La Vanguardia (1ª edición)

Hana Kanjaa

EXSALTADOR­A DE CAÍDA LIBRE

- Singin’, don’t worry about a thing, cause every little thing gonna be all right Bob Marley

En el año 2011 Hana Kanjaa (40) sufrió un accidente al fallarle el paracaídas cuando practicaba uno de sus saltos libres. Se mantuvo cuatro horas colgada del saliente de una montaña. Su historia es un ejemplo de superviven­cia.

Aquel día del 2011, antes de saltar desde el peñón de Ifach, Hana Kanjaa sintió que algo iba mal. –Sí, una premonició­n –dice. Calpe se abría a sus pies. El salto era razonablem­ente sencillo. Una altura de 330 metros. Ni un soplo de viento. Hana Kanjaa se entregaría a una caída libre de cuatro o cinco segundos y luego abriría el paracaídas. Lo había hecho otras veces. Llevaba tres años practicand­o el salto libre. Sabía de qué iba todo esto. –¿Por qué lo hacía? –El salto base tiene que ver con el ego. Los deportes extremos tienen eso presente. A veces no llevas ganas de saltar, pero lo haces por el qué dirán. –¿Por eso saltó? –Ya estaba ahí arriba. Equipada y conectada con el salto. Había visualizad­o el ejercicio. Cuando haces eso, ya te empujas a vivir la experienci­a. Sale la adrenalina. Saltó. Todo iba bien. Hasta que empezó a ir mal. Abrió el paracaídas y entonces el chisme se giró en el aire. De repente, se vio volando a enorme velocidad hacia la pared. –¿Vio pasar su vida por delante? –Lo que ocurrió es que el tiempo se ralentizó. Tuve tiempo para mirar hacia arriba y ver que había girado 180 grados. Me había encarado hacia la pared. De repente todo iba muy lento, ¿sabe por qué? –Dígame. –Es un mecanismo mental. Cuando el cerebro detecta el peligro, se acelera dramáticam­ente. Te hace creer que el tiempo se ha detenido. Lo hace porque está buscando soluciones. Yo tuve tiempo para decirme: ‘¿Me está pasando a mí?’.

Hana Kanjaa me enseña una foto. Aparece ella junto a otros siete saltadores. Se había retratado en el 2009, en Lauterbrun­nen, en Suiza. Tres de ellos han muerto mientras practicaba­n el salto al vacío.

–En vídeo, había visto muchos accidentes. Entendía que aquello le había pasado a otros. Pero, ¿a mí? Al pensar eso, comprendí que me estaba preparando para morir, y esa es la causa número uno de accidentes en el salto base. –¿Cómo pudo pasar eso? –En el deporte de riesgo siempre ocurre algo que no puedes controlar. –¿Y cómo salió de aquello? –Saqué el pie para protegerme. Al golpear la pared me rompí el tobillo derecho. Y luego, el milagro. El paracaídas quedó enganchado a un saliente del muro. Eso no pasa nunca. Lo normal es que el paracaídas se recoja, o se rasgue. Y que el saltador se golpee una y otra vez contra el peñón mientras cae.

–¿Y qué le asustaba más? ¿La muerte o los golpes?

–Ambas cosas. El dolor... Veía los cantos de las rocas, y eso me imponía mucho. Mirar hacia abajo y ver aquella base...

Aferrado al saliente, el paracaídas aguantó. Hana Kanjaa pasó allí cuatro horas. Cuatro horas esperando a que subieran a rescatarla. Suspendió el tiempo canturrean­do. Bob Marley, Everything’s gonna be alright. Llevaba el móvil a cuestas. Logró sacarlo del bolsillo: habló con Antulio, su marido, que la observaba desde más arriba. Llegó a despedirse. Sentía un dolor insoportab­le en el calcáneo. –¿Aún le duele el tobillo? –No me está doliendo ahora mismo. Pero al final del día...

Pensó que la tela se rasgaría. Seguía preparándo­se para morir.

A mediodía la bajó José, José Marchante.

Sergio Heredia

–Mi primer héroe. –¿Le cambió la vida? –No inmediatam­ente. Pero desde entonces empecé a tomar otro tipo de decisiones.

Hana Kanjaa no ha vuelto a saltar. Un mes después del accidente se quedaba embarazada. Tiene dos hijas, Randa (cinco años) y Sirah (3). Lleva seis años dándole vueltas a las cosas. Lo cuenta en su blog (hanakanjaa.com) y en un libro de éxito, Querida incertidum­bre: te lo debo todo (Conecta). –¿Cómo atreverme a saltar de nuevo? Ahora que soy madre, me parece una irresponsa­bilidad. –¿Y su marido? –Tampoco. –¿Y si algún día se lo pide alguna de sus hijas?

–La animaré al paracaidis­mo. Pero si es salto base, me haré cruces... Intentaré que lo haga desde la conciencia. ¿Sabe? Se dice que el salto base es algo así como un suicidio abortado. Evitas tu muerte abriendo el paracaídas...

–¿Y cómo había llegado allí? –Antes, había hecho de todo. Hana Kanjaa sale de la escasez. Era la mediana entre cuatro hermanos. El padre venía de Marruecos. Llegó a Madrid siendo joven. Tenía un pantalón roto y 600 pesetas en los bolsillos. Son 3,5 euros. Trabajó en lo que podía. Por ejemplo, en la obra del metro de Madrid. La madre les cosía la ropa. –Pero había amor y estábamos unidos. Hana Kanjaa quería ser yuppie. Estudió Publicidad y Relaciones Públicas. Hablaba cuatro idiomas. Fue una alumna brillante. Acabó de camarera, mensajera y teleoperad­ora. También sufrió bulimia. –¿Y eso? –No encontraba mi lugar. –¿Y ahora? –He aprendido a controlar el miedo.

 ??  ??
 ?? DANI LO ?? Hana Kanjaa y su marido, Antulio, a 2.900 m de altura, el día de su boda (2010)
DANI LO Hana Kanjaa y su marido, Antulio, a 2.900 m de altura, el día de su boda (2010)
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain