La Vanguardia (1ª edición)

La épica del narrador

- Llucia Ramis Barcelona

La última novela de Zadie Smith está narrada en primera persona. Es la primera vez que la utiliza. Dice que la tercera toma una posición formal y se confunde con los principios éticos, está elevada moralmente. La tercera persona tiene el punto de vista de la justicia, mientras que la primera puede ser ilusa, cruel. La palabra “yo” se utiliza cada vez más en los textos literarios. ¿Es por las redes sociales?, pregunta Jordi Puntí en las Converses a La Pedrera. Autores y lectores hemos perdido el pudor. Pensemos en Karl Ove Knausgård. Según Smith, ese yo se ha devaluado, porque todo el mundo comparte los mismos sentimient­os y los expresa en internet. El día de San Patricio, como todos beben, nadie reconoce al alcohólico, explica. Pues bien, el nuevo mundo de selfies e ingeniosos oculta a los narcisista­s.

La forma de relacionar­nos con el libro no sólo ha cambiado en este sentido. Smith sabe que su lector es un cyborg que siempre tiene un iPad a mano, por eso ella no pierde el tiempo en describir unos vídeos que el otro podrá consultar al momento. Por ejemplo, si habla de la primera vez que Michael Jackson hizo el moonwalk, en el 25 aniversari­o de Motown, sabe que el lector irá a buscarlo. Corría el año 1983, Fred Astaire tenía 84, y fue a casa del entonces joven Jackson para que le enseñara el paso. “Me gusta esa curiosidad, esa falta de timidez que tienen incluso los más grandes, para seguir aprendiend­o”, comenta Smith. También le gusta el talento natural. Pero si al principio admiras a los genios, cada vez tienes más simpatía por los fracasos, “nadie aspira a ser Nabokov”. Se aprende de los maestros, pero no se siente con ellos. Publicada por Salamandra,

Tiempos de swing habla de baile, amistad, envidia y adolescenc­ia. “Los autores tendrían que empezar a preguntars­e si esa etapa de la vida sólo les afecta a ellos, o a todo el mundo”, apunta en una tercera persona que la mantiene a distancia. Enseguida recupera el yo, al confesarse voyeur en esa capacidad “de desconexió­n que los escritores tenemos de nosotros mismos para que los demás puedan sentirse como te sentirías si fueras otro”. Smith se dio a conocer mundialmen­te a los 24 años con Dientes

blancos y es sobre todo una teórica de la literatura. Tan aclamada por parte de público y crítica, que asuslatos

“En Inglaterra, dos personas saben a qué mundo pertenece el otro sólo por el acento”, dice Zadie Smith

ta recordar que tiene 42. Da clases en la universida­d de Nueva York, pasa las vacaciones en el londinense barrio de Willesden. “En Inglaterra, dos personas por teléfono saben perfectame­nte a qué mundo pertenece el otro solo por el acento y la manera de hablar”, explica. En Estados Unidos, la clasificac­ión vendrá dada por el color de la piel.

El público es mayoritari­amente femenino. Están la editora Anik Lapointe, la agente Mònica Martín, los organizado­res Antoni Munné y Montse Ingla, Isabel Obiols, Stefanie Kremser, Núria Cots, Anna Guitart, Ester Pujol. El

nombre de la protagonis­ta de

Tiempos de swing no aparece. El de Qué vas a hacer con el resto de tu vida, de Laura Ferrero, sí. Se llama como la autora. Su intención era cambiarlo en cuanto acabara la novela. Pero al final no lo hizo, le explica a Lolita Bosch en la Calders, a rebosar. Han venido la agente Txell Torrent, el escritor Toni Hill, familiares, amigos. Bosch está entusiasma­da. Ferrero acudía al taller de escritura que imparte en la biblioteca Francesca Bonnemaiso­n; el grupo siguió la evolución de la historia hasta que supieron que la publicaría Alfaguara, tras los re-

de Piscinas vacías. Entre el público está la madre de la autora, que no es la borracha que aparece en el libro; sólo se le fue la mano una vez, en París, a los diecisiete años, cuenta Ferrero en Instagram. Y añade que ahora le dice: “Ay, Laura, que pensarán que soy yo”.

Desaprende­r lo aprendido para reconocers­e. Es lo que pretendía el escritor argentino Néstor Sánchez. Había publicado tres novelas, era amigo de Carlos Barral, su agente fue Carmen Balcells. Y, a mediados de los setenta, lo dejó todo para ser vagabundo, primero en California y luego en Nueva York. Bruno Montané y Ana María Chagra, fundadores de Ediciones Sin Fin, acaban de publicar (con un gusto exquisito) su Diario de Manhattan, el único rastro que queda de aquel deambular casi fantasma. Lo presentan junto a Osvaldo Baigorria que, en Sobre Sánchez (Mansalva), le dedica una biografía que es, a la vez, una autoficció­n. Chagra recuerda que, además, Baigorria fue amigo de otro Néstor: Perlongher.

“Me fascinó que el diario de Sánchez estuviera escrito con la mano izquierda, aunque fuera diestro”, comenta Montané ante un público en el que veo a Edgardo Dobry, Marc Caellas, Carmen Pérez, David Castillo, Antonio G. Porta. La idea que tenía el autor, según Baigorria, era quemarlo cuando llegara a las cien páginas. Formaba parte del proceso de toma de conciencia de los propios gestos: no meterse las manos en los bolsillos, no cruzar las piernas. “Para Sánchez, escribir era un acto de orgullo, por eso renunció”, dice Baigorria. Y también: “Sánchez escribía por necesidad y, cuando no tuvo esa necesidad, dejó de escribir”. Cuando alguien le preguntaba al respecto, lo resolvía así: “Se acabó la épica”.

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libros. El catalán Jordi Puntí dialogó con la británica Zadie Smith en La Pedrera, a raíz de la publicació­n de la novela Tiempos de
swing
MÒNICA MARTÍN Tiempos de libros. El catalán Jordi Puntí dialogó con la británica Zadie Smith en La Pedrera, a raíz de la publicació­n de la novela Tiempos de swing
 ?? LL RAMIS ?? Discípula aventajada A la izquierda, Lolita Bosch señala a su antigua alumna Laura Ferrero, que presenta ‘Qué vas a hacer con el resto de tu vida’
LL RAMIS Discípula aventajada A la izquierda, Lolita Bosch señala a su antigua alumna Laura Ferrero, que presenta ‘Qué vas a hacer con el resto de tu vida’
 ?? . ?? En busca de Néstor Bruno Montané, Ana María Chagra y Osvaldo Baigorria, que hablaron del vagabundo y escritor Néstor Sánchez
. En busca de Néstor Bruno Montané, Ana María Chagra y Osvaldo Baigorria, que hablaron del vagabundo y escritor Néstor Sánchez
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