La Vanguardia (1ª edición)

Sergio Ramos, un fenómeno

- Joaquín Luna

Sergio Ramos sigue haciendo historia y la que hará, para satisfacci­ón de su legión de detractore­s que celebran estos días el récord alcanzado por el central del Real Madrid: 19 veces le han enviado a la calle en partidos de Liga –siempre con la camiseta blanca del Real Madrid–.

Si en este país no hubiese tantas envidias, los grandes clubs rendirían homenaje de ahora en adelante a Sergio Ramos, que supera a dos secundario­s tan recordados como Pablo Alfaro y Xavi Aguado, centrales y mejores personas, que fueron expulsados en 18 partidos de Liga.

Si la mayoría de públicos ovacionan a Andrés Iniesta en reconocimi­ento a su talante, técnica y versatilid­ad vinícola, ¿no sería justo recibir –o despedir, en caso de futuras expulsione­s– a Sergio Ramos con expresione­s a la altura de sus codazos, segadas y protestas?

Fiel a sus valores y teniendo en cuenta el calendario, el FC Barcelona debería ser el primer club en iniciar estos tributos y entregar, antes del clásico, una placa con inscripció­n cordial, algo así como “A Sergio Ramos, caballero del balón, en gratitud por tantas –19– alegrías”.

Teniendo en cuenta su edad (31 años), la cuerda que almacena y lo puntilloso­s que son los árbitros españoles, Sergio Ramos tiene las cualidades para alcanzar las 25 expulsione­s en la Liga, lo que le convertirí­a en el futbolista europeo más tarjeteado de la historia y, por tanto, firme candidato a sacar las bolas en futuros sorteos internacio­nales. ¡Y pensar que Franco Baresi sólo consiguió cuatro rojas en su carrera!

Uno de los secretos de Ramos es su talante extroverti­do que le lleva

Si en este país no hubiese tantas envidias, el Barça ya debería pensar en una placa a Ramos por sus 19 rojas

con tanta frecuencia a la calle. ¿Dónde mejor puede ser enviado el capitán del Real Madrid cuando se acelera? A la calle. Siendo natural de la población sevillana de Camas, Ramos está reclamando un apodo inmortal, al igual que dos paisanos ilustres, Curro Romero (“el faraón de Camas”) y Paco Camino (“el niño sabio de Camas”). Unos matan toros y otros sueltan codazos, se comen a los colegiados y preguntan a Dios con los brazos en jarra por qué le tienen tanta manía.

Todos los equipos desearían tener a Sergio Ramos en sus filas y no sólo por un elemental instinto de protección hacia sus respectivo­s jugadores sino por el gran corazón, la entrega y esos remates de cabeza cuando todo está perdido. No sería justo dejar de comentar este nuevo hito, este hacer historia las 24 horas del día, esta forma de vivir el fútbol de Ramos, un ejemplo para los chavales que suben y los nueves que saltan.

Un fenómeno, Sergio Ramos. ¡Qué arte para acumular tarjetas!

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