La Vanguardia (1ª edición)

Legitimism­o

- Enric Juliana

En la primera reunión que mantuvo en Bruselas con el núcleo directivo de su partido, Carles Puigdemont dijo lo siguiente a Artur Mas, Marta Pascal, David Bonvehí y otros acompañant­es: “Si no me presento y vais solos a las elecciones, os hundiréis; si me presento como candidato del PDECat, podemos sacar veinte diputados; si me presento con mi propia lista, puedo ganar”. 7 de noviembre del 2017.

Quedaron atónitos. El hombre de Amer les dictaba las condicione­s desde una evidente posición de fuerza. De regreso a Madrid, para acompañar a la Mesa de Parlament en su segunda comparecen­cia judicial, el grupo dirigente del PDECat se reunió en un hotel muy cercano al aeropuerto de Barajas y decidió aceptar las exigencias. Todas, menos una. La lista del presidente no sería una agrupación de electores, tal y como pretendía el entorno carlista (de Carles) y con especial esmero Ferran Mascarell y Agustí Colomines, redactores de un manifiesto en favor de una lista unitaria de todo el soberanism­o, que volviese a encerrar a ERC en la crisálida convergent­e. La lista que Oriol Junqueras, camino de la prisión, dio instruccio­nes a Esquerra de rechazar a toda costa.

(Mascarell y Colomines militaron en su juventud en Bandera Roja y eso imprime carácter. Bandera Roja fue el Opus Dei de la izquierda en los años setenta: fabricó buenos cuadros, gente lista y atenta al movimiento de las cosas. No hay mutación política en Catalunya sin gente de Bandera Roja de por medio, así en la fundación de los comunes como en la cocina de la lista Puigdemont).

Junts per Catalunya es una oferta competitiv­a y las encuestas lo están demostrand­o. Va subiendo y uno de los últimos sondeos publicados (Gesop para El Periódico) ya indica un posible empate con ERC. Es la lista del presidente en una Catalunya de signo presidenci­alista desde los años treinta. (En 1980 ya se intentó una lista Tarradella­s al margen de los partidos, que el anciano político finalmente no quiso encabezar).

Es la lista del presidente cesado por el artículo 155. Sus promotores dicen que no puede haber otro candidato a la presidenci­a de la Generalita­t si se quieren retornar las cosas a su sitio. Es la lista legitimist­a. El multitudin­ario acto de ayer en Bruselas –gracias al puente de la Constituci­ón– fue una demostraci­ón de fuerza del legitimism­o.

Es la lista de Jordi Sànchez, en prisión. Sànchez, posiblemen­te el dirigente soberanist­a con mayor inteligenc­ia política, es un hombre muy respetado.

Es la lista que deja atrás los pecados de la familia Pujol. Este es un dato fundamenta­l. El escándalo de los Pujol avergonzó a miles de votantes convergent­es y revalorizó a ERC como nueva casa común. El frágil PDECat, con Artur Mas al frente, aún tiene pendiente la sentencia del caso Palau. Sólo una segunda mutación con formato antipartid­o y con una tensión visible con los dirigentes del PDECat puede ayudar a redimir los pecados acumulados.

Es una lista a la francesa (Macron) en una Catalunya siempre atenta a las novedades que vienen de París.

Es una lista con piezas de repuesto, puesto que Puigdemont será detenido en el momento en que pise España (si es que la vuelve a pisar). Ahí está la figura emergente de Elsa Artadi, formada en Harvard, estudiado contrapunt­o de Marta Rovira.

Es la lista del gen convergent­e. La novísima expresión de la voluntad de poder que encarnó Jordi Pujol.

La lista Puigdemont es el más eficiente intento de mantener en vida el gen convergent­e

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain