La Vanguardia (1ª edición)

Líderes negros boicotean que Trump inaugure el museo antisegreg­ación

El congresist­a Lewis, amigo de Luther King, ve un insulto que asista el presidente

- FRANCESC PEIRÓN

Si alguien conjuga en primera persona la lucha por los derechos civiles, ese es el congresist­a John Lewis, de 77 años.

En la cámara desde 1987 representa­ndo a Georgia, fue uno de los trece originales Freedom Riders, los viajeros de la libertad que en 1960 iniciaron la campaña de subirse a los autobuses de manera “integrada”, pasando por estados de la antigua confederac­ión que aún aplicaban la ley que impedía a los negros viajar junto a los blancos. En marzo de 1963, estuvo en Washington junto al reverendo Martin Luther King cuando éste pronunció su famoso discurso del “tengo un sueño”.

Sería largo y prolijo, pero cómo olvidar que la sangre de Lewis también se derramó el domingo

sangriento en el puente Edmund Pettus, aquel 7 de marzo de 1965 en que la policía arremetió de forma salvaje contra los afroameric­anos que trataban de cubrir el trayecto entre Selma y Montgomery, en Alabama.

Medio siglo después, Lewis volvió a cruzar ese mismo puente, todavía bautizado en memoria de un militar surista y dirigente del Ku Klux Klan, cogido del brazo del presidente Obama.

John Lewis, uno de los últimos líderes que aún sobreviven de aquella época, anunció que hoy no estará en Jackson (Misisipi) en la inauguraci­ón del museo dedicado a los derechos civiles, el único en el país esponsoriz­ado en solitario por el estado.

Junto al representa­nte Bennie Thompson (demócrata por Misisipi) emitieron un comunicado en el que señalaron que previament­e a su decisión habían consultado con líderes religiosos, cargos electos, activistas y ciudadanos de sus demarcacio­nes.

“La asistencia del presidente Trump y sus hirientes políticas son un insulto a la gente que se retrata en el museo”, subrayaron.

Recordaron que el presidente puso en el mismo saco a los supremacis­tas blancos que provocaron la muerte de una mujer el pasado agosto y a los que protestaba­n contra la marcha en la que se entonaron consignas nazis y se insultó a los negros.

En su pasado tiene otros hitos racistas. Su padre y él afrontaron un pleito por negarse a vender pisos a afroameric­anos. También publicó un anuncio pidiendo pena de muerte a “los cinco de Central Park”, cuatro negros y un hispano a los que detuvieron en Nueva York por atacar a una mujer y que, tras años en prisión, vieron reconocida su inocencia.

El presidente se desplazó ayer a Pensacola, en Florida, donde anoche ofreció uno de sus mítines. A nadie le pasó por alto la proximidad a Alabama, donde dijo que no iría a hacer campaña a favor del republican­o Roy Moore para la elección al Senado del día 12. A Moore, de 70 años, le acusan ocho mujeres de acercamien­tos sexuales siendo menores. Antes de salir de viaje, Trump tuiteó sin reparo, dadas las acusacione­s, un explícito “vota Roy Moore”.

Hacía poco que el legislador republican­o Trent Frank había anunciado su renuncia por lo mismo. Se une a los demócratas Jonh Conyers y Al Franken.

El presidente hará noche en su mansión de Mar-a-Lago y se desplazará a Jackson. Su portavoz, Sarah Huckabee Sanders, emitió una réplica a Lewis y Thompson.

“Es desafortun­ado que estos miembros del Congreso no se unan al presidente en el homenaje al sacrificio de los líderes de los derechos civiles”, indicó.

El periodista David Weigel ironizó sobre la nota de la portavoz. “Es desgraciad­o que John Lewis no rinda honores a los sacrificio­s hechos por... John Lewis”.

La portavoz expresó su confianza de que otros participen en el reconocimi­ento “a los que eliminaron barreras y unificaron América”. Aseguran que la mayoría de los afroameric­anos en Jackson no aprecian a Trump.

A él tampoco parece preocuparl­e el protocolo más allá de sus intereses. El jueves celebró en la Casa Blanca la tradiciona­l recepción por la fiesta judía de Janucá. Esta vez no recibieron invitación ni los demócratas ni los judíos liberales, que no aplauden su decisión de reconocer la capitalida­d de Jerusalén.

El presidente no invita a la Casa Blanca para la fiesta de Janucá ni a los demócratas ni a los judíos liberales

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MANDEL NGAN / AFP El presidente Trump y el vicepresid­ente Pence, ayer en la toma de posesión de la nueva secretaria de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen

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