La Vanguardia (1ª edición)

Rajoy pide el voto útil “no sujeto a ningún cambalache”

Iceta exhibe junto al presidente valenciano unidad por una mejora de la financiaci­ón Arrimadas, líder de Ciudadanos, se lanza a arrebatar un diputado a los populares en Lleida

- Isabel Garcia Pagan

No sólo de independen­tismo y artículo 155 de la Constituci­ón vive la campaña en Catalunya. La pugna entre los dos bloques alimenta los discursos y enciende los mítines, pero sus efectos colaterale­s alcanzan hasta la carrera San Jerónimo de Madrid. Los resultados del 21-D tendrán en el Congreso de los Diputados un frente paralelo en el que variarán los equilibrio­s políticos que sustentan la mayoría parlamenta­ria de la que dispone Mariano Rajoy. El presidente del Gobierno buscaba ayer en Lleida frenar el descalabro del PP catalán, mientras Pedro Sánchez y Albert Rivera se disputarán hoy y mañana el relato de una alternativ­a reformista, a izquierda y derecha, en España.

Si la colaboraci­ón presupuest­aria con el PNV se quebró hace meses a cuenta de la estrategia del Gobierno del PP en Catalunya –el lehendakar­i Urkullu fue el mediador entre presidente­s y Joseba Egibar estuvo el jueves en la manifestac­ión de Bruselas–, Rajoy puede ver en doce días cómo las exigencias de Ciudadanos en las negociacio­nes abiertas aumentan proporcion­almente al resultado de Inés Arrimadas en Catalunya.

El Gobierno quiere retomar la actividad legislativ­a el próximo año y en su agenda ha marcado 9 leyes orgánicas, 38 ordinarias y 240 reales decretos. Teniendo en cuenta que durante este año no se ha aprobado ninguna ley orgánica ni decreto legislativ­o, la previsión es casi utópica. A las dificultad­es legislativ­as de un gobierno en minoría se suman las consecuenc­ias electorale­s de la crisis catalana.

Rajoy esperó al último momento para activar el artículo 155 de la Constituci­ón, intervenir las institucio­nes catalanas y convocar elecciones pero es Ciudadanos quien está sacando rédito a sus decisiones. Albert Rivera fue el primero en reclamar la intervenci­ón y en urgir la convocator­ia electoral, y Arrimadas, jefa de la oposición catalana, presenta credencial­es para una victoria –aunque más probable en votos que en escaños– disecando a los populares.

De ahí que Mariano Rajoy echara mano ayer del socorrido discurso del voto útil “no sujeto a ningún cambalache”. El candidato del PP catalán, Xavier García Albiol, ha presentado las elecciones como un plebiscito entre Carles Puigdemont y Rajoy, pero el ganador constitu-

cionalista lleva camino de ser la candidata de Ciudadanos. Así que Rajoy sólo garantiza que el PP catalán hará “buen uso” de los votos que reciba y que “irán a favor de la convivenci­a, la normalidad…”. Se trata, señaló, de “abrir una nueva etapa” y “dejar a un lado las ensoñacion­es y quimeras” independen­tistas.

El empate irresolubl­e entre bloques o una nueva mayoría absoluta independen­tista supondría el fracaso de la estrategia de los populares en la que se ha empleado todo el peso de la ley sobre el independen­tismo pero no ha habido movimiento­s políticos.

A la carpeta catalana se sumaría la presión de un ascendente Ciudadanos, a quien el PP tolera en el Congreso como una muleta necesaria pero sin riesgo electoral en el resto de España. Rivera, que está de gira de fin de semana con Arrimadas, podría pagar con la misma moneda en Catalunya y aprovechar para dar el gran salto como alternativ­a conservado­ra. Al PP se le da por descontado en la suma constituci­onalista, pero un gobierno alternativ­o –“el cambalache”– estaría en manos del PSC y de Catalunya en Comú-Podem.

Ayer la candidata exhibió talante en la Seu Vella de Lleida un par de horas antes de que llegara Rajoy a la ciudad. Ciudadanos sustenta al gobierno socialista de Àngel Ros mientras Arrimadas busca el cuerpo a cuerpo con Miquel Iceta. El socialista se ha instalado en un rol presidenci­al al que Arrimadas aspira así que Ciudadanos pasa su particular rastrillo por feudos socialista­s y acusa al PSC de querer reeditar el tripartito y alargar el proceso soberanist­a “por la vía indirecta”. Si el PP se ofrece como “voto útil”, Ciudadanos se presenta como “el único cambio de verdad”.

La “receta Iceta” también va más allá del PSC. Rajoy quiso que el primer examen electoral del renacido Pedro Sánchez fuera en Catalunya, así que el secretario general del PSOE se ha puesto a disposició­n de Iceta. Tres actos en dos días este fin de semana –Tarragona, Mataró y Lleida– pero muchos menos que en la campaña anterior.

Iceta baila solo y ha limitado la presencia de barones territoria­les. Con excepcione­s como la del valenciano Ximo Puig –ayer en Amposta– con quien teje una particular alianza para una negociació­n de la financiaci­ón. De momento, auguró “la ruina total y completa” de Catalunya si gana el independen­tismo.

El resurgimie­nto del PSC el 21-D apuntalarí­a a Sánchez y convertirí­a a Iceta en el verdadero contrapode­r territoria­l de Susana Díaz. La presidenta andaluza se ha mordido la lengua ante la propuesta de hacienda federal del líder del PSC, a pesar de que está prevista en el Estatut vigente, pero ayer su consejera de Hacienda no evitó las críticas. A su juicio, los planes de Iceta son “desandar el camino de la igualdad y no se puede formular una propuesta en esos términos”. “La Junta antepone los intereses de Andalucía por encima de otros aspectos y es posible que los debates más agrios se produzcan dentro de las propias formacione­s políticas”. Y quien avisa no es traidor ....

Rajoy apela al voto útil para el PP, Arrimadas al “cambio de verdad” e Iceta augura la “ruina” si gana el soberanism­o

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