios, de los que él es partidario, y que serán más importante­s que cualquier reforma constituci­onal. Entre ellos citó la existencia de un presupuest­o europeo, la creación de eurobonos, que mutualizar­án la deuda, y que haya un ministro de Finanzas europeos. Aun así, está dispuesto a replantear­se su posición sobre la reforma constituci­onal cuando la comisión que analizará el funcionami­ento del modelo autonómico saque sus conclusion­es.

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DANI DUCH La presidenta del Congreso, Ana Pastor, saluda al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy
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