Estambul, génesis y presente
Veinticinco años han pasado desde el primer título de Zeljko Obradovic en la máxima competición europea de clubs de baloncesto al último. En 1992, recién iniciada su etapa en los banquillos, fue protagonista de una gesta histórica con el Partizan. En el 2017, la proeza la logró con el Fenerbahçe, que dio a Turquía el primer título en el torneo. En ambas oportunidades, los encuentros decisivos se disputaron en Estambul en lo que bien podría considerarse como la cuadratura de un círculo para el entrenador serbio (57 años), que esta noche, a partir de las 21 horas, visita el Palau Blaugrana con el vigente campeón.
El nombre de Obradovic impone un lógico respeto porque nadie tiene más títulos que él en Europa (9). Es el premio a un técnico que vive su trabajo con pasión. Si el día tiene veinticuatro horas, todas están dedicadas al baloncesto. Él marca el camino y lo mismo les pide a sus jugadores: quid pro quo. Las bases de esta relación son claras y muy provechosas para todos. El serbio consigue el máximo compromiso de sus baloncestistas, quienes por su parte son conscientes de que con él las posibilidades de lograr trofeos son mayores, lo que luego se transforma en mejores contratos.
Todo comenzó en mayo de 1991 cuando Obradovic era base en la selección yugoslava. En la concentración del campeonato de Europa recibió la llamada del director deportivo del Partizan, que buscaba un entrenador para el equipo de Belgrado. A los 31 años, Zeljko meditaba entre seguir en la pista o comenzar un nuevo camino también relacionado con el baloncesto: ser entrenador. No dudó. Ya no estuvo en el Eurobasket, en el que por cierto su país ganó el oro con Djordjevic como titular, y se dedicó a formar un nuevo conjunto, que se encontró además con una situación muy adversa. La guerra de los Balcanes provocó que la FIBA prohibiera a los representantes yugoslavos del I Campeonato de Europa de clubs –la génesis de la actual Euroliga, pero todavía controlada por la Federación Internacional– disputar sus partidos locales en sus pabellones al considerar que había “un clima de inseguridad”. El Partizan apostó por hacerlo en Fuenlabrada, donde se había inaugurado una pista con el nombre de Fernando Martín en homenaje al jugador madridista fallecido en un accidente de coche, el Slobodna (anterior Jugoplastika, que había encadenado tres títulos) lo hizo por A Coruña y el Cibona por Puerto Real. En la localidad madrileña, el Partizan se encontró como en casa y atrajo al público con su juego vistoso. El equipo no era favorito, pero
Con el Panathinaikos logró cinco trofeos y uno con el Partizan, Joventut, Real Madrid y Fenerbahçe La ‘final four’ de esta temporada se disputa en Belgrado, cerca de su ciudad natal, Cacak
Obradovic, desconocido entonces, ya trabajaba con mucho criterio en un bloque con dos referentes claros: Djordjevic y Danilovic. El Partizan fue cuarto en la fase de grupos y en el primer playoff europeo de la historia, eliminó al Virtus. Ya en la final four se deshizo del Olimpia italiano y en la final superó por un punto (71-70) al Joventut. Los verdinegros vencían por 68-70 a falta de diez segundos, pero Djordjevic cruzó la pista en un suspiro, frenó en seco –Tomàs Jofresa se quedó clavado y Morales, actual presidente de la Penya, estaba demasiado lejos para taponar– y lanzó un triple letal que dio el título a los serbios. “Un recuerdo imborrable, una emoción que no he vuelto a sentir”, ha reconocido Obradovic, que el pasado mayo añadió otro trofeo, el noveno, a su extenso historial. Este fue más sencillo porque el Fenerbahçe arrasó al Olympiacos (80-64) con 17 puntos de Bogdanovic y 10 de Udoh, que añadió 9 rebotes, 4 asistencias y 5 tapones. El Barça Lassa no tendrá que preocuparse hoy de ellos porque ya están en la NBA: el primero juega en Sacramento con el mejor salario de un debutante (10,1 millones de euros por temporada) y el segundo lo hace en Utah junto a Ricky Rubio.
Obradovic, en cambio, sigue en Estambul, donde se siente muy a gusto. La confianza en él es ciega y ha iniciado la quinta temporada con un bloque rediseñado con la llegada de jugadores como Wanamaker, Guduric, Melli, Thompson y Guler. Los trece años que pasó en el Panathinaikos, donde ganó otros cinco títulos continentales –los dos restantes tienen acento español, uno con el Joventut, en 1994, y otro con el Real Madrid, 1995–, quedan atrás pero planifica con la misma ilusión. Este curso, además, la final four se disputará en Belgrado, a 140 kilómetros de su Cacak natal. “Esto aún queda muy lejos, pero la competición tiene un gran nivel, es apasionante”, ha dicho.
Zeljko Obradovic, técnico del Fenerbahçe, visita esta noche el Palau con el equipo turco, vigente campeón de Europa