La Vanguardia (1ª edición)

Nubes negras en el horizonte

El Barça sufre la séptima derrota y su futuro en la competició­n es muy complicado

- Barcelona ALFRED BELLOSTAS

No es casual que el Fenerbahçe ganara el último título de la Euroliga. Algunos de sus mejores jugadores (Bogdanovic, Udoh o Dixon) ya no están, pero el conjunto que dirige Zeljko Obradovic continúa siendo temible. Su enorme defensa a partir del minuto 10 le garantizó ayer la victoria ante un Barcelona Lassa que fue claramente de más a menos y queda muy tocado en la competició­n europea cuando todavía quedan 19 partidos por delante. Obligado a reaccionar, el calendario no invita al optimismo con visitas a Madrid, Vitoria y Moscú (Khimki) antes de que acabe el mes. Un escenario difícil para un equipo débil como es el barcelonis­ta cuando aparecen los problemas.

Algo no cuadraba en el guion, pero el Barcelona rompió todos los esquemas en un primer cuarto trepidante en el que anotó los cinco triples que intentó (7/19 al final) y pasó por encima del vigente campeón de la Euroliga. Y es que cuando los blaugrana están inspirados, el espectácul­o visual es muy atractivo, empezando por la rapidez de su juego y terminando por el poderío de Seraphin, que regaló dos mates marca de la casa a los aficionado­s que casi llenaban el Palau. Casi, porque el lleno absoluto es casi imposible si no es el Real Madrid el visitante.

No era normal que los barcelonis­tas ya tuvieran 28 puntos en el minuto 10 ante un adversario con la mejor defensa de la competició­n –70 por encuentro–. Y, claro, el partido dio un giro radical enseguida cuando la intensidad turca fue en aumento. Pressey colocó el 31-24 con un 2+1 en el inicio del segundo cuarto, pero a partir de ahí el bloqueo azulgrana fue notable. Cinco minutos sin anotar dieron alas al Fenerbahçe, que recuperó la iniciativa con un parcial de 0-8 culminado por una canasta de Thompson. Quedaba mucho encuentro, pero el problema residía en que la diferencia entre la aportación del quinteto titular del Barça y los jugadores que fueron apareciend­o era demasiado grande. Y cuando los triples dejaron de entrar –0/6 de los 10 a los 20 m–, la ventaja local se fue esfumando. En el descanso, 38-39, pero la sensación era que el Fernerbahç­e difícilmen­te se dejaría sorprender de nuevo.

Así fue. Al Barça le costó mucho anotar –23 puntos del minuto 10 a 30 contra los 28 iniciales– y ya no volvió a estar por delante ante un rival muy bien dirigido por Wanamaker y Sloukas. Un bloque sin fisuras, con los papeles muy bien definidos y deseo de seguir ganando. Los blaugrana, en cambio, acabaron desquiciad­os, protestand­o mucho –Sito Alonso fue sancionado con una técnica– y viendo cómo la ventaja visitante ascendía hasta el 63-80 muy cerca del final. El Real Madrid, también herido, le espera el próximo jueves en el WiZink Center.

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CHEMA MOYA / EFE Sito Alonso se desesperó en el banquillo

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