La Vanguardia (1ª edición)

Un joven italiano imbuido por una secta envenena a ocho familiares

-

“Lo he hecho para castigar a personas impuras y no quiero colaborar; no sabréis nunca por qué lo he hecho”. Con estas palabras, Mattia Del Zotto, un joven italiano de 27 años, confesó a los carabinero­s que había envenenado y causado la muerte de sus abuelos paternos y de una tía. Otros cinco familiares –incluidos sus dos abuelos maternos– se hallan hospitaliz­ados, también como consecuenc­ia del veneno que Del Zotto vertía en la tisana que tomaban y en otros alimentos.

Los hechos sucedieron en la localidad de Nova Milanese, al norte de Milán. Según la madre del homicida, su hijo actuó probableme­nte bajo influencia de una secta religiosa, imbuido por lo que absorbía en internet. Hace un tiempo le informó de que ya no era católico pero no le concretó qué credo o que grupo seguía. La madre creyó oír algo parecido a Concilio Vaticano II y aseguró que ese grupo criticaba al papa Francisco, pero eso no coincide del todo con las confusas declaracio­nes del autor de los hechos a los carabinero­s. A ellos les contó que había iniciado un proceso de conversión al judaísmo. La contraseña del ordenador, al que accedió la policía, era “glorioso Dios”.

Del Zotto utilizó para el crimen sulfato de talio, un metal muy tóxico que se emplea como catalizado­r, para fabricar vidrios resistente­s y también como insecticid­a y raticida. La primera intención fue comprar arsénico, pero vio que no era fácil porque debía rellenar un formulario que sin duda podía luego delatarle. Entonces se decidió por el talio, que le fue enviado a domicilio, desde una empresa de Padua, a pesar de haber dado una identidad falsa. El veneno le costó 248 euros.

Según la fiscal de Monza, Luisa Zanetti, encargada del caso, Del Zotto era una persona introverti­da, con un carácter esquivo, además de apasionado de la electrónic­a, de la informátic­a y del gimnasio. Hacía tiempo que estaba desemplead­o. Pasaba largas horas, cada día, pegado al ordenador. Últimament­e comía muy poco e insistía en apagar el radiador de calefacció­n de su habitación. Se irritaba cuando aparecía publicidad en televisión y cambiaba de canal para no ver los anuncios. Los padres, preocupado­s, le hicieron seguir una tratamient­o con una terapeuta naturista.

Los abuelos fallecidos tenían 94 y 88 años. La tía, 62. Además de los abuelos maternos, de 83 y 81 años, también están hospitaliz­ados un tío y una cuidadora. Del Zotto no fue al funeral de los abuelos a quienes mató. La policía encontró una infusión contaminad­a por talio en una de las viviendas. Este metal fue también el arma del crimen en una de las novelas de Agatha Christie.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain