Frente contra el 155
El bloque soberanista cierra filas en contra de la intervención de la Generalitat a pesar de las diferencias sobre cómo superar la situación
A veinticuatro horas del cierre de la campaña electoral más atípica vivida en Catalunya desde la reinstauración de la democracia en España, el último debate televisivo entre los aspirantes a hacerse con las riendas de la Generalitat se convirtió en un cruce de acusaciones sobre quién recaía la responsabilidad de la aplicación del artículo 155 de la Constitución. Y en este sentido partidos independentistas y constitucionalistas se culparon mutuamente de la situación creada, mientras los comunes intentaron repartir responsabilidades a los dos lados. Quedó clara, en todo caso, la existencia de un frente soberanista contra el 155, más allá de las recetas para superarlo.
Jordi Turull (Junts per Catalunya), Marta Rovira (ERC), Inés Arrimadas (Cs), Miquel Iceta (PSC), Xavier Domènech (Catalunya en Comú), Xavier García Albiol (PP) y Carles Riera (CUP) protagonizaron anoche un intenso debate en TV3, en el que muchos de los candidatos utilizaron la expresión “golpe de Estado” para referirse a lo ocurrido en Catalunya. Turull y Riera, por ejemplo, lo atribuyeron al Gobierno español, mientras Albiol lo achacó al bloque independentista y subrayó que éste había sido en realidad el motivo por el que el exconseller de Presidència había entrado en prisión. Hubo reproches sobre lo ocurrido el 1-O y también sobre la existencia de “presos políticos”, que para unos existen y para otros no.
En el diagnóstico de la situación hubo disparidad de criterios, pero todavía más si cabe en las soluciones para superarla. Turull fue quien defendió con mayor vehemencia que la única salida posible para no legitimar el 155 era la restitución del “Govern legítimo” y, por tanto, del 130.º presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont. Algo que Arrimadas le afeó que ni tan siquiera Oriol Junqueras compartió. Y, aunque Rovira instó a la líder de Cs a no hablar en nombre del presidente de ERC, la realidad es que evitó entrar en la cuestión planteada por el representante de Junts per Catalunya. Riera también guardó silencio en este aspecto, mientras Iceta remarcó que las elecciones del 21-D debían servir para escoger al 131.º presidente de la Generalitat y no para restaurar al 130.º. Un aspecto que también compartió Domènech al mostrar su convencimiento de que “ahora toca superar esta etapa en positivo”. Y por descontado Arrimadas, para quien es absolutamente necesario “pasar página de la pesadilla del proceso”.
En este debate contrastó el lenguaje utilizado por los diversos candidatos. Riera habló constantemente de república, mientras Arrimadas acusaba a los partidos independentistas de “vivir en la burbuja del proceso” y les instaba a “bajar a la realidad”. Rovira, por su parte, intentó reivindicar la obra de gobierno, y en este sentido no rehuyó el choque ni con Albiol ni con la líder de Cs, que en algunos momentos fue de alto voltaje. Uno de ellos, por ejemplo, el referido a la inmersión en la escuela y a si los maestros deberían seguir cumpliendo el requisito de conocer el catalán para ejercer en Catalunya. Extremo que Arrimadas no acertó a contestar y sobre el que Iceta le echó un capote –que a Domènech no le pasó en absoluto inadvertido– para subrayar que por supuesto que debían conocerlo.
Esta solidaridad dentro de los bloques fue, de hecho, la tónica general del debate. No fueron bloques monolíticos, pero en un lado y en el otro evitaron las discrepancias internas y primaron ante todo dejar en evidencia y buscar las debilidades del adversario.