Despierta el mayor volcán de Islandia
Tras registrar un fuerte aumento de actividad sísmica, los geólogos no saben si entrará en erupción o volverá a dormirse
Después de 290 años dormido, el Öraefajökull ha empezado a dar signos de actividad. Con 2.110 metros de altitud, es el volcán más alto de Islandia. Es también el que protagonizó la mayor erupción explosiva de la historia de la isla. Nadie sabe aún si el gigante despertará del todo y liberará de nuevo su ira de lava y ceniza, o si solo se está agitando en medio del sueño para volver a sumirse en un letargo profundo.
“Aunque ha habido actividad geotérmica significativa en la caldera del Öraefajökull, no hay signos de una erupción volcánica inminente. Hay una incertidumbre considerable sobre cómo evolucionará la situación”, informa la Oficina Meteorológica de Islandia (OMI) en la último comunicado sobre el volcán publicado en su web.
Ante el riesgo de erupción, el Departamento de Protección Civil de Islandia publicó el 23 de noviembre un plan de evacuación de emergencia de las zonas habitadas que se encuentran al sur del volcán, hacia donde bajarían enormes ríos de hielo y lava. Como la corriente llegaría en unos veinte minutos desde lo alto de la montaña hasta el nivel del mar, “el objetivo es haber evacuado la zona antes de que se inicie una erupción”, informa Protección Civil.
La OMI, por su parte, ha elevado el nivel de alerta para la aviación al nivel amarillo –que no impide volar pero informa de que un volcán muestra signos de actividad elevada–.
Los primeros indicios de que Öraefajökull se está desperezando se registraron en junio, cuando empezó a aumentar el nivel de actividad sísmica en la zona del volcán. En agosto se intensificaron los seísmos y el 3 de octubre se produjo el más fuerte de los últimos meses, de magnitud 3,4.
Desde entonces, la inestabilidad continúa, con una multitud de pequeños seísmos. “La fuente geotérmica bajo la caldera de Öraefajökull ha estado activa de manera ininterrumpida durante las últimas semanas, aunque sin indicaciones claras de que vaya a más”, informó el 6 de diciembre por correo electrónico Sara Bar- sotti, coordinadora de Riesgos Volcánicos de la OMI. “Por otro lado, la semana pasada detectamos más de 160 seísmos bajo el Öraefajökull, lo cual es un número excepcionalmente alto”.
La mayor señal de alarma de que el volcán puede estar preparándose para entrar en erupción llegó el pasado 17 de noviembre, cuando imágenes obtenidas por satélite revelaron que se ha formado un nuevo cráter en el centro de la caldera. El nuevo cráter, que puede apreciarse como una mancha de nieve recién fundida en el centro de la imagen adjunta, tiene alrededor de un kilómetro de diámetro.
Mediciones hechas con radar indicaron que tenía inicialmente entre 15 y 20 metros de profundidad. Desde entonces se ha ido haciendo más profundo. “La deformación del hielo se ha hundido cuatro metros en un periodo de
EN ALERTA Ha aparecido un nuevo cráter en el centro de la caldera pero no hay riesgo inminente
ocho días”, informa Sara Barsotti.
El equipo de geólogos que estudia cómo evoluciona la situación ha analizado muestras de agua de Kvíárjökull, hacia donde desagua el glaciar del volcán. Han notificado un fuerte olor a azufre, signo inequívoco de actividad volcánica, así como un aumento de la conductividad eléctrica que indica que el calor del volcán está fundiendo hielo del glaciar.
También se está monitorizando de manera rutinaria la actividad de otros volcanes de Islandia como el Bárdarbunga, una gran montaña situada bajo el glaciar de Vatnajökull que ha registrado un aumento de actividad sísmica en los últimos meses; y el Hekla, uno de los volcanes més activos de la isla, con 23 erupciones en los últimos mil años.
Pero incluso en un país tan acostumbrado a convivir con los volcanes como Islandia, el Öraefajökull es motivo de inquietud. No se trata de un volcán cualquiera. Sólo ha entrado en erupción dos veces desde que se pobló la isla hace 1.100 años.
La última, en 1727, fue una erupción menor. Una sucesión de terremotos alarmó a los pocos pobladores de la región antes de que el volcán se encendiera, pero sólo quedó registrada la muerte de tres personas. La fusión del hielo causó una riada que arrasó la granja donde vivían.
Pero la primera, en 1362, es la erupción explosiva más importante de la historia de Islandia. “Fue devastadora”, explica en en artículo publicado en la web The Conversation Dave McGarvie, vulcanólogo de la Open University del Reino Unido que ha investigado la historia de aquella erupción. “Tierras fértiles al pie del volcán quedaron cubiertas de gruesos depósitos de piedras volcánicas y barridas por flujos piroclásticos. […] Los marineros de la época relataron que había piedra pómez flotando en el agua ‘en tal cantidad que los barcos apenas podían pasar a través’”.
Si una erupción similar se repitiera ahora, dejaría sin hogar a aproximadamente doscientas personas que viven a los pies del volcán. Además de esta población permanente, en la zona suele haber entre 2.000 y 3.000 turistas, informa la publicación electrónica Ice News.
Según la investigación de McGarvie, la región, que había sido próspera hasta 1362, quedó abandonada durante décadas. Desde entonces pasó a llamarse Öraefi, que significa páramo en islandés. Las excavaciones arqueológicas de las granjas de aquella época no han encontrado objetos de valor ni cadáveres, lo que sugiere que el volcán avisó antes de estallar y que la población tuvo tiempo de escapar.
La erupción de 1362 arrasó tierras fértiles y las convirtió en un páramo