El violín virtuoso de todas las músicas
NACIDO EN LÍBANO DE FAMILIA ARMENIA Y NACIONALIZADO ESPAÑOL, ARA MALIKIAN ES UNO DE LOS VIOLINISTAS MÁS HETERODOXOS Y ESPECTACULARES DE LA ACTUALIDAD
Viéndole con su gran cabellera, su barba desaliñada, sus ropas y botas vaqueras, sus tatuajes y sus pulseras y anillos de plata vieja uno diría que bien podría tratarse de un rockero, vertiente heavy metal. Pero Ara Malikian es un músico de formación clásica, ganador de prestigiosos concursos de violín, que ha actuado con destacadas orquestas y directores y que ha grabado buena parte de las obras para el instrumento más complicadas técnicamente –los Caprichos de Paganini, las Sonatas y Partitas de Bach, piezas de Ysaye y Sarasate...–.
Claro que Malikian es mucho más que un destacado músico clásico. A diferencia de la gran mayoría de sus colegas, él es capaz de interpretar los más diversos estilos musicales con el mismo virtuosismo, emoción y despliegue de energía con el que aborda a Vivaldi o Falla. Así, se ha convertido en uno de los violinistas más heterodoxos y espectaculares de la actualidad, que actúa con éxito por todo el mundo con su grupo de músicos.
La vida de Malikian, nacido en Beirut pero de origen armenio, está unida al violín desde antes incluso de nacer. “Mi abuelo no era músico, pero un amigo le regaló un violín y así pudo huir de la persecución turca de los armenios haciéndose pasar por miembro de una orquesta. Agradecido a ese violín, quiso que mi padre fuera violinista y él comenzó a enseñarme a mí de niño con ese mismo instrumento, que aún conservo”.
El padre de Malikian era gran amante de la música clásica, pero las dificultades en Líbano le llevaron a tocar sobre todo música tradicional armenia y árabe, llegando a ser acompañante de la célebre cantante libanesa Fairuz. Malikian bebió de esa triple influencia y a los 15 años –fue la persona más joven en conseguirlo hasta entonces– accedió con una beca a la escuela superior de música de Hannover y luego completó sus estudios de violín en la prestigiosa Guildhall School londinense. “Durante mis años de formación, para ganarme la vida también me dediqué a tocar en cabarets, donde me pedían todo tipo de música, y en bodas judías. Yo no soy nada practicante, aunque se supone que mi religión es la cristiana ortodoxa armenia. Pero en Alemania me veían cara de judío y así empezaron a pedirme que amenizara bodas judías tocando música klezmer y temas yiddish, que, junto con la música zíngara, son de los repertorios de música para violín más importantes y que más me inspiran”.
A finales de 1998 Malikian se afincó en Madrid. “Me había dejado mi pareja y se quemó mi piso en Alemania por un cortocircuito, así que decidí hacer un cambio. Había estado en España haciendo algunos conciertos y me había gustado, así que decidí probar suerte en Ma- drid”. Pronto su gran preparación le valió ser contratado como primer violín de la Sinfónica de Madrid, la orquesta del Teatro Real, puesto que mantuvo durante ocho años.
Nacionalizado español, Malikian ha combinando sus trabajos como solista junto a orquestas sinfónicas con otras muchas colaboraciones de lo más diversas: con el guitarristas de flamenco José Luis Montón, con los bailaores Joaquín Cortés y Belén Maya, con el grupo de rock Extremoduro, con el rapero Nach, con el Ensamble Nuevo Tango, con el aclamado espectáculo de música y humor de la compañía Yllana PaGAGnini, con los compositores de música de cine Alberto Iglesias o Pascal Gaigne...
Finalmente, hace tres años decidió dejar de trabajar con orquestas, abandonar el circuito tradicional de conciertos de música clásica, del que no tiene muy buena opinión. “Mucha gente sigue viviendo de él y lo respeto, pero es un mundo cerrado, mafiosillo, lleno de prejuicios, arrogancia, reglas anacrónicas... Las orquestas trabajan como funcionarios, a los directores se les idolatra como si fueran dioses...”.
En su intento de llegar a la elite de ese mundo, Malikian reconoce haber sufrido menosprecio y racismo: “El chiste más habitual era: ¿qué llevas en el estuche, un violín o un kaláshnikov? Y, claro, ¡cómo va a tocar bien a Bach un libanés!... Finalmente me di cuenta de que había otra manera de hacer música, un mundo más libre en el que he encontrado mi voz y mi felicidad”.
En su gira actual Malikian combina sus propias obras, de las que dice que “son como yo, tienen influencias de muchos lugares y culturas”, con piezas de Bach o Paganini y versiones de temas de Bowie, Hendrix, Radiohead o Paco de Lucía. En los primeros meses del 2018 le esperan conciertos en Pekín, Shanghai, Londres, Berlín, Buenos Aires y Moscú, pero antes, en Navidad, volverá actuar en Barcelona (26 y 27 de diciembre, Auditori Fòrum) y Madrid (29 de diciembre, WiZink Center).
“El de la música clásica es un mundo cerrado, ‘mafiosillo’, lleno de prejuicios, arrogancia, reglas anacrónicas...” En Navidad vuelve a Barcelona y Madrid con un concierto en el que mezcla a Bach y Bowie con obras suyas