Herralde, premiado: “Mi deseo es seguir pasándolo bien”
Jorge Herralde, editor, fundador de Anagrama
Jorge Herralde, mito viviente de la edición y constructor de buena parte de nuestra memoria sentimental como lectores, recibió anoche el premio Atlàntida, que otorga el Gremi d’Editors de Catalunya, como reconocimiento a su trayectoria. Unas horas antes, habló con este diario en su despacho de Anagrama, la editorial que fundó en 1969.
A estas alturas, ¿esto es un premio más? Nunca he visto estas cosas con tanta displicencia. Jamás he buscado los premios, pero hay algunos que me son especialmente gratos, por ejemplo los que dan los libreros o este, del gremio de editores pero votado también por los colaboradores literarios.
¿No cita las máximas distinciones de los estados francés o británico, que también tiene?
No quiero abrumarle.
Anagrama nació como una editorial de ensayo de izquierdas... Pero mi primera vocación fue ya de editor literario, en proyectos que se frustraron a lo largo de los 60. En octubre de 1967 me fui a ver a mi amiga Esther Tusquets, porque me iba a París a ver a editores. Esther llamó a Beatriz de Moura, que trabajaba entonces con ella, y me hizo una carta muy mona para François Maspero, editor fundamental de la izquierda francesa, diciéndole: “Tienes que recibir a este gran amigo nuestro que quiere ser nuestro
petit Maspero”. Pero no estaba, debía de haberse ido al Congo o Cuba.
Ahora vuelve a estar de moda la no ficción política... En los años 70, lo que me parecía más urgente era incorporar todas las corrientes de pensamiento no publicadas en España, como el estructuralismo, la antipsiquiatría, Wilhelm Reich, Althusser, Foucault, etcétera... Sufrí secuestros, juicios, libros prohibidos, toda la martirología de la época. Pero, incluso en ese principio, la literatura estuvo presente en algunas colecciones, medio aplastada por el alud de ensayos. Publiqué a surrealistas franceses, Gombrowicz, Lorenzo Villalonga, los sonetos de Shakespeare traducidos por García Calvo, Enzensberger... pero sí, hasta 1976 o 1977 lo fundamental fue el ensayo. Luego, hubo el famoso desencanto, que hundió el libro político, los lectores vieron que sus pronósticos radicales no se habían cumplido y se fueron a India o a Goa. Y los políticos se dedicaron a ingresar en los partidos establecidos que hoy conocemos.
Ese cambio de orientación suyo, de lo ensayístico a la literatura, coincide con la autodestrucción de Carlos Barral... Lo de Barral fue un despilfarro de capital simbólico, por hablar como Bourdieu. En los 50 y 60 fue la gran editorial en lengua española, con un catálogo extraordinario. Pero se peleó con la familia Seix y montó Barral Editores, que duró unos años pero sin el esplendor de los 60. La trilogía Lumen-Tusquets-Anagrama emerge ahí, toma el relevo.
Ha vivido cambios enormes en el sector pero que parecen no haberle afectado. Anagrama sigue ahí, mientras otros han caído o se han vendido a grandes grupos. Nuestros primeros diez años fueron de crisis permanente, hasta finales de los 70. Desde entonces, siempre hemos tenido beneficios. dos grandes editoriales de aquella época, Planeta y Plaza y Janés, no tenían excesiva curiosidad para incorporar a nuevos autores, y el trío del que le hablo, nosotros, Lumen y Tusquets, pudimos jugar la Champions a pesar de ser más pequeños. Y, creciendo, Anagrama se metió cada vez más en América Latina, ya desde los años 70, y desde el 2000 editando directamente allí. A diferencia de los grandes grupos, nosotros publicamos todo nuestro catálogo en todos los países, mientras que ellos sólo publican fuera de su país a las grandes estrellas, confinando a los escritores locales a un área reducida de influencia. Pero, desde enero de este año, Feltrinelli tiene la mayoría de las acciones de Anagrama. No han interferido. Han confirmado a las personas que yo designé: Silvia Sesé como directora literaria y Oriol Castanys como gerente. Ellos deciden. Anagrama funciona de modo independiente. Cosa lógica, porque si la empresa va bien y no precisa de inversión, mejor no tocarlo. Hay gran sintonía con Carlo. Yo aconsejo, soy memoria histórica... pero todo lo que tenía que hacer en el mundo de la edición ya lo he hecho. Mi único deseo es seguir pasándomelo bien en la editorial y, de paso, ayudar a Sesé y Feltrinelli.
