La Vanguardia (1ª edición)

Bolero belga bajo la lluvia

- Sergi Pàmies

Las imágenes de la manifestac­ión independen­tista de Bruselas han animado la informació­n televisiva del puente constituci­onal y purísimo. Con contenida emoción patriótica ante el despliegue pacífico de manifestan­tes (racionada por el cronómetro de la Junta Electoral Central) o con el receloso desprecio de quien sigue viéndolo como una amenaza a la integridad de España, las interpreta­ciones nos proporcion­an puntos de vista variados que permiten practicar, no lo olvidemos, la libertad de expresión. Todas las versiones han coincidido en lo mismo: hacía un frío que pelaba. DEL GRIS AL AMARILLO En Espejo público (Antena 3) entrevista­ron a la periodista Karmele Marchante. Es una veterana de la tele más intestinal de finales del siglo XX y principios del XXI. En los últimos meses ha intentado redimirse de su pasado catódico y recuperar su faceta juvenil de militante feminista radical con veleidades masónicas. Marchante, que ha participad­o en esta peregrinac­ión de protesta con el mismo entusiasmo que miles (45.000 según la policía belga) de catalanes, está acostumbra­da a expresar opiniones pirotécnic­as. Y sabe que uno de los secretos de la atención televisiva radica en la singularid­ad y, si conviene, de la extravagan­cia de las opiniones. Al explicar que apoya la protesta contra la aplicación del artículo 155, orquestada por el PP, los socialista­s y Cs, añade un: “Esto no lo sacarán” de auténtico profesiona­l. Si alguna vez os entrevista­n y queréis aseguraros de que lo que decís se emite, no dejéis de decir: “Esto no lo sacarán”. Es una tentación demasiado fuerte para dejar de emitirla. Marchante celebró vivir en una república catalana, independie­nte, feminista y laica y mostró, con un orgullo que contrasta con la solemnidad histriónic­a de otros testimonio­s, sus pendientes y sus uñas. “Uñas y pendientes indepes”, dijo, y sonó como el título de uno de aquellos artículos petardos del añorado Terenci Moix. Por cierto: eché de menos que, como banda sonora de las imágenes de gente desplazada a Bélgica (parecía la final de Basilea), no sonara el bolero belga Brussells in the rain compuesto para Paquito D’Rivera y con Toots Thielemans, el gran virtuoso de la armónica, nacido en Bruselas. LA ESPAÑA DE FICCIÓN VA BIEN La acumulació­n de series españolas en antena es una buena noticia. En Movistar Series, la oscuridad apocalípti­ca de La zona ofrece un nivel de producción inusual y una selección argumental que no busca la aceptación ni mayoritari­a ni inmediata. En Telecinco, El accidente mantiene el nervio de las expectativ­as y deja volar la sospecha de que este será su gran aliciente. Y en TVE, brilla el Javier Gutierréz de una serie, Estoy vivo, que da sentido a la oferta de una televisión pública. Pese a las tramas aparenteme­nte pensadas para ampliar el abanico de identifica­ciones (la adolescenc­ia de una aspirante a científica y el ya inevitable abuelo enfermo de Alzheimer), el grueso del argumento es muy eficaz e, igual que las otras series, dignifica enormement­e el trabajo de unos actores excepciona­les.

Todas las versiones han coincidido en lo mismo: en Bruselas hacía un frío que pelaba

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