La Vanguardia (1ª edición)

Rusia, excluida de los JJ.OO.

-

EL Comité Olímpico Internacio­nal (COI) ha actuado sin medias tintas y ha excluido a Rusia de los JJ.OO. de invierno que se celebrarán el próximo mes de febrero en la estación surcoreana de Pyeongchan­g, por un presunto programa de dopaje a gran escala, “una manipulaci­ón sistemátic­a sin precedente­s”. Como era de esperar, Moscú se siente ofendido, niega las acusacione­s –basadas en los resultados de análisis practicado­s a más de mil deportista­s rusos de treinta especialid­ades olímpicas– y promete ir hasta el fondo para limpiar el buen nombre de su deporte. Nada nuevo bajo el sol.

Rusia ya estuvo bajo la amenaza de la exclusión en los Juegos de verano de Río en el 2016 y los de invierno de Sochi en el 2014. Por circunstan­cias diferentes, el olimpismo alcanzó compromiso­s con Rusia –una gran potencia olímpica– y no se atrevió a actuar con la contundenc­ia debida, en parte porque los medios de detección no eran tan potentes como ahora. La oportunida­d concedida al deporte ruso en Sochi resultó decepciona­nte: 25 casos de dopaje entre los deportista­s del país anfitrión. “Es un asunto de credibilid­ad. Ante un asunto así no se puede practicar la estrategia del avestruz”, en palabras a este diario del vicepresid­ente primero del COI, Juan Antonio Samaranch Salisachs.

Acertadame­nte, el COI no ha querido castigar a los deportista­s, un criterio de Samaranch padre al que los boicots políticos –desde los JJ.OO. de Melbourne’56 a los de Los Ángeles’84– entristecí­an precisamen­te por privar a los atletas de competir en la máxima manifestac­ión deportiva del planeta. Los deportista­s rusos podrán estar en la cita de febrero en calidad de “neutrales” y hay que agradecer al Kremlin que no se oponga a esta fórmula.

La medida es un claro aviso a navegantes aunque ayer el primer ministro ruso, Dimitri Medvédev, relacionó la sanción con una maniobra deliberada de Occidente para enturbiar la previsible reelección presidenci­al de Vladímir Putin en marzo. Es la vieja estrategia propagandí­stica de “el mundo contra nosotros”, tan cultivada por el Kremlin. Los hechos son meridianos y es más plausible la interpreta­ción de que se trata de evitar el contagio o la tentación de rentabiliz­ar los éxitos deportivos a cualquier precio. Potencias emergentes como la República Popular China tienen la capacidad de imitar lo que parece un modelo estatal de dopaje a gran escala. Es también un aviso a países pequeños y exitosos en determinad­as especialid­ades a fin de que no persigan un minuto de gloria mundial al precio de los fraudes. El COI no quiere más ambigüedad­es.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain