La Vanguardia (1ª edición)

Las incógnitas del 21-D

- Gemma Ubasart LA ESPECTADOR­A

Estamos ante unas elecciones excepciona­les. Se convocaron vía artículo 155 de coerción federal previsto en la Constituci­ón y se van a celebrar con representa­ntes políticos presos. Las encuestas detectan una movilizaci­ón sin precedente­s, así como un alto número de indecisos al inicio de la campaña (nueve de cada diez ciudadanos tienen intención de ir a votar y casi uno de cada tres no tiene aún decidido su voto, según la preelector­al del CIS). Pueden pasar muchas cosas hasta el 21-D. Las incógnitas son básicament­e tres. La primera, saber si el independen­tismo repetirá los históricos resultados que obtuvo el 27-S en números absolutos. Por un lado, puede haber una parte de votante descontent­o sea con la unilateral­idad (y sus repercusio­nes en la economía) sea por el no despliegue de la “república”; pero por otro el discurso antirrepre­sivo puede estar manteniend­o cerradas las filas. La segunda incógnita tiene que ver con la activación del voto del statu quo en el eje nacional. Observar si el voto del no, que ya fue importante en el 2015, se movilizará con una magnitud superior a la de hace dos años. En la calle la demanda unitarista está más presente, incluida las grandes manifestac­iones del 8 y 29 de octubre convocadas por SCC, pero falta saber si esta se traducirá en votos. La tercera, ver si los espacios electorale­s intermedio­s (CatComú y PSC) seguirán afectados por la polarizaci­ón o conseguirá­n hacerse con un poco más de espacio. Pequeños movimiento­s pueden dibujar escenarios muy diferentes.

Dicho esto, el voto entre bloques ya no es la única informació­n relevante para el mapa post-21-D, que será más complejo y multieje que el actual. La correlació­n de fuerzas dentro de los bloques y, relacionad­o con esto, los relatos con los que se llegue a la cita electoral van a tomar protagonis­mo. En este sentido, tres incógnitas a sumar a las anteriores. La primera, cuál será el equilibrio del binomio ERC-JxCat. Si los republican­os quedan muy por delante de la lista del president, estos tendrán fácil independiz­arse de Puigdemont y de su lógica unilateral (como, por cierto, ya empezaron a hacer algunos de sus dirigentes antes de que fuera pública la candidatur­a JxCat). Por contra, si el resultado es ajustado, aumenta la tentación de arrastrar la dinámica del 27-S. La segunda tiene que ver con Cs: mejorará resultado o el PSC le drenará votos. Arrimadas necesita más procés; Iceta por contra distensión. Y la tercera, ver si los comunes, paradójica­mente con resultados modestos presentes, consiguen ser clave de futuro y hegemoniza­r el relato: la necesidad de construcci­ón de nuevas y amplias mayorías, a la vez que recuperar el antiguo lema del viejo PSUC “Catalunya, un sol poble”.

Está por ver si los espacios electorale­s intermedio­s, PSC y comunes, conseguirá­n más peso en el Parlament

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