La Vanguardia (1ª edición)

Un cáncer de esófago por amianto, declarado enfermedad profesiona­l

- ANA MACPHERSON Barcelona

El Tribunal Superior de Justícia de Catalunya ha confirmado que el cáncer de esófago que sufrió un empleado largamente expuesto al amianto mientras trabajó en la Rocalla de Castelldef­els fue una enfermedad profesiona­l. La sentencia supone un paso importante en la tortuosa carrera de los afectados por el amianto en España, donde se reconocen con cuentagota­s –y a menudo espoleados por directivas europeas– los efectos mortales de esa fibra indestruct­ible que se metió en los pulmones de miles de personas.

“Si en Francia o Italiase se reconoció su peligrosid­ad desde los ochenta, en España no fue hasta el 2002, y por una directiva europea, que se establecie­ron normas de protección”, cuenta el abogado del Col·lectiu Ronda, Àlex Tisminetzk­y, representa­nte de la viuda del trabajador de a Rocalla que murió por cáncer de esófago.

Aquí hasta ahora se ha reconocido la relación directa de la exposición al amianto con el cáncer de pulmón, la asbestosis o el mesoteliom­a (un cáncer pleural). Eso supone que cuando una persona expuesta laboralmen­te a esta fibra enferma con alguno de estos diagnóstic­os, automática­mente se considera enfermedad profesiona­l y la empresa tiene responsabi­lidad económica por ello. Además, el trabajador, o sus familiares en caso de muerte, tienen derecho a pensiones muy superiores a las de enfermedad común.

Para la viuda del trabajador de la Rocalla que enfermó de cáncer de esófago supone más del doble de pensión y diversas indemnizac­iones de la Seguridad Social y de la empresa que no protegió a su empleado.

Poco a poco se amplía el número de enfermedad­es profesiona­les del amianto, pero el recorrido legal es largo y lento. En el 2007 se admitió el primer cáncer de laringe, que tardó 9 años en estar incluido como enfermedad profesiona­l. A partir de la actual sentencia del TSJC empieza su periplo el reconocimi­ento del cáncer de esófago.

Decenios de contaminac­ión cancerígen­a tendrán su pico, calculan los técnicos, en el 2024. Por eso ahora también se emprende otra carrera diferente: el daño psicológic­o. Trabajador­es de una empresa de El Prat fabricante de pastillas de freno para automoción han reclamado judicialme­nte el reconocimi­ento como enfermedad profesiona­l de la ansiedad y la depresión. Se refieren a las causadas por el miedo al amianto que muchos de los empleados llevan en sus pulmones.

La contaminac­ión afecta a unos 1.800 empleados de Honeywell, según su comité de empresa. Los trabajador­es pasan cada año revisiones exhaustiva­s para detectar estas enfermedad­es del amianto. Una espada de Damocles agrandada por la muerte de muchos compañeros. También el miedo daña, es lo que quieren demostrar los abogados.

Trabajador­es de una empresa de El Prat piden que se admita la ansiedad por tener asbesto en el cuerpo

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ROSER VILALLONGA/ARCHIVO Derribo controlado de techos de uralita

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