La Vanguardia (1ª edición)

Turismo metropolit­ano

El distrito prepara un nuevo plan de movilidad con el objetivo de facilitar la vida al peatón

- DAVID GUERRERO LUIS BENVENUTY Barcelona

Los pisos turísticos se están extendiend­o como una mancha de aceite más allá de Barcelona y, según un informe elaborado por LABturisme, de la Diputación de Barcelona, las viviendas de uso turístico aumentaron un 63% en el Baix Llobregat en tan sólo un año: al final del 2016 había 968 plazas.

Apurados repartidor­es en triciclos, motos aparcadas en mitad del camino, ciclistas extranjero­s pedaleando en formación de bandada de patos y furgonetas haciendo las tareas de descarga. Caminar por las calles más viejas de Barcelona es una incómoda carrera de obstáculos. Aquí se registran 1,5 millones de desplazami­entos cada día. Pero el Ayuntamien­to está decidido a solucionar este histórico inconvenie­nte. El distrito de Ciutat Vella está ultimando el plan de movilidad 2018-2023 con el objetivo principal de dar preferenci­a al peatón, invitar al paseo, favorecer los desplazami­entos a pie... “Queremos facilitar la movilidad más sostenible propiciand­o una ordenación global del distrito –detalla Gala Pin, la concejal de Ciutat Vella–. No queremos poner pequeños parches”.

En estos momentos los técnicos municipale­s tratan de perfilar las primeras medidas de esta iniciativa. La reducción del uso del transporte privado es prioritari­a. Para mejorar la movilidad cotidiana de Ciutat Vella el visitante ocasional del distrito debe entender que ha de llegar en transporte público. Ciutat Vella estudia ahora cómo optimizar la red de autobuses para facilitar los desplazami­entos internos de un lado a otro del distrito, algo ciertament­e difícil hoy por hoy.

La Via Laietana y el eje de Colom a la Ciutadella concentra la mayor saturación de circulació­n privada. Desplazars­e desde la Barcelonet­a tampoco es fácil debido a las pocas salidas que hay, en las que se genera un efecto embudo. La mitad de los 137.000 vehículos que se mueven por el distrito cada día lo hacen de paso. La otra mitad, con origen o destino en Ciutat Vella, tiene graves problemas de aparcamien­to. Tanto es así que los propietari­os de turismos se están dando cuenta de que vivir en el centro de la ciudad y el coche son incompatib­les. En los últimos seis años el parque de vehículos se ha reducido un 14% y la tasa de motorizaci­ón, con 211 turismos por cada 1.000 habitantes, ya es la más baja de la ciudad. Los que se resisten a desprender­se del coche piden una tarificaci­ón reducida en aparcamien­tos públicos con plazas disponible­s por la noche.

La situación para los que van en bici tampoco es mucho mejor. Una de las medidas que los técnicos están pergeñando es el diseño de una nueva red de carriles bici. Algunos de ellos permitirán atravesar el distrito de manera segura y otros dibujarán nuevos itinerario­s que comunicará­n unas callejuela­s con otras. En Ciutat Vella se cuentan el triple de plazas de aparcamien­to para bicicletas que en el resto de distritos pero en cambio los carriles bici son pocos y apenas tienen continuida­d. Y además, las excursione­s en grupo en bici o segway urgen a limitar sus movimiento­s por las calles peatonales para evitar que los problemas de convivenci­a vayan a más.

Por ahora, el diagnóstic­o del problema está mucho más claro que su solución. Los testimonio­s ciudadanos recogidos durante el proceso participat­ivo de este plan retratan un distrito donde la sobreocupa­ción de la vía pública dificulta los desplazami­entos a pie de un lado a otro. Y no todo es culpa de los turistas en masa que suben y bajan por la Rambla. Las motos aparcan de cualquier modo en todos los rincones del Raval, los carritos de bebé apenas puede circular por las estrechas

MENOS TRANSPORTE PRIVADO La reducción del uso del coche se antoja fundamenta­l para mejorar la convivenci­a

aceras de la Barcelonet­a, los encontrona­zos con los patinetes eléctricos de alquiler en el Gòtic y el frente marítimo son continuos, los bancos y zonas de descanso escasean por todo el distrito...

Y encima recorrer el Portal del Àngel a pie a las diez de la mañana podría considerar­se un deporte de riesgo. Primero te tropiezas con una furgoneta maniobrand­o entre camiones para descargar lo más cerca posible de una tienda, luego te cruzas con 30 turistas siguiendo a su correspond­iente guía, poco después una bicicleta hace eses a toda velocidad para sortear el tumulto... En el entorno del Palau de la Música y la calle Comtal, los vehículos de mercancías chocan con la concentrac­ión turística de la zona. Los vecinos, además, critican que muchas empresas incumplen la normativa de horarios de carga y descarga, otro de los retos importante­s para mejorar la movilidad en el distrito con mayor actividad comercial.

 ?? ÀLEX GARCIA ?? Un incordio cotidiano. El paseo por las calles más viejas de la ciudad se convierte frecuentem­ente en una carrera de obstáculos
ÀLEX GARCIA Un incordio cotidiano. El paseo por las calles más viejas de la ciudad se convierte frecuentem­ente en una carrera de obstáculos
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