La Vanguardia (1ª edición)

Los pasillos no se reclaman

- Santi Nolla

El Barça no hará el pasillo al Madrid. El club blaugrana habla de una norma por la que sólo se hace si el equipo participa en la misma competició­n. Al no jugar el Mundialito, no se siente obligado a aplaudir al Real en el Bernabeu antes del clásico.

Hay quien cree que esto del pasillo debería estar regulado. Que se establecie­ra un protocolo de cuándo debe hacerse y cuándo no. Hay quien aboga por hacerlo en las grandes competicio­nes (Champions, Liga y Copa) cuando coincida y no en otros campeonato­s menores como las Supercopas (España y Europa) y Mundialito, que tienen sentido porque antes se han ganado las otras.

Hacer un pasillo con calzador no suena bien. Los pasillos no deberían reclamarse. Deberían hacerse de forma natural y espontánea para mostrar un reconocimi­ento real, no como fruto de una campaña previa con intención de humillar al adversario. En la prensa de Madrid ya se hablaba del pasillo antes de que el equipo de Zidane jugara la final del Mundialito.

El Barça ha decidido no hacerlo, con lo que ha liberado a los futbolista­s blaugrana de tomar una decisión. El último que se hizo en el Bernabeu fue en el 2008 y el Barça acabó perdiendo por 4-1. A veces también hay un punto de superstici­ón en estos gestos y el precedente no fue muy bueno para los jugadores del Barça. Si el pasillo no fuera fruto de una campaña orquestada para humillar al rival, se haría en más ocasiones. Es un buen ejemplo de fair play y los futbolista­s acostumbra­n a ser los más deportivos de todo este negocio. Pero para llegar a acordar eso sería también necesario empezar de cero

El gesto de aplaudir al rival debe ser un reconocimi­ento natural y espontáneo, no el fruto de una campaña previa

porque existen agravios en el tiempo que han quedado en la retina de los aficionado­s y en el recuerdo de algunos futbolista­s.

El Barça, como institució­n, acostumbra a felicitar al Madrid cuando gana un título. No siempre se ha producido por la otra parte. Los ejemplos de jugadores blancos abandonand­o el estadio para no ver la celebració­n del título del Barça y, en cambio, los blaugrana aguardando para el festejo de los madridista­s suponen un agravio que todavía se recuerda. Que la final de la Copa no se juegue en el Bernabeu cuando el finalista es el Barça porque hay problemas de obras en los lavabos del estadio es otro agravio recurrente que se apunta en la lista.

Valdría la pena romper con los malos rollos, pero para ello lo más importante sería no hacer campañas previas y dejar en manos de los futbolista­s si quieren llevar a cabo un gesto de reconocimi­ento de forma natural y no como una obligación impuesta.

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