Las ventas de abetos se reactivan tras años de crisis
Ejemplares del Montseny nutren el mercado europeo y se exportan también a países como Líbano, Marruecos y Turquía
Los árboles de Navidad que decoran este año la mayoría de hogares catalanes se plantaron hace cinco años en la zona montañosa del Montseny y les Guilleries, lugar que se ha convertido en el principal mercado de abetos para el sur de Europa. En los peores años de la crisis económica, entre el 2008 y el 2012, siete de cada diez ejemplares cultivados en esta zona tenían como destino países europeos, principalmente Francia y el Reino Unido. Ahora, la cifra se ha revertido y el mercado nacional es el mayoritario para la asociación de Cultivadors d’Arbres de Nadal Associats de Catalunya (Canac), que agrupa a más de una treintena de productores que venden al por mayor a centros de jardinería y mercados como Mercabarna. El sector confía en superar las ventas del año pasado, próximas al millón de ejemplares. Entre los países a los que se exporta, también destacan Marruecos, Italia e incluso Turquía y el Líbano, al margen de Francia y el Reino Unido.
Los productores constatan que han dejado atrás los años de recesión económica y la dura competencia que le supuso la irrupción de los árboles de plástico. Para ello, los cultivadores han tenido que hacer mucha pedagogía. “Antes la gente pensaba que el abeto natural se iba a talar al bosque con el consiguiente impacto forestal que eso suponía. Esta idea ya ha pasado a la historia y la población entiende que son árboles de cultivo y que su compra es la mejor opción ecológica”, explica el presidente de la Canac, Albert Gallifa.
Localidades como Sant Hilari Sacalm, Arbúcies, Espinelves y otras poblaciones del Ripollès y Osona disponen de viveros donde se cultivan hasta siete especies distintas. Las variedades más populares son la Picea excelsa , la más vendida en Europa y la Abeas nordmanniana, la más consumida en España. También tiene su cuota de mercado la Abeas masjoanis, un ejemplar autóctono creado a partir de un abeto del Montseny y otro andaluz, para el que el sector está estudiando la creación de una denominación de origen que dé valor añadido al producto.
Gallifa, que tiene plantaciones en Sant Hilari Sacalm, explica que las condiciones meteorológicas y el clima de la zona, a más de mil metros sobre el nivel del mar, son ideales para el crecimiento de los árboles. “Es un cultivo de secano, aunque agradece el agua en primavera, que es cuando más llueve aquí, y los veranos frescos”, afirma Gallifa. Uno de los momentos más delicados es la plantación de los abetos pequeños. “En ese momento necesitamos que llueva para que los plantones arraiguen bien”, explica.
Otro cultivador de la zona, Santi Valls, constata que en los últimos años se han empezado a notar los efectos del cambio climático. “Las altas temperaturas en verano durante varios días pueden provocar la muerte de
Los árboles que decoran este año la Navidad se plantaron hace cinco en zonas montañosas
hasta un 20% de ejemplares pequeños”, precisa Valls.
Tras el periodo navideño, los productores aconsejan no replantar los abetos sino usarlos como compostaje. “Los abetales se regeneran por sí solos, además la mayoría de veces la gente se equivoca y replanta el abeto en cualquier bosque de encinas, lo que perjudica al ecosistema”, afirma Gallifa. En los últimos años numerosos ayuntamientos de toda Catalunya han puesto al servicio de los ciudadanos puntos de recogida de árboles de Navidad.