La Vanguardia (1ª edición)

Crece la entrada de inmigrante­s por mar a España

En este año ya se han contado más de 21.000 entradas frente a las 13.000 del 2106

- ADOLFO S. RUIZ Sevilla

Por decisiones de diversos países, Argelia y Túnez han quedado casi como las únicas vías de escape de los emigrantes subsaharia­nos que intentan llegar a Europa y eso ha aumentado el número de entradas a España por mar, que se han doblado este año en relación con el 2016.

La pinza se cierra sobre los inmigrante­s subsaharia­nos que intentan llegar a Europa huyendo del hambre y la violencia en África. Como si de una operación militar se tratara, miles de personas permanecen atrapadas entre Marruecos, por el oeste, y Libia, por el este. Desde hace unos meses las únicas vías que permanecen abiertas parten de Túnez o Argelia. En línea recta desembocan en Cerdeña, Baleares, Murcia, Alicante, Granada y Almería.

Nunca hasta ahora se habían producido tantas llegadas de inmigrante­s a estas zonas como en el año que ahora termina. España es la ruta de entrada a Europa por vía marítima que más ha crecido en el 2017, un fenómeno que ya se empezó a detectar el año pasado. Lo más probable es que la llegada de inmigrante­s irregulare­s sea, al finalizar el año, más del doble que en el año 2016. Según datos de Frontex, a finales de noviembre se contabiliz­aban 21.100 entradas por mar frente a las 13.000 del año anterior. La mitad de estos inmigrante­s son marroquíes y argelinos y la otra mitad subsaharia­nos.

En Italia, por el contrario, las cifras van a la baja ya que en lo que va de año se ha producido un descenso del 21% en las entradas (116.400 frente a los 182.000 del 2016). La mayoría de quienes llegan a las costas italianas son nigerianos, seguidos por los procedente­s de Guinea Conakry, Costa de Marfil y Bangladesh. La entrada por Grecia se ha desplomado un 79% por el acuerdo firmado entre la UE y Turquía (37.900 entradas frente a las 174.000 del año pasado), la mayoría de estos inmigrante­s proceden de Siria, Iraq y Afganistán.

“Las rutas de la inmigració­n cambian cada cierto tiempo porque hay muchos factores que influyen, especialme­nte la presión que los países ejercen o dejan de ejercer sobre esas rutas en un momento determinad­o”, señalan fuentes policiales españolas. En estos meses, el Gobierno marroquí ha ido desplazand­o a los migrantes hacia el este, hacia Argelia, mientras las diversas facciones armadas libias hacían lo propio con estas personas, empujándol­as hacia el oeste. Argelia y Túnez quedaban como únicas vías de escape.

Por ello la ruta del mar de Alborán, 60 millas náuticas (111 kilómetros) entre las costas de Almería y Granada y las de Argelia se ha convertido en la principal área de trabajo y preocupaci­ón de las fuerzas de seguridad españolas y los equipos de salvamento. La corriente migratoria que comenzó en Canarias hace 25 años se trasladó luego al estrecho de Gibraltar y ahora se desplaza hacia las costas más orientales. Y ahí entran en juego Murcia, Alicante, Valencia y las Baleares.

De momento, Marruecos prosigue con su colaboraci­ón con España y periódicam­ente desaloja a los miles de subsaharia­nos que se concentran a las puertas de Ceuta y Melilla, empujándol­es hacia el desierto argelino. A pesar de los métodos poco contemplat­ivos de los gendarmes y miembros de las fuerzas auxiliares marroquíes, en ocasiones el flujo de llegada es de tal volumen que vuelven a ser miles los que esperan su oportunida­d a las puertas de las dos ciudades autónomas.

Por lo que respecta a las vías de inmigració­n ilegal que salían de Libia, el nuevo Gobierno italiano ha cambiado de política. Ahora ha decidido pagar a los diez gadafis que controlan el país para que sus respectiva­s milicias ejerzan de policías e impidan la salida de los inmigrante­s con destino a Europa. Una labor por la que Italia estuvo pagando durante años al auténtico Gadafi, pero que se vino abajo con el caos que se extendió por el país desde la caída del dictador en el año 2011. Ahora es

Decisiones de Italia y Marruecos sitúan a Túnez y Argelia como únicas vías de salida Miles de personas aguardan una ocasión a las puertas de Ceuta y Melilla

frecuente la peregrinac­ión de reyezuelos libios por Italia, donde son recibidos con honores y reciben aportacion­es económicas suculentas para su labor de policía.

Militares españoles inmersos en la operación Sophia de la UE reconocen que “los libios están siendo capaces de resolver el problema por sus medios, aumentando la seguridad en sus aguas territoria­les”. Medios cuya legalidad y humanidad están muy lejos de ser mínimament­e aceptables para los estándares humanos, como se ha puesto de manifiesto con las recientes denuncias de venta de personas como esclavos en diversas ciudades libias.

Empujados por el este y el oeste, a los inmigrante­s únicamente les queda la vía de salida argelina o tunecina. Un camino que hasta hace unos meses era poco usado porque allí abundan los bandidos, ladrones y asesinos. Un trayecto donde la vida no vale nada.

Aunque el 95% de los inmigrante­s irregulare­s que llegan a España por vía marítima son subsaharia­nos y únicamente un 5% magrebíes, en los últimos meses dos acontecimi­entos políticos han incrementa­do los deseos de estos últimos de llegar a Europa, especialme­nte a Francia o Bélgica, que son los puntos de destino de la inmensa mayoría de los magrebíes que se exponen a cruzar el Mediterrán­eo.

En Marruecos la revuelta del Rif ha empujado a centenares de jóvenes a salir del país para escapar de una represión feroz que se ha abatido sobre los participan­tes en las manifestac­iones que conmociona­ron durante semanas al país. Muchos están siendo condenados a duras penas de prisión, entre los cinco y los 25 años, por el simple hecho de haberse manifestad­o.

En Argelia, por otro lado, la situación política y económica es de absoluto estancamie­nto. El presidente Buteflika está muy enfermo, con frecuencia corren rumores de que ha muerto, pero se aferra al poder con uñas y dientes. El recuerdo de la terrible violencia que asoló el país a finales del siglo pasado se mantiene vivo en los argelinos y nadie da un solo paso fuera del tiesto. Pero Buteflika ya no tiene la capacidad de sacar al país de su actual parálisis y miles de jóvenes no encuentran ante sí otro futuro que escapar a Europa.

El 95% de los recién llegados por vía marítima son subsaharia­nos Represione­s políticas y críticas situacione­s económicas empujan a los jóvenes a emigrar

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JON NAZCA / REUTERS Un policía conversa en el puerto de Málaga con un inmigrante de un grupo llegado en una patera y que fue rescatado por un barco

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