Amor y melancolía
La filmografía de Hong Sang-soo, una de las voces más personales del fértil cine surcoreano, atraviesa en estos momentos un etapa parecida a las de Roberto Rossellini con Ingrid Bergman o JeanLuc Godard con Anna Karina: Kim Min-hee, la actriz protagonista de En la playa sola de noche, lo fue también del anterior largometraje de Sang-soo, Ahora sí,
antes no, y lo es de los dos siguientes, realizados este mismo año. Min-hee es actriz, musa y pareja sentimental del realizador, y estas películas pueden verse como declaraciones de amor a la mujer amada, aunque En la playa sola
de noche contiene al mismo tiempo no pocas gotas de desamor.
Como es frecuente en sus obras, En la playa sola de noche viene marcada por el signo de la dualidad. Dividida en dos partes, la primera y más breve acontece en Alemania, donde acude la protagonista tras ser abandonada por su amante casado (un director de cine por más señas), y es intensamente melancólica y poética en sus paseos por el parque o por la playa, donde concluye el capítulo con un plano extraordinario y desconcertante: nunca sabremos quién carga sobre sus hombres con la chica. El escenario de la segunda es ya Corea y cuenta con dos escenas de comida en grupo (y sobre todo de bebida: en el cine de Sang-soo se bebe mucho y sin moderación) tan largas como brillantes, solo que en la primera de ellas, donde entre otras cosas se habla del amor y de la belleza, lo que vemos ofrece la sensación de que ocurre de veras, mientras que en la otra no queda claro si es fruto de la realidad o una fantasmagoría. El desenlace también en una playa añade otra nota de desconcierto.
En cualquier caso, en esa ambigüedad anida uno de los grandes atractivos de esta obra sensible y penetrante, en muchos momentos tan inconsútil como un cuento moral de Eric Rohmer y recorrida en cada plano por una auténtica emotividad. A ver si se estrenan pronto The day after y
La caméra de Claire, las otras dos películas del tándem Sang-soo & Min-hee de este año.