La Vanguardia (1ª edición)

Pere Sureda

EDITOR

- NÚRIA ESCUR Barcelona

El editor de Navona, Pere Sureda, soñaba hace tiempo con El conde de Montecrist­o. Pensaba que las traduccion­es al español de la obra de Dumas eran malas o incompleta­s. Ahora publica una nueva y rigurosa a cargo de José Ramón Monreal.

Hace tiempo que Pere Sureda, editor de Navona, soñaba con El conde de Montecrist­o. Una asignatura pendiente que le perseguía. “Para mí era ineludible devolver a Dumas al pedestal que la Literatura Universal ya le tenía reservado, que en español quedaba en manos de malas traduccion­es o de libritos juveniles resumidos. Eso no podía durar ni un segundo más”.

Y El Conde de Montecrist­o adolecía en español de una edición que cumpliera estos requisitos. “Ninguna editorial se había preocupado por ese tema. Estoy muy orgulloso del trabajo de José Ramón Monreal y estoy seguro de la repercusió­n que tendrá esta versión, hoy por hoy, la única completa y definitiva. Dantès ha resucitado”, añade Pere Sureda.

Considerad­a uno de los clásicos más populares de todos los tiempos, desde su creación en 1884 (aunque fue publicado en una serie de 18 entregas durante los dos años siguientes) El conde de Montecrist­o ha sido parte de la formación cultural de varias generacion­es de lectores europeos.

Difícil de olvidar la historia de Edmond Dantès, obligado a cumplir una condena que no merece en la siniestra prisión del castillo de If. Dantès. Trece años de pesadilla. Hasta entonces sólo ha sido un joven tranquilo y honrado marinero que quería casarse con la hermosa Mercedes. Su vida se rompe cuando Ferdinand, su mejor amigo, deseoso de robarle su prometida, le traiciona vilmente.

“Es una obra equiparabl­e a las mejores de Victor Hugo y tan fascinante como Las ilusiones perdidas de Balzac –afirma Monreal– una acerba crítica al poder en sentido lato de la Francia de Luis Felipe, en la que su majestad el dinero había subido al trono de Francia, una realidad perfectame­nte equiparabl­e –por otra parte– a la de nuestros días”.

Sus legiones de seguidores sufrieron y respiraron con la torturada y triunfal figura de Dantès, personaje que Alexandre Dumas adoptó tras inspirarse en una historia real encontrada en las memorias de un hombre llamado Jacques Peuchet. Decía J.M. Caballero

“Solamente había dos ediciones más en Europa corregidas y puestas al día: la de Einaudi y la de Laffont”

Bonald que toparse con El conde de Montecrist­o equivalía a descubrir un territorio de impagables recompensa­s sensitivas. “La aventura de vivir elevada a su rango más apasionant­e”.

Es la novela que le hubiera gustado escribir a García Márquez según él mismo confesó. Y su venganza, como diría Pérez-Reverte, “la única posible en aquel y en este mundo de tahúres y sinvergüen­zas. También es la nuestra”.

Alexandre Dumas (Villers-Cotterêts, Francia 1802-Sena Marítimo, Francia 1870) fue figura clave del siglo XIX francés. Autor de algunas novelas inolvidabl­es como Los tres mosquetero­s o Veinte años después, de las que se han hecho innumerabl­es adaptacion­es cinematogr­áficas, aborda en El conde de Montecrist­o conceptos eternos como la venganza, la verdad, el perdón o la justicia.

Sólo hay tres ediciones en Europa corregidas y puestas al día de la obra: la italiana de Einaudi, la francesa de Robert Laffont y, por fin, esta, de Navona. Se trata pues de un gran reto literario europeo en lengua española.

¿La traducción? Ha resultado ser una labor descomunal. “Para la presente hemos tomado como referencia el texto fijado por Claude Schopp para el editor Robert Laffont (París, 1993) que supone antes y un después en la edición de la obra de Dumas”, explica Monreal, autor la versión que nos ocupa.

“Dumas escribía una página en un cuarto de hora, sin apenas corregir y sin puntuación, para ahorrar tiempo. Esto entrañaba inevitable­mente algunos descuidos y lapsus, como los encontramo­s en Balzac. Pero, pese a estos pequeños defectos, nunca caía en los clichés de un escritor vulgar”, añade José Ramón Monreal.

Su dificultad es otra, nos recuerda el traductor. Lo expresó Stevenson al referirse al disfraz deshonesto de la traducción: “No existe estilo tan intraducib­le, ligero como nata batida, resistente como la seda, prolijo como un cuento de viejas, conciso como el despacho de un general, con todos sus defectos... pero nunca resulta cansino, sin mérito, sino de una precisión inimitable”.

Monreal, que considera que traducir Dumas ha sido su mayor felicidad profesiona­l, expresa su deuda con las excelentes ediciones anotadas de Gilbert Sigaux (La Pléiade, 1981) y la italiana de Margheritt­a Botto (Einaudi, 2014). “El conde... necesitaba ser recuperado para la historia de la literatura como el gran clásico que es, tras un larguísimo descrédito sufrido por parte de los doctos. Urgía una edición crítica y anotada”.

“El 28 de febrero de 1815, el vigía de Notre-Dame-de-la-Garde señaló la presencia del velero de tres palos el Pharaon, procedente de Esmirna, Trieste y Nápoles (...) Como de costumbre, la explanada del fuerte Saint-Jean se había llenado de curiosos; porque en Marsella la llegada de un navío supone siempre un gran acontecimi­ento...” Así se inicia la obra de Alexandre Dumas (padre) y Auguste Maquet, (aunque este último nunca figuró en los títulos porque el primero pagó una elevada cantidad de dinero para que así fuera).

Mil doscientas páginas después la novela cierra con estas palabras: “Querido, el conde acaba de decirnos que toda la sabiduría humana se encierra en estas dos palabras: confiar y esperar”.

 ??  ??
 ?? RELIANCE PICTURES ?? El actor inglés Robert Donat en el papel de Edmond Dantès, conocido como el conde de Montecrist­o
RELIANCE PICTURES El actor inglés Robert Donat en el papel de Edmond Dantès, conocido como el conde de Montecrist­o

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain