Trump marca una estrategia de competencia con Rusia y China
El cambio climático deja de ser una amenaza para la seguridad nacional
Una cosa es repetir el mantra del “América primero” y otra encajar el contenido de ese lema nacionalista siendo Estados Unidos la mayor potencia terrestre.
Trump explicó ayer los trazos del primer plan de su estrategia de seguridad nacional, en que citó a Rusia y China como “dos rivales poderosos que desafían la influencia de Estados Unidos, sus valores y su riqueza”. Mientras que a los aliados en general los describió más bien como un club de millonarios al que EE.UU. les paga las facturas de sus aventuras.
En este documento de 68 páginas se excluye de la lista de peligros los efectos del cambio climático –una cuestión que Barack Obama marcó en el 2015 como una de “las amenazas urgentes y crecientes” y que Pentágono sigue creyendo que es una idea válida–, circunstancia que consolida el “aislacionismo” expresado al abandonar el acuerdo de París. El presidente lo calificó de “carísimo para los ciudadanos estadounidenses”.
No es más que un aspecto de un planteamiento que ratifica el giro al legado multilateralista y que pivota en la victoria de noviembre del 2016 como respuesta “al fracaso” de sus antecesores.
“Nuestros líderes se implicaron en la reconstrucción de naciones en el extranjero y fallaron en rehacer y provisionar nuestro país, subrayó con tono mitinero.
“Una nación sin fronteras no es una nación”, remarcó en su media hora de discurso –en el que otra vez se le secó la boca y paró a beber–, en una intervención con dos tercios de acto de campaña –a vueltas con el muro, la reforma del sistema migratorio, sus “enormes” logros– y el resto dedicada al asunto en sí mismo.
“Por primera vez, la estrategia estadounidense reconoce que la seguridad económica es seguridad nacional”, sostuvo.
La nueva hoja de ruta, avanzadas por el presidente en discursos en la asamblea de las Naciones Unidas, en Europa y Asia, lleva a la defensa unilateral de la soberanía, incluso comprometiendo las alianzas –OTAN– que han caracterizado la política exterior estadounidense desde la guerra fría.
Tras referirse a la amenaza de “regímenes deshonestos” –ya había criticado a Corea del Norte y los tratos previos con Irán o Pakistán–, Trump anunció la implicación “en una nueva era de competición” frente a Rusia y China.
Esto no quita que Estados Unidos intente conseguir “una gran
El presidente, al que se le secó la boca de nuevo, sostiene que “la seguridad económica es seguridad nacional”
asociación con ellos y otros países, pero siempre que se protejan nuestros intereses nacionales”, indicó el presidente.
Como ejemplo aludió a la colaboración de la CIA con las autoridades rusas, que permitió abortar el pasado fin de semana un atentado en San Petersburgo y que llevó al presidente Vladímir Putin a llamar a Trump para agradecerle la ayuda. “Pero, aun buscando esta cooperación, siempre nos mantendremos firmes, como nunca había ocurrido antes”.
Según el documento, Estados Unidos confronta en China, con la construcción de islas, y en Rusia, con su estrategia en Crimea y Ucrania, a dos “gobiernos revisionistas” que tratan cambiar el estatu quo. Por lo general en detrimento de los intereses de los norteamericanos.
En su intervención de este lunes en Washington, el presidente aseguró que su estrategia “incluye planes para contrarrestar amenazas modernas, como el peligro cibernético y los ataques electromagnéticos”.
Su sentencia no incorporó referencia alguna al gran caso que ha vivido este país, con la interferencia de los espias rusos en las elecciones estadounidenses del pasado año. En el documento se asegura que Rusia interfiere en la política interior de los países. Este sobrio análisis tampoco considera la alarma del Rusiagate.