Baloncesto en silencio
Dos escuelas de Málaga, multadas por el Ayuntamiento con 12.000 € porque el ruido de la actividad deportiva supera el límite legal
Los jugadores no pueden gritar, los padres deben abstenerse de aplaudir o animar a sus hijos o hijas y los árbitros no pueden utilizar silbatos. Cientos de alumnos de colegios malagueños, y decenas de equipos de baloncesto que utilizan sus instalaciones para entrenar, se ven obligados a jugar en silencio, para no superar los decibelios que establece el Reglamento de Protección contra la Contaminación Acústica de Andalucía. Dos centros han sido multados por el Ayuntamiento con 12.000 euros cada uno y un tercero tiene expediente abierto.
El griterío de las actividades extraescolares y de los entrenamientos de los equipos de baloncesto molestaron a tres vecinos de los centros educativos, que presentaron denuncias en los años 2014 y 2015. El ruido procedía de los colegios Lex Flavia y Revello de Toro de la capital. El primero superaba el índice permitido en quince decibelios y el segundo en siete, según las mediciones realizadas.
El Consistorio malagueño, que dirige Francisco de la Torre (PP), señala que envió numerosos requerimientos a los centros educativos para que pusieran una solución. Finalmente, optó por las sanciones. En el Lex Flavia están prohibidas las actividades extraescolares, mientras que en el Revello de Toro se pueden hacer porque el vecino retiró la denuncia.
La crisis del ruido, como se conoce en Málaga a esta situación, llevará a una huelga total en el baloncesto el próximo día 16, y para este sábado se ha convocado una manifestación en el centro de la ciudad donde miles de chavales acudirán con sus balones para protestar. Un total de 25 clubs de toda la provincia acordaron la medida porque el Ayuntamiento no está dispuesto a retirar las sanciones, “para no caer en prevaricación”, según Raúl Jiménez, concejal de Medio Ambiente.
El Ayuntamiento y la Junta de Andalucía, que es la encargada de la gestión de los colegios, alcanzaron hace un mes un acuerdo para regular el uso que los clubes pueden hacer de estas instalaciones educativas. Uno de los puntos de ese pacto era frenar los expedientes sancionadores hasta que se realizaran nuevas mediciones de los niveles de ruido. Pero Medio Ambiente tiró hacia delante y notificó la sanción en firme. Ahora, el acuerdo se da por roto.
El problema afecta a las actividades extraescolares, pero especialmente a los equipos infantiles y juveniles de baloncesto, un deporte de gran tirón popular en Málaga, que utilizan esas instalaciones para entrenar y que ahora no saben qué va a ser de ellos. Un ejemplo es el Club Deportivo Adesa Málaga que tiene quince equipos en los que juegan 260 niños. Hace un mes tuvo que abandonar las instalaciones del colegio Lex Flavia que utilizaban para entrenar.
En la misma situación se encuentran otros siete clubs, a los que ahora, en solidaridad, se han unido veinte instituciones de la provincia, todos juntos para defender su derecho a practicar el deporte como siempre se ha hecho, con gritos, aplausos y risas.