La Vanguardia (1ª edición)

Una fuente de conflictos

Problemas y protestas por el internamie­nto de 500 simpapeles en la cárcel de Archidona

- ADOLFO S. RUIZ Sevilla

Protestas, motines, expulsione­s, investigac­iones judiciales... la decisión del ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, de concentrar a medio millar de inmigrante­s, en su inmensa mayoría de procedenci­a argelina, en el centro penitencia­rio Málaga II, ubicado en la localidad de Archidona, ha suscitado reacciones de todo tipo dentro y fuera de los muros de la prisión, habilitada provisiona­lmente como centro de internamie­nto de extranjero­s (CIE).

La avalancha de pateras que se lanzaron al mar de Alborán y llegaron al puerto de Cartagena, hace ahora algo más de un mes, desbordó al Gobierno, que no contaba con tal circunstan­cia en un momento en el que todos los centros de la península están al límite de su capacidad.

Algunas oenegés han denunciado la presencia de al menos dos menores de edad entre los internados, pero el Defensor del Pueblo andaluz, Jesús Maeztu, confirma que “ya no hay menores” en Archidona porque “uno no se ha identifica­do finalmente como menor y el otro ya ha entrado en el servicio de protección de menores de la Junta”.

Desde que el Gobierno tomó la decisión de usar un centro penitencia­rio, cuya construcci­ón había finalizado hacía cinco años pero que hasta ese momento permanecía vacío, para internar a los inmigrante­s, las polémicas se han sucedido.

Una magistrada de Vera (Almería) aceptó iniciar una investigac­ión para dilucidar si la Policía cometió delito de falsedad documental. La juez Carmen Martínez quiere saber concretame­nte si existió infracción penal cuando la Policía solicitó a la magistrada que la sustituía provisiona­lmente, Mónica Villena, autorizaci­ón para el “internamie­nto cautelar en el CIE de Archidona de varios inmigrante­s”.

El sindicato de funcionari­os de prisiones Acaip, que presenta la demanda, subraya que Málaga II es un centro penitencia­rio y no un CIE, como alegaba la Brigada Provincial de Extranjerí­a de la Policía Nacional. El sindicato denunciant­e considera que se pueden haber facilitado “datos falsos” a los jueces para que estos autorizara­n el internamie­nto de los inmigrante­s “en una cárcel”, que es como aparece el centro de Archidona en el Boletín Oficial del Estado.

Las circunstan­cias y las condicione­s en las que se encuentran los 500 inmigrante­s han sido también objeto de continuas polémicas. Mientras las asociacion­es de defensa de los derechos humanos claman contra la situación, de la que destacan la falta de servicios básicos como el agua o la comida, el delegado del Gobierno en Andalucía, Antonio Sanz, insiste en que “se están cumpliendo todos los derechos y las garantías que amparan a los inmigrante­s”, y asegura que “no existen deficienci­as en los servicios prestados”.

La realidad es que los internados han protagoniz­ado varios motines por diferentes motivos, si bien ninguno de ellos ha llegado a ser de gravedad. Las protestas por la situación de verse encerrados se han unido en los últimos días al inicio de las deportacio­nes. Al menos ochenta personas han sido identifica­das y devueltas a Argelia.

El Gobierno utiliza como centro de internamie­nto una prisión que estaba sin inaugurar

Decenas de personas a bordo de vehículos recorriero­n el domingo los cinco kilómetros que separan Archidona del centro penitencia­rio y se congregaro­n en el exterior del edificio para reclamar su liberación.

La Plataforma Ciudadana contra el CIE de Archidona, creada para la ocasión, defiende el derecho de estas personas a emigrar. “Nosotros queremos que sean bienvenido­s y no estamos de acuerdo con las deportacio­nes”, asegura uno de sus portavoces.

Los sindicatos de funcionari­os de prisiones, representa­dos por CC.OO., UGT y Acaip, se concentran hoy frente al centro penitencia­rio como protesta.

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JORGE GUERRERO / AFP Una mujer protesta contra el internamie­nto en Archidona

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