La Vanguardia (1ª edición)

El farmacéuti­co Sherman y su esposa murieron por estrangula­ción

La policía sospecha que el farmacéuti­co Sherman mató a su esposa y luego se suicidó

- MARINO RODRÍGUEZ Barcelona

Estrangula­miento. O más concretame­nte “compresión del cuello por ligadura”. De ese manera murieron el multimillo­nario canadiense Barry Sherman, de 75 años, fundador y presidente de la poderosa farmacéuti­ca Apotex, y su esposa Honey, de 70 años, hallados sin vida el viernes en su mansión de Toronto por el agente inmobiliar­io encargado de vender la propiedad.

La causa de la muerte la hizo pública ayer la policía de la localidad canadiense después de que se le practicara la autopsia a los cadáveres, mientras un portavoz afirmaba que no se preveía que hubiera nuevas informacio­nes en un corto plazo, ya que se estaba tratando de determinar “si una o ambas muertes fueron en realidad homicidios”.

La muerte de los Sherman sigue pues envuelta en el misterio, aunque esa declaració­n final parece estar en línea con lo publicado por algunos medios canadiense­s el sábado y el domingo citando anónimas fuentes policiales cercanas al caso.

Según esas fuentes, los cadáveres al parecer fueron hallados colgados de una balaustrad­a de la estancia de la piscina cubierta de la mansión de los Sherman y no se había encontrado ningún indicio de robo en la propiedad ni de acceso forzado a la misma, siendo la principal hipótesis la de un asesinato seguido de un suicidio. O sea, Barry Sherman pudo asesinar a su esposa y colgar su cuerpo y luego ahorcarse a su lado.

El sábado, cuando aún no se había desvelado que la causa oficial de la muerte fue la de “compresión del cuello por ligadura”, los hijos de la pareja hicieron público un comunicado en el que se oponían con dureza a la mencionada tesis: “Estamos conmociona­dos y creemos que es irresponsa­ble que fuentes policiales hayan supuestame­nte informado a la prensa de una teoría que ni la familia ni sus amigos o colegas creen que es cierta”, sostenían, para pedir a continuaci­ón una “exhaustiva investigac­ión” por parte de la policía para arrojar luz sobre “estas muertes trágicas”, ya que “nuestros padres compartier­on un entusiasmo por la vida y un compromiso con su familia y comunidad totalmente incompatib­les” con los rumores sobre “las circunstan­cias que rodearon su muerte”, concluían.

Al respecto de las misteriosa­s muertes, los medios locales han subrayado también que tanto Barry Sherman como su empresa habían estado envueltos los últimos años en varios litigios judiciales con fa- miliares y otras farmacéuti­cas, y que él y su esposa habían puesto a la venta la gran mansión en la que vivían hace sólo un mes por 7 millones de dólares canadiense­s (4,6 millones de euros).

La imprevista muerte de Barry y Honey Sherman ha sacudido los círculos políticos, económicos y filantrópi­cos de Canadá. Hasta el primer ministro Justin Trudeau, cuya formación política, el Partido Liberal, recibió cuantiosas donaciones de la pareja, emitió un comunicado lamentando su muerte y elogiando “su visión y espíritu”. Barry Sherman fundó la farmacéuti­ca de medicament­os genéricos Apotex en 1974 con sólo dos empleados. En la actualidad la empresa tiene 11.000 y unas ventas anuales de más de 2.000 millones de dólares canadiense­s en 45 países.

La de Barry Sherman era una de las principale­s fortunas de Canadá, con un valor estimado de 4.800 millones de dólares canadiense­s (unos 3.200 millones de euros). El matrimonio era también uno de los mayores filántropo­s del país, con cuantiosas donaciones a hospitales y grupos judíos.

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THE GLOBE AND MAIL / JANICE PINTO / REUTERS Honey y Barry Sherman, en un evento de recaudació­n de fondos de una entidad judía en Toronto en el 2010
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