Basilea culmina la reforma bancaria a los diez años de la crisis financiera
El FMI, la Comisión y el BCE celebran el nuevo marco y piden su aplicación
Diez años, una eternidad. El pasado jueves se culminaron las últimas reformas pendientes de Basilea III para dotar de mayor fortaleza a la banca y prevenir futuras crisis financieras. Ayer, tanto el Fondo Monetario Internacional (FMI), como la Comisión Europea y el Banco Central Europeo (BCE) se felicitaron del broche final a la nueva regulación y urgieron a su implementación. Con la esperanza acostumbrada en estos casos.
El trayecto de esta nueva tacada normativa ha sido largo y tiene sus orígenes en diciembre del 2007, cuando sonaron las primeras voces para impulsar una nueva regulación internacional. Por aquel entonces ya había estallado la crisis de las hipotecas basura en Estados Unidos pero la pandemia de la desconfianza en un sistema financiero con los pies de barro y el vientre hinchado por los activos tóxicos aun no había causado estragos en los bancos de Nueva York, Londres, Amsterdam, París, Zurich y, por supuesto, Madrid, Barcelona y todas las ciudades donde había cajas de ahorros. Eso llegaría poco después –a partir de septiembre del 2008–, cuando se dejó caer a Lehman Brothers y los bancos centrales tuvieron que salir al rescate con billones de euros, dólares, yenes... Nada pudo evitar la gran recesión, aunque sí el colapso total o el fin del capitalismo gracias a las respectivas máquinas de imprimir billetes.
Esos mismos bancos centrales que ayer estaban tan satisfechos habían fracasado estrepitosamente en los dos primeros intentos de establecer una arquitectura de gestión financiera global acometidos en 1988 y el 2004. Los acuerdos del comité de Basilea –allí se reunían los gobernadores, al abrigo del Banco Internacional de Pagos– fijaron criterios clave como los requisitos mínimos de capital o la forma de evaluar determinados riesgos. Pero sus intentos de poner orden en la selva financiera fallaron. Y lo hicieron con estrépito.
La gran banca europea y estadounidense, como la japonesa, la canadiense y la de los países emergentes se hubiera ido literalcuadamente”. mente al carajo sin las ingentes inyecciones de capital y de liquidez de los bancos centrales del 2008 y 2009 y los años siguientes. El reproche moral por lo acontecido –simultáneo al sufrimiento de los más débiles y vulnerables, que son los que sufren de verdad las crisis– obligó a regular.
Basilea III pretende no repetir errores con la banca. Según el FMI, “proporciona una mayor seguridad de que los riesgos clave a los que estuvo expuesto el sistema bancario en la crisis financiera están siendo abordados ade- El fondo animó a “actuar rápidamente para implementar estas reformas de manera oportuna y de manera consistente”, en línea con las declaraciones del vicepresidente de Estabilidad Financiera, Servicios Financieros y Unión de Mercados de Capital de la UE, Valdis Dombrovskis, que consideró “esencial” que todas las jurisdicciones importantes “implementen todos los elementos de este acuerdo”. Por último, Mario Draghi, presidente del BCE, dijo que las nuevas normas “reforzarán el marco de capital y mejorarán la confianza en los sistemas bancarios”.
Basilea III ayudará a evaluar los riesgos que tienen los bancos en sus carteras de crédito y la capacidad de asumir pérdidas por parte de las entidades si las cosas se tuercen. Las reformas refrendadas por el órgano de vigilancia del Comité de Basilea incluyen la revisión del método para el riesgo de crédito, un método estándar revisado para el riesgo operacional, revisiones del cálculo del coeficiente de apalancamiento y un colchón del coeficiente de apalancamiento para bancos de importancia sistémica mundial, entre otras medidas.
Tras la crisis de las hipotecas basura se vio la necesidad de cambiar las normas El acuerdo final llega muy tarde, pero en teoría a tiempo de evitar otra gran crisis