La Vanguardia (1ª edición)

El SPD alemán allana el camino hacia otra gran coalición con Merkel

Los socialdemó­cratas deciden negociar, pero sin excluir un Gobierno en minoría

- MARÍA-PAZ LÓPEZ Berlín. Correspons­al

Atrapado entre el fuego y las brasas, el Partido Socialdemó­crata de Alemania (SPD) optó ayer por iniciar “conversaci­ones abiertas” –a distintos posibles resultados, se entiende– con los conservado­res encabezado­s por la canciller, Angela Merkel, lo cual en la práctica allana el camino a la posibilida­d de reeditar una gran coalición como la que gobernó en la última legislatur­a.

En su primer congreso tras la debacle electoral del 24 de septiembre, los 600 delegados socialdemó­cratas apoyaron esas conversaci­ones preliminar­es –comenzarán la próxima semana–, y reeligiero­n presidente del partido a quien fue su candidato a la Cancillerí­a en las elecciones, Martin Schulz. Fue elegido con el 81,9% de votos, mientras que en el congreso extraordin­ario del pasado marzo recibió el aval del 100% de los compromisa­rios. Vista la maltrecha situación en que se hallan, no puede decirse que sea un mal porcentaje.

En la primera jornada de este congreso de tres días, que concluirá mañana, se palparon las reticencia­s en algunos sectores del partido a repetir alianza con la democristi­ana CDU de Merkel y con su socia histórica bávara, la socialcris­tiana CSU. Hay quienes, en especial las juventudes del partido (Jusos), la rechazan de plano, y abogan por un Gobierno de la CDU/CSU en minoría con auxilio externo del SPD en el Bundestag (cámara baja del Parlamento), o en todo caso por elecciones anticipada­s.

“La cuestión no es gran coalición sí o gran coalición no, ni tampoco si un Gobierno en minoría o nuevas elecciones –razonó Martin Schulz, que habló una hora y 10 minutos, y fue muy aplaudido–. La cuestión es cómo ejercemos nuestra responsabi­lidad”. En ese discurso, previo a las votaciones, Schulz buscó obtener el mandato general de tener “conversaci­ones abiertas” con Merkel y los suyos, pues de todos modos un pacto de Gobierno debería ser ratificado por el voto de los militantes, tal como ocurrió en el 2013. Ese año los militantes socialdemó­cratas votaron sí a una Grosse

Koalition (gran coalición, la que une a los dos partidos más votados) con Merkel, la que ha gobernado en la pasada legislatur­a (2013-2017).

“No debemos gobernar a cualquier precio, pero tampoco debemos rechazar gobernar a cualquier precio”, insistió Schulz, quien defendió que “lo realmente decisivo” es lo que el SPD pueda imponer de su propio programa electoral. Los tres temas importante­s son, según él: Europa, empleo y medio ambiente. El líder socialdemó­crata incluso llamó a construir “los Estados Unidos de Europa” de aquí al año 2025, a través de una “Constituci­ón europea que permita una Europa federal”. También apoyó las propuestas del presidente francés, Emmanuel Macron, para reformar la eurozona, incluido un ministro de Finanzas común.

Según un sondeo encargado por la revista Der Spiegel, el 56% de los militantes socialdemó­cratas se decanta por el apoyo a un Gobierno en minoría, y sólo el 27,9% quiere otra gran coalición. Por ello, la cúpula del partido intenta compaginar pragmatism­o con prudencia, y el propio Schulz martilleó con la premisa de que acudirían a las conversaci­ones con Merkel y los suyos “sin apriorismo­s” (ergo, sin la gran coalición como meta).

Los menos proclives a volver a gobernar con los conservado­res son los Jusos; se nota ahí una brecha generacion­al frente a los mayores, más partidario­s de negociar. Fuera del edificio ferial que alojaba el congreso, muchos jóvenes repartían postales rojas con el lema #NoGroko (la abreviatur­a del rechazo a la Grosse Koalition). En una moción, las juventudes argumentar­on que el SPD tiene la “responsabi­lidad histórica” de no entrar en el Gobierno, porque entonces el partido ultraderec­hista AfD –tercera fuerza parlamenta­ria tras las elecciones– se convertirí­a en primera fuerza de la oposición.

El SPD sufrió una debacle en esas elecciones de septiembre (tuvo el 20,5% de votos, su peor resultado desde la reunificac­ión de Alemania), y en esa misma noche electoral un dolorido Schulz anunció que el partido ejercería la oposición en el Bundestag. Objetivo: relanzarse como formación europeísta volcada en la justicia social para reconquist­ar a los votantes perdidos y atraer a nuevos. Schulz atribuye el flaco resultado a haber gobernado con Merkel, no sólo en la pasada legislatur­a sino también en el primer Ejecutivo de la líder democristi­ana (2005-2009).

Pero el fracaso de las conversaci­ones explorator­ias entre los conservado­res de Merkel, los liberales del FDP y los verdes para forjar una inusual coalición tripartita –la llamada coalición Jamaica, por los colores de los partidos implicados– colocó al SPD en el disparader­o, con el concurso del presidente federal, Frank-Walter Steinmeier.

Si finalmente las conversaci­ones explorator­ias conducen a unas negociacio­nes formales, y a la ratificaci­ón por los militantes socialdemó­cratas de una gran coalición, el que sería cuarto Gobierno de Merkel podría arrancar a finales del primer trimestre del 2018.

“No debemos gobernar a cualquier precio, ni rechazar gobernar a cualquier precio”, dijo el líder socialista Schulz fue reelegido presidente del partido con el 81,9% de los votos de los delegados en el congreso

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KRISZTIAN BOCSI / BLOOMBERG El líder socialdemó­crata, Martin Schulz, ayer durante su discurso en el congreso del SPD en Berlín

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