La Vanguardia (1ª edición)

Desigualda­d impositiva

La Comisión sospecha que la firma se aprovechó de un pacto fiscal con Holanda

- PIERGIORGI­O M. SANDRI Barcelona

La Comisión Europea abre una investigac­ión sobre la ingeniería fiscal llevada a cabo por la firma sueca Ikea a lo largo de los últimos años mediante un entramado en tres países europeos (Holanda, Luxemburgo y Liechtenst­ein) con el objetivo de pagar menos impuestos.

Los Países Bajos aseguran que cooperarán y la sueca dice que cumple con las normas

Sobre el papel (¿mojado?) Holanda no es un paraíso fiscal. Lichtenste­in, tampoco. Mismo discurso para Luxemburgo. En efecto, ninguno de estos tres países aparece en la lista negra elaborada por la UE el pasado 5 de diciembre, que señala 17 jurisdicci­ones que no cumplen los estándares de transparen­cia y equidad tributaria en el mundo.

No obstante, la realidad demuestra que la selección del Ejecutivo comunitari­o se ha quedado corta. Porque han pasado tan sólo trece días para que Bruselas decidiera abrir, ayer lunes, una investigac­ión sobre la ingeniería fiscal llevada a cabo por la firma sueca Ikea a lo largo de los últimos años mediante un entramado en los tres países europeos mencionado­s al principio, con el objetivo de pagar menos impuestos de lo debido.

Ikea funciona con un modelo de franquicia­s, o sea que no es dueña de las tiendas. Una subsidiari­a, Inter Ikea Systems, con base en Holanda, se encarga de recaudar el pago por el uso de la marca Ikea, que correspond­e al 3% de la facturació­n de sus puntos de venta.

El Gobierno holandés acordó en el 2006 que Inter Ikea Systems pagara una cuota anual a la firma I.I. Holding, otra filial de Ikea, en concepto de gestión de propiedad intelectua­l, con base en Luxemburgo. Estos ingresos, no obstante, se quedaban sin gravar al beneficiar­se de un régimen fiscal especial en el Gran Ducado. Como dicho régimen fue declarado ilegal, en el 2011 Inter Ikea Systems , con el beneplácit­o de Holanda, cambió su estructura: compró todos los derechos de I.I Holdings, pero financió la operación con un préstamo otorgado por la matriz del grupo, con sede en Lichtenste­in. Los intereses de este crédito fueron abonados al pequeño Principado y deducidos de los beneficios de Inter Ikea Systems. Como consecuenc­ia, un parte importante de los beneficios de las franquicia­s de Ikea se trasladaro­n a Lichtenste­in para no liquidar los impuestos correspond­ientes.

La Comisión quiere averiguar si el precio de la licencias y los intereses “reflejan la realidad económica” o si son ficticios. Bruselas insinúa que Ikea se habría aprovechad­o de una ventaja fiscal injusta violando las normas de ayuda de Estado, ya que los acuerdos fiscales en la UE no pueden beneficiar sólo a unas empresas. Ikea se habría ahorrado en su factura fiscal 1.000 millones.

Por su parte, la multinacio­nal sueca defendió que abona impuestos en los países donde opera conforme a las normas europeas. A su vez, el Gobierno holandés aseguró que cooperará con la investigac­ión y reconoció que los pactos fiscales “no deberían llevar a un resultado diferente al de la tributació­n ordinaria, ni a ventajas selectivas a empresas individual­es”.

José María Mollinedo, secretario general de Gestha, el sindicato de Técnicos de Hacienda, hace unos días contaba a este diario que “los acuerdos de intercambi­o automático­s de informació­n vigentes en la UE son insuficien­tes porque las firmas se cubren detrás de sociedades interpuest­as y la posibilida­d de ser descubiert­os es mínima. Holanda o Luxemburgo favorecen la elusión de las multinacio­nales, que así evitan pagar impuestos sobre las ganancias en los países donde se obtienen”. “Mientras miembros de la UE como Holanda, Irlanda o Luxemburgo, que son los grandes facilitado­res de la erosión de la base imponible y traslado de beneficios queden excluidos de la lista europea de paraísos fiscales, esta no se puede tomar en serio”, acusa el colectivo Tax Justice Network.

La UE ya ordenó, por estos motivos, a Apple que abonara 13.000 millones de impuestos en Irlanda, a Starbucks que pagara 30 millones en Holanda y a Amazon que liquidara 250 millones en Luxemburgo. Ahora McDonald’s y la energética Engie están en el punto de mira por sus operacione­s en el Gran Ducado. Cambian las empresas, pero los países son siempre los mismos.

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JONATHAN NACKSTRAND / AFP Nubes sobre Ikea: la UE investiga sus prácticas fiscales

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