Claudio López de Lamadrid recordó que ya no son ustedes una editorial independiente. Ya lo leí en La Vanguardia. Me pareció de una suspicacia excesiva, no tiene nada que ver pertenecer al monstruo –en el sentido de enorme– Bertelsmann, que ser comprado por un grupo familiar de Milán, que tiene una editorial no tan disímil de Anagrama.
¿Es verdad que el mundo editorial es víctima del procés?
Decir eso me parece un poco trucuLas
INICIOS “En los 70, lo urgente era traer las corrientes de pensamiento no publicadas en España”
EL ‘PROCÉS’ “No me extraña dónde estamos, habida cuenta del bajo nivel intelectual de muchos políticos”
ESCRITORES QUE SE VAN “Si no hubieran lanzado opas hostiles a mis autores, habría hecho mal mi trabajo”
lento, pero sí es cierto que desde septiembre ha habido un bajón espectacular del consumo en las librerías. En medio de este frenesí informativo, este torbellino emocional, este mundo anfetamínico, ¿quién se encierra a leer pacíficamente en su casa a Robert Musil?
¿A los editores qué les conviene que pase en las elecciones catalanas? Respetando mucho las ilusiones y emociones y entusiasmos de la gente, hay cosas muy obvias. Una, el principio de realidad, que decía Freud, o la correlación de fuerzas, en términos marxistas. No parece viable el independentismo, aunque sea algo durísimo de aceptar. La mitad del país no es independentista, y eso lleva a una fractura social. Todo esto ha sido alentado por la catatonia de Rajoy en los últimos cinco o seis años, veía cómo en la calle había millones de personas creyendo fervientemente en la independencia de Catalunya y él como si oyera llover. No me extraña nada, habida cuenta del bajo nivel intelectual de muchos de los políticos del Gobierno de Madrid y de los independentistas.
¿Sabe lo que votará el jueves? Estoy decidido. Optaré por lo que juzgo que es el mal menor, sin énfasis. Me siento en contra de Rajoy y su inmovilismo y en contra del hooligan de Puigdemont. No lo considero equidistancia, es como el libro de Unamuno Contra esto y aquello. Soy anti-Rajoy y anti-Puigdemont.
Ahora publica en catalán... ¡Ahora no! Una de nuestras primeras colecciones fue en catalán, fue un desastre económicom aunque publicó muy buenos títulos. Estuvimos también quince años con la colección Anagrama/Empúries y, una vez se enfrían las relaciones con Planeta, decidí publicar directamente en Llibres Anagrama.
Con ya autores catalanes, no sólo traducciones. ¿Cómo le va? Tal como funcionan estas cosas. Sin grandes alborozos, pero con algunas buenas sorpresas.
Acaba de volver de Estocolmo, de la entrega del Nobel a Ishiguro. Hay varios Nobel en nuestro catálogo: Kazuo Ishiguro, Patrick Modiano, Kenzaburo Oé, Seamus Heaney, Derek Walcott e incluso Gabriel García Márquez, de quien tengo mi novela suya favorita, El coronel no tiene quien le escriba.
También se le han llevado a algunos de sus grandes autores. Si no me hubieran lanzado opas hostiles, querría decir que he hecho mal mi trabajo, que no habría creado autores tan apetecibles como para que se me los intentaran llevar pagándoles anticipos muy altos, que no tienen absolutamente nada que ver con las ventas posibles. Estos días se publican las listas de los mejores libros del año, y hay varios de Anagrama, pero también vemos a exautores de Anagrama que ahora están en grupos: hay una editorial que luce a Pisón, Vila-Matas, Auster... pero en esas listas no cuenta con autores descubiertos por ellos.
¿Se siente como el Barça con Neymar? En el fútbol es la época de los jeques árabes y los magnates chinos o rusos. Hay fenómenos análogos en la edición.